" (...) Preocupado Schmidt por el malestar y la antipatía que inspiraba
Alemania a sus socios europeos —“todos nuestros superávit son déficit de
otros países, nuestras exigencias a los demás son sus deudas”— dirigió
un doble mensaje que tiene enorme actualidad.
A sus conciudadanos les dijo que la reconstrucción que los alemanes
habían llevado a cabo en las últimas seis décadas había sido acompañada
por el esfuerzo del resto de los europeos, por lo que “tenemos razones
para estar agradecidos. Al mismo tiempo tenemos precisamente la
obligación de honrar la solidaridad recibida ejerciendo la solidaridad
con nuestros vecinos”. (...)
¿Qué tiene esto que ver con la política de su sucesora la canciller
Merkel, su ministro de Finanzas, Schäuble, o sus correligionarios
Gabriel y Schulz? En medio de la tensión de estos días se ha hecho
pública la carta a Merkel de cinco economistas muy reconocidos,
que es de justicia subrayar. Piketty, Rodrik, Sachs, Flassbeck y
Wren-Lewis afirman que las cosas no podían haber ido peor con la
aplicación en Grecia de las políticas de austeridad lideradas por
Alemania y avaladas por Bruselas.
Además de abrazar el sentimiento
último de palabras de Schmidt (en la década de los cincuenta Europa se
fundó sobre la condonación de las deudas pasadas, sobre todo las
alemanas), los economistas hacían la siguiente analogía: a Tsipras se le
pide que se ponga una pistola en la cabeza y apriete el gatillo.
Desgraciadamente, la bala no sólo acabará con el futuro de Grecia en
Europa sino que tendrá un daño colateral: acabar con la eurozona como
paradigma de esperanza, democracia y prosperidad.
¿Empieza una nueva etapa en Europa? A partir de ahora los dirigentes
comunitarios habrán de hacer superar a los ciudadanos la tremenda
sospecha instalada en parte de la opinión pública de que lo ocurrido
buscaba desplazar al Gobierno griego y sustituirlo —¡otra vez!— por una
administración de tecnócratas; que a través de Grecia los halcones
pretendían encontrar un precedente para otros países con problemas
(incluida la propia Francia); y que no les gusta nada que ante
decisiones clave, esos mismos ciudadanos puedan tomar directamente la
palabra. Esto es lo que queda. " (
Joaquín Estefanía , El País,
12 JUL 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario