"No digan ustedes que no les avisé. Hace dos semanas anticipé que alguno
de aquellos que nos recetaron sangre, sudor y lágrimas saldría a la
palestra a decirnos ahora que el sistema de pensiones de reparto no da para más. Dicho y hecho.
El inefable Luis María Linde, actual gobernador del Banco de España,
salto al ruedo con un repertorio de argumentos “muy científicos”, a la
sazón chascarrillos de taberna, para decirnos que el sistema de
pensiones de reparto no da para más, y que es necesario completarlo con
planes de pensiones privados.
Nos referimos al mismo “patriota” Linde, que hará unos meses, en otra
conversación de café, afirmó que "no tenía sentido llamar austeridad a
la corrección de desequilibrios insostenibles" y actuar para corregirlos
era "patriotismo".
Sus afirmaciones, como las actuales, denotan un
profundo desconocimiento de la realidad económica patria y de la
abundante evidencia empírica existente ya en contra de sus
recomendaciones.
Empieza a ser cansino, y hasta cierto punto hilarante, el análisis
económico y las recetas que suelen ofrecer cada equis tiempo los
distintos gobernadores del Banco de España.
Afirman, sin despeinarse,
que “hay que ajustar precios y salarios para incrementar la
productividad, y este es el único camino a corto plazo para impulsar y
recuperar la competitividad de la economía española”.
Y como
consecuencia lógica de las recetas implementadas en base a estas
recomendaciones, la renta de los jubilados supera por primera vez a la
de los trabajadores. Y luego nos dicen que el problema es el actual
sistema de pensiones de reparto, cuando son ellos quienes lo hacen
insostenible.
Banco de España, a lo suyo, supervisar
La disección sobre la actual situación económica de Luis María Linde, además, es cuanto menos parcial.
Y es que a fecha de hoy, desde las distintas posiciones de la élite
dominante patria, se sigue sin decir la verdad a los españoles. La
situación de nuestro país bajo la actual dinámica es insostenible.
Tenemos un volumen de deuda privada y pública que no se va a poder pagar.
Lo que empezó siendo un problema de deuda privada acabó contaminando
definitivamente a la deuda pública, consecuencia de la socialización de
ciertas pérdidas ajenas. Esta situación se ve corroborada si analizamos
la Balanza de Pagos, donde nuestra deuda externa neta se encuentra en niveles récord histórico. Las dinámicas de deuda de nuestro país, en definitiva, son más que preocupantes. Pero de ello ni pío.
Además, el señor Linde debería saber, y llegado el momento explicarnos al resto de los ciudadanos, por qué las entidades bancarias españolas van a necesitar recapitalizarse aún más en los próximos años. Desde Europa, pero también desde el Banco Internacional de Pagos, más conocido por su acrónimo en inglés BIS, se pide corregir ciertas deficiencias en la fijación del capital, especialmente de ciertos bancos sistémicos patrios. (...)
Las instituciones financieras monetarias patrias, desde finales de
2008, han más que triplicado su posición de deuda soberana hispana,
hasta casi los 370.000 millones a finales de 2014. Recuerden que el
acuerdo tácito de las élites incluía una cláusula según la cual el
Estado rescataba el sistema financiero patrio con dinero de los
contribuyentes, y a cambio éste se convertía en el gran financiador de
nuestras administraciones públicas.
Con los nuevos límites algún que
otro banco sistémico deberá vender varias decenas de miles de millones
de deuda soberana, de manera que el nuevo gobierno que salga de las
urnas en noviembre, además de recibir como herencia para el período
2016-2010 unos brutales vencimientos de deuda del Estado, superiores a
los 350.000 millones de euros, se encontrará con este nuevo
contratiempo.
Pensiones, deuda y rescates
En este contexto, el hecho de que las rentas de los pensionistas hayan superado a las rentas de los trabajadores se debe exclusivamente a la implementación de las políticas económicas de los últimos ejecutivos.
Son tremendamente deflacionistas, con nulo impacto en el proceso de
acumulación de capital y que además han hundido aún más la tasa de
natalidad.
Por lo tanto, los problemas asociados al actual sistema de
pensiones público de reparto, y que se deberían atacar, son otros: el
estancamiento del crecimiento de los salarios, la desigual distribución
de la renta, el hundimiento de la población activa, y la caída de la
productividad.
Los Bancos Centrales, tras ser uno de los grandes responsables de la
crisis sistémica, propugnaron rescates bancarios con dinero público,
desplegando a su vez una política monetaria que solo ha generado más
inflaciones de activos, aumentando con ello la desigualdad, pero con un
nulo impacto en la generación de renta.
A fecha de hoy seguimos
pagando las consecuencias de su mala supervisión e intervención del
sistema bancario y su absoluto desconocimiento de las dinámicas de deuda
privada y de la naturaleza endógena del dinero. Por eso, a veces, lo mejor es estar callado." (Juan Laborda, Vox Populi, 27/06/2015)
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