2.9.15

¿Que país que también suscribió voluminosos préstamos será el próximo? Muchos han indicado que será España... ya se advierten indicios de que los acreedores reaccionan con pánico al resultado electoral griego

"El pueblo griego no sólo ha hablado, ha gritado. Más de seis de cada diez votantes han dicho no. Hay que preguntarse, en consecuencia, qué significa esto y qué sucederá a continuación. La cuestión presenta un doble significado. (...)

Las circunstancias atenuantes son que los acreedores tendieron la trampa en la que han caído los griegos. Ofrecieron préstamos cuando deberían haber sabido que los prestatarios tenían escasas posibilidades de devolverlos. 

En ocasiones, en Grecia como, por ejemplo, en América Latina, los agentes bancarios incitaron a suscribir préstamos porque obtenían primas y bonificaciones por propiciar oportunidades de negocio. Es una práctica bancaria corriente. Otros préstamos fueron suscritos por razones polí-ticas. Algunos incluían cláusu-las y apartados relativos a la “seguridad”.

Los griegos, por supuesto, son “culpables” de aceptar los préstamos. Deberían haber sido conscientes de lo difícil que sería devolverlos. Algunos, prudentemente, rehusaron, pero cuando los préstamos auspiciaron temporalmente un cierto auge económico, casi todo el mundo se dejó llevar por la euforia. 

Tras años de lucha, pobreza y confusión dio la sensación de que amanecía un nuevo día. Una “pompa” de expectativas parecía haber cambiado las reglas del juego. En consecuencia, tanto el Gobierno como el pueblo cayeron en la trampa financiera. Y no sólo los griegos. Otros considerables prestatarios incluyeron a los gobiernos de España, Portugal, Italia e Irlanda. Este factor motiva que la crisis actual sea algo más que una crisis únicamente griega.

En el plano internacional, ya se advierten indicios de que los acreedores reaccionan con pánico al resultado electoral griego. Si un país que suscribió notables préstamos no atiende sus obligaciones y deja de pagar -se preguntan-, ¿que país que también suscribió voluminosos préstamos será el próximo? Muchos han indicado que será España. 

Al parecer, una parte de los acreedores considera que los movimientos populares se asemejan a la coalición de grupos que apoyan al primer ministro griego, la Syriza de Alexis Tsipras. A los banqueros, probablemente, no les importa la política o la ideología, sino que temen la confusión y las turbulencias. Son bien conocidos por su actitud de prudencia. 

Y la prudencia inclina bien a no conceder nuevos préstamos o bien a reclamar los ya concedidos. Esta circunstancia podría lesionar intensamente la economía española, en la que ya en el año en curso casi uno de cada cuatro trabajadores no podría encontrar trabajo.

El momento de peligro es evidente. ¿Qué cabe decir del momento de la capacidad de gobierno? Irónicamente, aunque los acreedores no parecen haberlo entendido todavía, el voto del no podría salvar al euro, salvar a Grecia y, posiblemente, salvar a España, a Italia, a Portugal y a Irlanda. ¿Cómo es eso?

Ello es así porque, una vez garantizado el apoyo en su país, el primer ministro Tsipras puede permitirse ahora negociar un acuerdo razonable. Y, tras constatar que Tsipras no puede ser derrocado ni eludido, la coalición de la canciller Merkel y el presidente François Hollande y sus aliados son conscientes de que deben negociar un acuerdo razonable si están dispuestos a salvar al euro y posiblemente a la Unión Europea.

¿Dónde confluyen ambas fuerzas? Aunque existen detalles de notable complejidad, el meollo del asunto resulta razonablemente sencillo. En primer lugar, Grecia no puede atender el pago de la enorme deuda en un futuro previsible. Esto podría haber sido verdad si los griegos hubieran votado “sí”. 

Dicho con claridad, el FMI, el BCE y otros acreedores deben condonar una buena parte de la deuda griega. Elegirán probablemente disfrazar la “condonación” calificándola de extensión de los plazos a un futuro lejano. (...)

En segundo lugar, si pretende sobrevivir de forma aceptable y posiblemente a evitar incluso un conflicto civil, Grecia necesitará cierta financiación adicional de urgencia. La victoria electoral de Tsipras le posibilitará inclinar ligeramente -pero no mucho- su postura en cuestiones como las propias del Estado de bienestar. 

Al mismo tiempo, la desesperación pública -al tiempo que se agotan los fondos y escasea incluso la comida- le impulsará a llegar a compromisos mientras pueda y permanezca en el cargo.

Por su parte, los acreedores encontrarán fuertes incentivos para ayudar, dado que un colapso total de la economía griega levantaría el espectro del colapso de otras economías de la UE y el peligro, en última instancia, de un colapso de la Unión Europea y de una caída del euro. Esperemos que los gobernantes sepan guiarnos en los próximos días y semanas"             

(El ‘no’ puede salvar al euro, a España, Italia, Portugal e Irlanda, de William R. Polk en La Vanguardia, en Caffe Reggio, 07/07/2015)

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