"(...) una investigación publicada en la revista Nature mostraba que para mantener el calentamiento global
por debajo de los 2º C (el límite generalmente aceptado para impedir
alteraciones catastróficas), un tercio de las reservas conocidas de
petróleo, la mitad de las de gas natural y más del 80% de las reservas
de carbón deberían quedar bajo tierra y no ser utilizadas antes de 2050. (...)
La transición energética basada en la eficiencia y las energías
renovables debería ocupar ya un puesto preeminente en la agenda política
por derecho propio. (...)
Afortunadamente, el cambio de modelo energético tiene también la
facultad de convertirse en palanca de cambio para transformar aspectos
fundamentales de nuestro modelo socioeconómico, y de
sintonizar con preocupaciones más tangibles e inmediatas de la
población.
Los detalles pueden variar fuertemente entre países, y a
partir de aquí nos centraremos en España, aunque algunas de las
conclusiones pueden ser generales.
Así pues, ¿por qué una transición energética en España? Daremos tres conjuntos de razones.
En primer lugar, el paso de la crisis financiera mundial, que en
España provocó también el estallido de nuestra gigantesca burbuja
inmobiliaria, deja un panorama desolador. La tasa de desempleo es
superior al 20% y nos encontramos con un modelo productivo obsoleto,
con sectores antes fundamentales, como el de la construcción, que ya
van a ser incapaces de recuperar su brío y reabsorber la fuerza laboral
expulsada.
En esta coyuntura, la inversión en renovables, por un lado, y
en eficiencia energética, por otro, muestran una combinación de
virtudes sobresaliente: son intensivas en creación de empleo y ofrecen
la posibilidad de conjugar la reactivación económica, el bienestar
social y la sostenibilidad medioambiental.
En segundo lugar, el sistema energético español tiene una naturaleza
oligopólica cuya máxima expresión es alcanzada por el oligopolio
eléctrico. Su poder, consolidado durante la dictadura franquista,
perdura hasta hoy, de manera que las empresas que lo componen han
ejercido una inmensa influencia sobre los sucesivos
gobiernos democráticos.
En este momento, mientras la pobreza energética
afecta a millones de hogares en España, las empresas del oligopolio
exhiben márgenes de beneficio que son aproximadamente el doble que el de
sus homólogas europeas, fruto de múltiples sobrerretribuciones que
ilegítimamente reciben en un sistema eléctrico opaco y en un mercado
eléctrico disfuncional.
El cambio de paradigma en el sistema eléctrico, transitando hacia un
modelo que sitúe en el centro a las energías renovables, puede modificar
la correlación de fuerzas entre las grandes eléctricas españolas y la
ciudadanía, poniendo en manos de esta última por primera vez el control
real de la política energética.
Qué duda cabe de que
muy específicamente la tecnología solar fotovoltaica, con su
espectacular bajada de precio de los últimos años, tiene la capacidad de
resultar disruptiva y convertirse en la cuña que abra la grieta en el
sistema. Gracias a su modularidad, permite una democratización en la
producción de electricidad que tan solo podíamos soñar hace muy poco
tiempo.(...)
Desde este punto de vista vivimos tiempos excitantes y
esperanzadores, pero debemos permanecer alerta para que el potencial del
autoconsumo fotovoltaico como transformador socioeconómico no sea
malgastado: si, por ejemplo, las grandes eléctricas terminan siendo las
propietarias de la mayor parte de los paneles fotovoltaicos de los
autoconsumidores, este viaje habrá quedado a medio camino y habremos
perdido una oportunidad histórica.
En tercer y último lugar, España es un país con una enorme dependencia energética
exterior, la cual alcanza el 80% si se incluye el combustible de las
centrales nucleares.
Es obvio que la soberanía energética debería ser un
objetivo geopolítico irrenunciable, y es obvio el papel que en ello
puede jugar la transición energética hacia un modelo que utilice
exclusivamente, o casi exclusivamente, recursos renovables. (...)" (Iván Calvo y Daniel Carralero, Círculo Economía, Ecología, Energía de Podemos, La Marea, 04/12/15)
No hay comentarios:
Publicar un comentario