El Jurado de la 60ª Edición de la Seminci de Valladolid premió el documental La granja del Paso, de Silvia Munt,
en su sección ‘Tiempo de Historia’. Destacó sobre todo la sobriedad
expresiva y calidad narrativa de la cinta, que consigue transmitir “una
notable información de alto contenido emocional”. La granja del Paso habla de los desahuciados.
En concreto, de los miembros de la Plataforma de afectados por la
hipoteca de Sabadell (Barcelona) con los que la actriz y directora ha
convivido y conversado durante más de dos años. Lo que iba a ser un film
de ficción, hubo que dejarlo en documental por falta de financiación.
Pero eso a Munt ya no le importa. (...)
— ¿Qué te impulsó a hacer un documental sobre un asunto tan explotado por los medios y tan poco glamouroso?
— Llevaba tiempo queriendo hacer algo. Desde que el mundo cambió de
signo y empecé a notar que el suelo se te mueve bajo los pies. Quería
colocar un espejo frente a la realidad, sin interpretarla, sin fabricar
una capa de impermeabilidad que insensibilice a la gente, como han hecho
los medios al tratar el tema. (...)
— ¿Ha valido la pena? ¿Ha cumplido tus expectativas la cinta una vez montada y lista para el público?
— Han sido dos años y pico de acudir a diario a escuchar lo que tenían
que decirse entre ellos, a tratar de comprender las situaciones de cada
cual, a caer en la cuenta de las ideas preconcebidas… (...)
— Dices que te enseñó muchas cosas esta experiencia. Has quedado impresionada.
— He quedado tocada en el buen sentido de la palabra. Ha sido duro,
sí, pero ayudar me gusta. Ser útil me hace crecer. Me dio ganas de creer
en la gente, en la gente unida que lucha por lo que cree justo.
He
visto claramente que la única solución está en la gente unida, en los
movimientos ciudadanos que están agitando las raíces podridas del
sistema y, de paso, se están también sanando a sí mismos: he visto a
personas deprimidas que, después de un tiempo de reuniones y tareas se
han recompuesto y se han hecho fuertes. Eso me ha hecho sentir feliz.
— Estas situaciones se prestan tanto a la demagogia como a la picaresca, ¿no?
— Sí, claro, hay aprovechados que quieren sacar beneficios de la
desgracia ajena. Recuerdo a un espabilado que pretendía abrir puertas
para ocupar casas por 100 euros. Se le mandó fuera rápidamente. También
se han dado casos de personas que, una vez tienen solucionado su
problema, no vuelven a pisar el centro para echar una mano, dejan de
ayudar. Es comprensible, muy humano. (...)
— En un mundo de Black Fridays, ciber Mondays y compras prenavideñas no sé si caben lecciones de austeridad.
— Cuesta ser austera, pero no tanto. Lo que debería estar penalizada es
la codicia. La insaciable codicia. Los venenos están en las dosis, no en
los principios. Comprendo que la gente compre sus cosas de Navidad o lo
que sea. Son los insaciables, que quieren ver crecidas sus fortunas sin
parar, los que sobran. (...)" (Entrevista a Silvia Munt, Cuarto Poder, 03/11/15)
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