"(...) el 15-M, que denunció la falsedad de las instituciones que se definen a
sí mismas como democráticas, indicando que en lugar de representar los
intereses de la ciudadanía tales instituciones representan los intereses
de las grandes empresas financieras e industriales que dominan no solo
la vida económica, sino también la política y mediática del país. La
evidencia de que ello es así es abrumadora. (...)
Tal falta de democracia, que aparece con
toda claridad en España, también ocurre en gran medida en las
instituciones igualmente llamadas democráticas que gobiernan la Unión
Europea, y que incluyen no solo el Banco Central Europeo, sino también
la Comisión Europea, el Consejo Europeo, el Eurogrupo e incluso también
el Parlamento Europeo.
Un ejemplo de ello es lo que ha estado
ocurriendo en los países de la Eurozona durante el periodo de la Gran
Recesión, cuando las clases populares de tales países han estado
sometidas a una serie de políticas públicas que han afectado muy
negativamente su bienestar y su calidad de vida.
Estas políticas
públicas han sido impuestas por la mayoría de gobiernos de la Unión
Europea (UE), altamente influenciados por los grupos financieros y
económicos que dominan la vida económica.
De ahí que las políticas
públicas impuestas por tales grupos (como las reformas laborales) vayan
encaminadas a mejorar los intereses empresariales a costa de los
intereses del mundo del trabajo, con el consiguiente descenso de los
salarios y de la calidad del empleo.
Un tanto semejante ocurre con los
recortes de las transferencias y los servicios públicos del Estado del
Bienestar, que han reducido de una manera muy marcada la protección y la
seguridad laboral y social de la población, significando un deterioro
muy acentuado de la calidad de vida de la mayoría de la ciudadanía.
Un ejemplo de ello es que en pocos días
la Constitución Española se modificó para escribir en piedra en dicho
documento que el Estado español debe tener como primera responsabilidad
en su quehacer cotidiano el pagar su deuda con los acreedores, la
mayoría de la cual está poseída y/o gestionada por las instituciones
financieras dominantes en España y en la UE.
Otro ejemplo de esta excesiva influencia
de los intereses financieros e industriales es lo que ha estado
ocurriendo con la empresa automovilística alemana, Volkswagen. Desde
hace décadas, la comunidad científica internacional que trabaja en salud
pública ha alertado del enorme peligro que representa para la salud de
la población su exposición al muy tóxico dióxido de nitrógeno que se
desprende de la utilización del diesel, siendo los automóviles y
camiones los mayores generadores de dicha contaminación.
En EEUU, donde la protesta frente a esta
situación fue más acentuada que en Europa, el gobierno federal ha ido
presionando para que la dependencia del transporte en el uso del diesel
vaya disminuyendo.
En Europa, sin embargo, la industria del diesel se
sacó de la manga el “nuevo diesel”, promocionándolo como no contaminante
cuando, en realidad, desde el punto de vista de la toxicidad es incluso
peor, debido a que las partículas a través de las cuales tiene lugar la
contaminación son más pequeñas que en el diesel anterior, con lo cual
su entrada y penetración en el cuerpo humano (hígado, riñones, pulmones y
otros órganos) es incluso mayor.
La industria automovilística en
general, y Volkswagen en particular, era plenamente consciente de ello.
Y, por extraño que parezca, las agencias reguladoras de los Estados
miembros de la UE también. No era desconocido que el diesel (incluido el
nuevo) representaba una amenaza mayor para la salud que la gasolina.
En
realidad, el número de muertos debido a la exposición al diesel es
mayor que el número de muertos debido a accidentes de tráfico como ha
señalado Wolfgang Münchau, del Financial Times (09.11.15).
(...) el Parlamento Europeo y la Comisión Europea están trabajando (con la
ayuda del lobby del automóvil) para que sea 128 microgramos por
kilómetro, más del triple de la norma estadounidense. El gobierno
español presidido por el Sr. Rajoy ha sido uno de los gobiernos que han
apoyado con mayor intensidad esta medida. (...)
En Bruselas, donde está la sede de la
Comisión Europea, la presión de estos lobbies es la que configura la
mayoría de normas que rigen la regulación de tales grupos de interés. En
otras palabras, son estos lobbies los que prácticamente escriben las
leyes.
Pero, por si ello no fuera suficiente,
la industria automovilística ha utilizado todos los métodos para
saltarse las normas (ya en sí mucho más laxas de lo que deberían ser). Y
una manera de hacerlo ha sido incluyendo un software que permite
falsificar las pruebas que se realizan para medir el grado de
contaminación en los coches.
En el laboratorio estadounidense donde se
descubrió este software (y dado a conocer el pasado 23 de septiembre) la
tasa real era 40 veces superior a la permitida. La respuesta inmediata
de la compañía Volkswagen, cogida in fraganti, fue que la instalación
del software era desconocida por la dirección de dicha compañía (la
caradura del mundo empresarial no tiene límites) y que solo afectaba a
un número muy reducido de modelos de coche de Volkswagen. En realidad no
eran unos pocos.
Eran nada menos que 11 millones de vehículos, de los
cuales 8,5 millones se habían vendido en la Unión Europea. El Presidente
delegado de la compañía a nivel mundial nombró a un nuevo director que
era el que dirigía la sección Porsche, que se consideraba limpia (hasta
que se descubrió que los Porsche también tenían tal software).
Frente a esta realidad, uno esperaría
que el gobierno español rápidamente hiciera un cambio de la
Constitución, poniendo que la salud de la ciudadanía es el primer
objetivo del Estado por encima de todo lo demás. Le aseguro que ello no
pasará. (...)
Pero usted no verá como el Presidente y el jefe de la oposición se
reúnen con nocturnidad y alevosía para cambiar la Constitución, pues no
se sienten presionados por la población que, en general, ha caído en una
especie de fatalismo. La gente sabe lo que ocurre en el país, y de ahí
la popularidad de los eslóganes del 15-M.
Pero no creen que las cosas
puedan cambiarse, sensación que reproducen los grandes medios de
información y persuasión. Es cierto y es una nota de optimismo que las
recientes elecciones municipales y las últimas legislativas han abierto
nuevas vías y esperanzas que pueden cambiar el escenario. De ahí la
importancia de cambiar urgentemente las instituciones políticas. (...)
La verdad de lo ocurrido, tanto en el caso de la crisis financiera
(donde hemos visto el mayor caso de beneficencia pública a un colectivo
–los bancos-) como en el caso de Volkswagen, ha sido difícil de conocer
debido a que los mayores medios de información y persuasión (todos
ellos, tanto los públicos como los privados) están financiados y/o
influenciados por aquellos intereses.
Hoy la primera reacción de los
Estados y de las instituciones llamadas “democráticas” europeas ha sido
el de proteger, no la salud de la ciudadanía, sino la salud de los
equipos de dirección de la industria automovilística. Y un tanto
parecido ha ocurrido en los mayores medios de comunicación. Y desde
luego, le aseguro que nadie terminará en la cárcel. Y a esto lo llaman
“democracia”.
( Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 28 de enero de 2016, en www.vnavarro.org, 28/01/16)
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