"(...) — ¿Cómo valora el recorrido, hasta ahora, de Podemos y los logros conseguidos?
—
Creo que a Podemos hay que reconocerle que ha mejorado el panorama
político de este país. Empezó como una apuesta de poca gente. Admiro la
osadía que tuvieron esas personas que lo iniciaron, los movimientos
sociales habíamos perdido mucha osadía y creo que otros partidos
también.
Desde la militancia en los movimientos sociales se interioriza
que no se puede salir de pequeños núcleos. En IU había una aceptación de
que lo único que se podía hacer era alcanzar algunos votos más para
tirar algo más del PSOE y eso, en este contexto de crisis total, no era
suficiente.
Unas pocas personas se arriesgaron y se atrevieron a entrar
en terrenos muy hostiles, exponiendo su cuerpo, con un coste personal
enorme, y obteniendo unos resultados que nadie los preveíamos. Ha sido
un proceso tan rápido que veo con preocupación cómo se han ido
desarrollando algunos temas, creo que Podemos ha abandonado la toma de
decisiones colectiva y ha moderado el discurso político.
He ido a muchos
círculos de Podemos a dar charlas y al principio me encontré con mucha
gente ilusionada, dispuesta a poner su fuerza y su activismo para un
proceso de transición, pero ahora ves a gente achicharrada porque se han
producido fenómenos muy verticales en muchos casos, con lógicas
orientadas a la eficacia, sin dinámicas horizontales, así como una
moderación en el discurso…
Ha sido un proceso vertiginoso, han tenido
que conformar las candidaturas autonómicas, entrar en las negociaciones
municipales, crear unas listas para las elecciones generales… Esa
dificultad ha hecho que, en algunos casos, los procesos hayan sido
antagónicos de los que se pretendía inicialmente.
— Usted dijo, recientemente, en un acto por el segundo aniversario de Podemos, que ni este partido ni IU eran las herramientas necesarias hoy. ¿Cómo ve a IU?
— Me sorprende que IU no acabe de ver por dónde tirar. Me parece que
dentro de IU hay gente valiosísima, muy activista, muy bien formada, que
se viene haciendo la crítica de si IU es un instrumento adecuado para
este tiempo y de cómo cambiarlo. No entiendo, con lo que ha caído estos
años, por qué no se acaba de cerrar este debate.
Un movimiento político y
social de izquierdas en este momento necesita una reflexión profunda,
no sólo sobre la corrupción y las defensas sociales de la Educación y la
Sanidad, que es algo importantísimo.
Dentro de poco llegará otra remesa
de recortes de la troika. Nos encontramos con un problema
estructural para asegurar el mantenimiento de las pensiones, el sistema
del trabajo no genera vidas dignas para la gente, estamos en una crisis
económica galopante… Todo eso está ausente en una buena parte del debate
de la izquierda.
Es necesario repensar, ahora que se habla de la lógica
de los comunes: cómo va a ser la vida, justa y equitativa, en un
planeta parcialmente agotado, con un cambio climático en ciernes y un
desequilibrio de poder y unas desigualdades brutales. Me da mucha pena
que IU esté anclada y sea presa de unas estructuras de las que creo que
no saben cómo librarse para repensar una cosa que no sea vieja y que
sirva como instrumento hoy en día.
— Tras este intenso ciclo
electoral, ¿se han vaciado las calles? ¿Se han diluído referentes de los
movimientos sociales en las instituciones?
— Creo que
objetivamente se ha vaciado la calle. No creo que los movimientos
sociales se hayan diluido, están larvados y expectantes. Se ha volcado
mucha gente a construir los cambios en las instituciones, en la dinámica
de los partidos, aunque no se hayan incorporado a ellos.
Han sido dos
años seguidos de elecciones, de un proceso electoral pasábamos a otro y
mucha gente de las mareas y de los movimientos sociales más clásicos
están expectantes para ver qué es lo que pasa ahora. Quiero pensar que
esté latente la movilización. Creo que han habido demasiadas esperanzas
colocadas en las instituciones.
Eso ha llevado a que se ha producido una
simplificación en el análisis, si hace tres años hablábamos de un
cambio en el sistema, de la necesidad de derrocar al capitalismo
neoliberal como forma de organización económica, ahora se ha basado todo
el debate en situarse en contra de la corrupción generalizada y en
apostar por planes de rescate ciudadano, pero sin conectar eso con la
necesidad de transformar el modelo productivo y la forma de organización
económica.
El capitalismo es una racionalidad, que está instalada en la
institución, y cambiando a gente corrupta por gente que no lo es no
derrocas esa racionalidad ni la sustituyes. Tengo la sensación de que el
capitalismo ha salido intacto de este ciclo electoral. Durante la
última campaña electoral no se habló de crisis estructural económica, ni
de los recortes de la troika que están por llegar. Eso me
preocupa. Quien llegue a la institución y pretenda hacer un cambio
radical sólo de la institución, no va a cambiar nada. (...)
— Usted apostó por una confluencia en las municipales en Madrid,
de la que surgió Ahora Madrid. ¿Qué balance hace de la gestión de Ahora
Madrid en el Ayuntamiento?
— Creo que globalmente es
positivo. La Concejalía de Hacienda está haciendo un gran trabajo en
desvelar aspectos relacionados con la auditoría de la deuda, de la que
falta aún la parte más participada. Los presupuestos han sido más
sociales.
Desde el punto de vista ecologista, hay que seguir presionando
para que se cambien cosas, pero he notado una mejoría en políticas para
la calidad del aire, en movilidad y transporte.
El discurso de Javier Barbero
sobre la ciudad de los cuidados me gusta, así como su disputa del
concepto de seguridad: habla de la seguridad como forma de generar
espacio para mejorar la calidad de vida de todas las personas.
Soy más
crítica con el tema de urbanismo, se ha llegado a plantear un tema
contrario al programa de Ahora Madrid. Sí que me parece más
decepcionante el tema de feminismos, se podría hace mucho más, sobre
todo porque desde Ganemos Feminismos habían hecho un trabajo previo
magnífico.
Además, me consta que hay algunas técnicas del Ayuntamiento
que son muy potentes en este tema. Con el tema de los titiriteros, se ha
puesto sobre la mesa un elemento central como es el de la disputa de la
hegemonía, es decir, el crear otros relatos, otras miradas, sobre la
política.
Hay que disputar algunos conceptos que se dan por universales y
que desde la potencia de la institución se pueden cambiar y hacer que
calen de otra manera en la sociedad. Hay que poner en valor conceptos
como solidaridad, redistribución de la riqueza, igualdad,
sostenibilidad… Ese trabajo se me queda muy corto, el de la disputa de
la hegemonía. Me parece que se sigue un discurso más convencional y
menos conectado con esa idea de cambio que podíamos tener al principio. (...)" (Entrevista a Yayo Herrero, activista ecofeminista y militante de Ecologistas en Acción, Sato Días
, Cuarto Poder, en Rebelión, 19/02/16)
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