"“¿Por qué sería conveniente prepararse para la próxima recesión?, se pregunta retóricamente Martin Wolf. “¿Qué está frenando a la economía mundial?”,
indaga Joseph Stiglitz. Janet Yellen advirtió que “la turbulencia
mundial podría golpear el crecimiento”, sugiriendo la intención de la
Fed de postergar un nuevo incremento de tasas de interés. (...)
Las dudas sobre la capacidad de pago del Deutsche Bank
primero y de Société Général de Francia luego, se sumaron a una banca
italiana atrapada en un mar de activos tóxicos, actuando como
propulsores claves de las últimas caídas. (...)
Luego de que Yellen exteriorizara sus temores, el Banco de Suecia volvió
a bajar las tasas de interés dejándolas en un nivel más negativo aún
(-0,5%), con el fin de debilitar su moneda y combatir las tendencias
deflacionarias. Suiza, Suecia, Dinamarca y el Banco Central Europeo,
hace rato que sostienen tasas de interés negativas. La propia Yanet
Yellen sugirió ahora que no las descarta precipitando, como era de
esperar, una nueva caída de Wall Street.
Michael Roberts está en lo cierto: las tasas negativas son resultado de la incapacidad de los tipos de interés cero de cumplir los objetivos de crecimiento e inflación durante los años posteriores a la caída de Lehman. Pero además, las tasas negativas afectan las ganancias de los bancos y contribuyen a explicar el foco bancario de la actual convulsión. Mientras tanto y como también pone de relieve Roberts, Brad DeLong auguraba hace no mucho que “Los economistas del futuro probablemente denominen a esta época como La más larga Depresión”. (...)
Michael Roberts está en lo cierto: las tasas negativas son resultado de la incapacidad de los tipos de interés cero de cumplir los objetivos de crecimiento e inflación durante los años posteriores a la caída de Lehman. Pero además, las tasas negativas afectan las ganancias de los bancos y contribuyen a explicar el foco bancario de la actual convulsión. Mientras tanto y como también pone de relieve Roberts, Brad DeLong auguraba hace no mucho que “Los economistas del futuro probablemente denominen a esta época como La más larga Depresión”. (...)
Las políticas monetarias flexibles y el incremento extraordinario de las deudas –incluyendo el apalancamiento bancario y la continuada vulnerabilidad de la banca europea-,
constituyen fenómenos que acompañaron como la sombra al cuerpo el débil
desempeño de la economía mundial durante los últimos años. Dicho con
mayor precisión y como se manifestó en múltiples oportunidades,
estos mecanismos junto con la vigorosa recuperación de China a partir
de 2010, fueron responsables de que la economía mundial –aún a costa de
un magro crecimiento- evitara una depresión como aquella de la década
del ’30 superando en términos técnicos la recesión de 2008/9. Es cierto
que un mundo inundado de dinero barato no estuvo exento de episodios de
riesgo financiero –tener en cuenta la crisis europea de 2010/13 y
posteriormente Grecia. (...)
Es evidente que un escenario nuevo se está delineando y una explicación
sensata exige volver la vista hacia la correlación entre el mundo de las
finanzas y el mundo de la economía real. Para decirlo gráficamente y en
pocas palabras, China utilizó más cemento en los últimos tres años que Estados Unidos durante todo el siglo XX. (...)
Tampoco parece posible la continuidad de China como el gran motor de la
demanda mundial cuestión que a su vez golpea a Alemania que la emplea
como destino alternativo de los productos invendibles en la Eurozona. El
crecimiento de China a “tasas chinas” actuó como el “costado real” de
masas de dinero barato enviadas al mundo por los países centrales.
Y la
comunión de ambos aspectos –el real y el financiero- garantizaron el
ascenso vertiginoso de los precios de las materias primas y con él, el
crecimiento de los llamados mercados “emergentes” y otros exportadores
de materias primas que a su vez alojaron grandes masas de capital sin
destino en los países centrales.
Este proceso se está revirtiendo y en
su curso parece estar poniendo de relieve el costado “ineficaz” de las
políticas monetarias de los países centrales. Algo de esto parece
verificarse en el incrementode
la Reserva Federal norteamericana de las tasas de interés en “mal
momento” y en los riesgos que ostenta en primer lugar el Deutsche Bank, o
Société Général o los bancos italianos. Otros destinos “reales” del
capital resultan aún insuficientes, como México, o poco probables –al
menos por ahora- como India. (...)
Más allá de los tiempos –impredecibles- y las formas, la conjunción de
estos factores parecería estar augurando algo más que un nuevo episodio
de la crisis. (...)
Más allá de los tiempos –impredecibles- y las formas, la conjunción de
estos factores parecería estar augurando algo más que un nuevo episodio
de la crisis. Si bien hasta cierto punto el proceso que comenzó en 2008 puede periodizarse en fases,
dicha periodización debería evitar una operación sumatoria en la que
cada episodio resulte la expresión fenoménica de un contenido idéntico.
Sobre todo si se tiene en cuenta la definición del apartado anterior
relativo a la sinergia entre lo “ficticio” y lo “real”, deben definirse
-al menos en retrospectiva- dos grandes momentos.
El primero aquel que
se corresponde técnicamente con la Gran Recesión internacional de
2008/9.
El segundo está enmarcado por el concurso entre las medidas
monetarias y el despegue chino. Es el momento en el que se espanta el
fantasma de la Gran Depresión y la recesión se contiene. Por supuesto y
como ya se mencionó, este momento se caracterizó por una debilidad
endémica y no estuvo libre de diversos episodios incluyendo la conmoción
de la banca europea o la inconclusa crisis griega.
Pero si estamos en
lo correcto y lo que se está agotando es aquella sinergia, es muy poco
probable que nuevas medidas monetarias sin la concurrencia de algún
nuevo sector de la economía real, permitan retornar a las condiciones
del momento precedente. Lo que aparentemente se está modificando es el
sustrato –por llamarlo de algún modo- sobre el que se desarrollaron los
acontecimientos desde 2010 a esta parte.
Motivo por el cual, más allá de
los tiempos y las formas que adquiera –insistimos-, parecería ser que
estamos presenciando el inicio de un nuevo momento de la crisis
económica mundial." (Paula Bach , Rebelión, 18/02/16)
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