"La cobertura de lo que está ocurriendo en las elecciones primarias para
el cargo de Presidente de EEUU por parte de los mayores medios de
información españoles es, con limitadísimas excepciones, muy sesgada,
traduciendo la orientación conservadora y/o neoliberal que caracteriza a
la gran mayoría de tales medios. (...)
Hoy, la noticia mayor que existe en EEUU es que un candidato a la
Presidencia del país, que se presenta (sin tapujos y orgulloso de serlo)
como socialista, y que pide una revolución política, utilizando esta
expresión en cada uno de sus actos electorales, está causando un tsunami
político semejante al que ha ocurrido en España con Podemos o con el
candidato laborista británico, el Sr. Corbyn, en el Reino Unido. (...)
El surgimiento de este movimiento antiestablishment, liderado por Bernie
Sanders, tiene características semejantes a lo que ha estado pasando en
España y en Reino Unido, y responde a una situación común en los tres
países: las clases populares están hartas del maridaje entre los
intereses económicos y financieros de las grandes empresas que
constituyen la clase corporativa (the corporate class) por un lado, y
las instituciones representativas por el otro, que las han transformado
en meros instrumentos de tal clase. (...)
La consecuencia de este maridaje entre el mundo del capital y las
instituciones políticas es que las políticas aprobadas por el Congreso
de EEUU (hoy controlado por la ultraderecha estadounidense, financiada
masivamente por los elementos estadounidenses comparables al IBEX-35 de
España), sistemáticamente favorecen sus intereses a costa de los del
mundo del trabajo, que constituye la mayoría de las clases populares de
EEUU. (...)
Resultado de esta situación, la legitimidad y popularidad de las
instituciones políticas están por los suelos. La enorme abstención en el
proceso electoral de la población, (y muy en particular de las clases
populares), es un indicador de esta pérdida de fe en ellas. El “no nos
representan” del 15M tuvo una gran resonancia también en EEUU a través
del movimiento Occupy Wall Street, inspirado, en parte, por el 15M
español.
De ahí que la llamada del candidato Bernie Sanders a una
revolución política que rompa este maridaje entre la corporate class y
las instituciones que se definen, sin serlo, como demócratas, son un
elemento central de su mensaje. Su tesis, fácilmente sostenible, es que
sin tal revolución política no se darán los cambios políticos que está
proponiendo, que son, ni más ni menos, que propuestas características de
la socialdemocracia (...)
Entre las propuestas de Sanders, se
encuentra la de romper con los grandes bancos, dividiéndolos en
entidades más pequeñas que, además, devuelvan el rescate de fondos
públicos que los salvó del colapso (con intereses incluidos) medidas
todas ellas altamente populares.
Tiene también en su programa, como
medidas estrella, hacer una inversión masiva en obras públicas,
facilitando la transición de las fuentes de energía, pasando de ser
fósiles a renovables (proponiendo crear 13 millones de puestos de
trabajo) y establecer una reforma sanitaria, para garantizar la
universalidad del acceso al sistema sanitario (hoy, en EEUU, hay más
muertes por falta de acceso a los servicios sanitarios, y no poder pagar
las facturas médicas, que por Sida).
Y el grado de cobertura sanitaria
es muy insuficiente: el 45% de personas que se están muriendo (es decir,
con enfermedades terminales) expresan preocupación de que no saben cómo
ellos o sus familiares pagarán sus facturas médicas.
Otra propuesta muy popular del candidato
Sanders es llevar a cabo las reformas que permitan el acceso a todos
los niveles del sistema educativo (desde las escuelas de infancia a las
universidades), a todos los niños y jóvenes independientemente de la
clase social de sus padres, medida muy popular y necesaria pues, debido
al enorme encarecimiento tanto de las escuelas de infancia como de las
matrículas universitarias (tanto públicas como privadas), el acceso a
tales centros por parte de las clases populares ha disminuido de una
manera muy marcada. De ahí que el 80% de las personas de 18 a 30 años
apoyaron a Sanders en las primarias de Iowa
(...) según las principales encuestas (la última, Real Clear Politics
Average), el candidato Sanders ganaría a Donald Trump y Ted Cruz -los
dos candidatos republicanos con mayor apoyo electoral- con un margen de
victoria sobre estos candidatos mayor que el sostenido por la otra
candidata del Partido Demócrata, la Sra. Hillary Clinton, que cuenta con
el claro apoyo del establishment del Partido Demócrata. (...)
¿Podrían pagarse las propuestas de Sanders?
Este argumento se reitera
constantemente, en cualquier país, por voces conservadoras y
neoliberales, como objeción a medidas que requieran una expansión del
gasto público social. Es interesante subrayar que nunca se hizo la
pregunta, por parte de las mismas voces que señalan que no hay recursos
para la expansión del gasto social, si el país tenía dinero para pagar
el rescate de sus bancos.
De haberse hecho ésta, se podría haber
contestado ahora de la misma forma. Si el país tuvo dinero para rescatar
a los bancos, también lo tenía para rescatar a la población (y la misma
respuesta aplica a España).
Y en EEUU (y en España) los fondos
existen. Y así lo muestra el candidato Sanders: reduciendo el gasto
militar significativamente, prohibiendo las inversiones de las empresas
(del organismo equivalente al IBEX-35) en los paraísos fiscales haciendo
que paguen impuestos como todos los demás, y aumentado la carga fiscal
de las grandes fortunas, entre otras medidas.
Con ellos se generarían
recursos más que suficientes para asumir tales gastos. La no existencia
de estos fondos ahora se debe a causas políticas (el maridaje poder
económico-poder político) no a causas económicas.
El grupo de economistas del candidato
Sanders ha publicado cómo se pagarían cada una de las reformas que él
propone. Por ejemplo, el programa de universalización de los servicios
sanitarios (conocido como single payer) sustituiría la financiación
privada del sistema sanitario estadounidense (que se basa en el pago de
pólizas a los seguros privados, pólizas que alcanzan unos niveles
prohibitivos para millones de personas y que determina que tengan muchas
dificultades para poder recibir atención sanitaria) por una
financiación pública, de manera que la ciudadanía, en lugar de pagar a
las compañías de seguro privadas (que ofrecen una cobertura
insuficiente), lo harían en una cantidad mucho menor a una agencia
pública, que les garantizaría una cobertura sanitaria completa, tal como
ocurre en Canadá (cuya popularidad del sistema sanitario es mucho mayor
que la del sistema privado estadounidense).
En realidad, los impuestos
para la mayoría de la población no aumentarían, pues la expansión de los
servicios públicos sería a base del aumento de los niveles impositivos
de los billonarios, que hoy apenas pagan impuestos, y cambios en las
prioridades del gasto público, transfiriendo fondos de las áreas
militares hacia las sociales. (...)
¿Permitiría el establisment político-mediático que Sanders fuese Presidente?
Esta observación, procedente de grupos
escépticos en las izquierdas, tiene mucho peso. Es una realidad que el
establishment muestra enorme hostilidad a la candidatura de Sanders.
Hacerse esta pregunta lleva al centro del problema: la captación de las
instituciones democráticas por los intereses económicos y financieros
corrompen el significado de democracia.
De ahí que la llamada a que
cambien las instituciones políticas (y mediáticas) que Sanders define
como Revolución Política sea la misma que la llamada a un nuevo orden
económico, justo y solidario. Y este es el gran reto que hoy tienen
tanto EEUU como España.
Sin lugar a duda, estamos en un periodo
histórico, en el que estamos viviendo el fin de una época con los
albores de una nueva, de la cual no conocemos todavía su posible
configuración.
El enorme enfado de las clases populares puede
canalizarse por fuerzas políticas profundamente reaccionarias (como
Trump en EEUU) o profundamente democráticas (como Sanders). Ahora bien,
el futuro a favor de las alternativas democráticas y progresistas
dependerá de las movilizaciones populares que presionen para que ello
ocurra. Así de claro."
(Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 8 de febrero de 2016, en www.vnavarro.org, 08/02/16)
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