"El sector financiero alemán vuelve a estar en apuros. En esta ocasión no
se trata de la segunda entidad del país, el Commerzbank, que en la
crisis de 2008 requirió un rescate público y el año pasado pagó a EE UU
una multa de 1.400 millones de euros por actividades ilícitas.
La
tormenta afecta ahora al número uno. El Deutsche Bank ve cómo su valor
en Bolsa se desploma, su prestigio se tambalea y su presidente se ve
obligado a explicar lo que parecería obvio: que puede pagar sus deudas.
Los problemas del Deutsche Bank no son nuevos. En realidad, el banco que
financió el milagro alemán de posguerra prácticamente no ha salido del
hoyo desde los días de la crisis financiera, cuando el entonces
presidente de la entidad, Josef Ackermann, celebraba su cumpleaños en
las oficinas de la canciller Angela Merkel, con comida y bebida pagada
por el Erario público.
Era la época en la que Ackermann decía oponerse a
“cualquier negocio que ponga en juego la credibilidad y el prestigio”
del banco. En 2007, la acción del banco superaba los 100 euros. Ahora,
casi una década y una infinidad de escándalos después, pelea por
mantenerse en los 15. (...)
Ya hace tiempo que los inversores estaban intranquilos por la marcha
de la entidad. Unas pérdidas en 2015 de 6.700 millones de euros —las
mayores en la historia del banco—, la supresión del dividendo durante
dos años y el duro plan de reestructuración que tiene por delante no
eran la mejor carta de presentación.
Pero el desplome bursátil de la
semana pasada vino tras las dudas sobre su capacidad para hacer frente a
los denominados CoCos (bonos convertibles en acciones) o el
tamaño de su cartera de derivados. Este pánico fue atajado temporalmente
el viernes, gracias a una operación de autocompra de deuda. Pero los
problemas continúan.
“El Deutsche Bank sufre por su bajo nivel de
capitalización. Un tipo de deuda de baja calidad como los Cocos
es además poco adecuada para reforzar la confianza de los inversores”,
señala Isabel Schnable, profesora de la Universidad de Bonn y asesora
del Gobierno.
Los golpes bursátiles no afectan solo al Deutsche Bank. La acción del
Commerzbank cotiza en torno a los siete euros, algo más de la mitad que
hace un año. Además, desde el año negro que fue 2008, la segunda
entidad del país solo había dado malas noticias a sus accionistas, con
necesidades continuas de incrementar capital y dividendos que no
llegaban.
Sin embargo, el Commerz sorprendió la semana pasada al
anunciar que por primera vez en cinco años había sobrepasado en 2015 la
barrera de los mil millones de beneficio. Con estos resultados, el
Commerzbank traspasaba al Deutsche el dudoso honor de ser el banco que
más preocupaciones despiertan en el país.
La profesora Schnable destaca que las dificultades actuales no son
exclusivas de los bancos alemanes. “Grandes entidades de Italia, Francia
o España muestran situaciones muy parecidas. Juntos a los riesgos por
la débil coyuntura mundial y a los bajos precios del petróleo, se notan
los efectos de los bajos tipos de interés, que merman la rentabilidad de
los bancos y cuestiona su modelo de negocio”, añaden.
Es cierto, pero
también lo es que la semana pasada se hizo evidente la preocupación del
Gobierno por las dificultades que atraviesa la mayor entidad del país.
Porque si el Deutsche Bank tiene problemas, Alemania también los tiene." (Luis Doncel
, El País, Berlín
17 FEB 2016)
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