17.2.16

Seis billones de dólares se colocan a interés negativo... los fondos prefieren perder algo a perder todo en la bolsa

(...) Los inversores están huyendo en manada de las bolsas y de cualquier producto que huela a riesgo. 

Para hacerse una idea, al comenzar el año, 2 billones de dólares (aproximadamente dos veces el Producto Interior Bruto de la economía española) de bonos de deuda de diferentes estados ofrecían un rendimiento negativo, es decir al llegar su vencimiento el inversor recibirá menos dinero del que pagó cuando compró ese título de deuda.

 Ahora, apenas poco más de un mes después, esa cifra se ha multiplicado por tres y alcanza los 6 billones de dólares. Una cuarta parte, y creciendo, de toda la deuda de ese tipo.

Se deduce de ello que muchos inversores, pensemos en grandes fortunas, pero también en fondos de inversión, fondos de pensiones, fondos de reserva como el de la Seguridad Social española, que tienen tanto miedo a acabar desplumados con cualquier otro producto que huyen a la acarrera y aceptan comprar con pérdida asegurada.

Y, aquí viene lo que más preocupa a los ministros del euro, los grandes bancos del Continente, encabezados por el gigantesco Deutsche Bank, que se están descapitalizando atrapados en una espiral que, de no detenerse, puede acabar paralizándolos, bloqueando el crédito y lanzándolos a las puertas de un nuevo Lehman Brothers ocho años después. (...)

Pero el hecho incontestable es que la enorme masa de dinero invertido en deuda soberana renunciando al beneficio refleja la creencia creciente de que la economía mundial avanza de nuevo hacia la recesión, incluso que podría tratarse de una gran deflación, la caída generalizada de precios.

Si esto fuera así, en mayor o menor grado, los bancos volverán a tener muchas dificultades parar cobrar sus créditos a las empresas, algo que ya está pasando ahora con petroleras y siderúrgicas. Y para ganar dinero con tipos de interés negativos como los que se están imponiendo en el mundo. Por eso el duro castigo en las bolsas de las últimas semanas. (...)"          (Manel Pérez, La Vanguardia, 12/02/16)

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