"Los mercados monetarios dieron la bienvenida al Nuevo Año con atípica
pesadumbre. Con buenos motivos. Aun antes de que los mercados chinos
entraran en espasmo el pasado año, el ingreso global (medida en dólares)
declinó por vez primera desde 2009.
Los oscuros nubarrones se hicieron
más oscuros, cuando saltó la noticia de que las empresas chinas andan
ansiosas de préstamos en remnimbis para poder pagar sus deudas en
dólares, en una carrera contrarreloj antes de que una crisis del dólar
se las lleve por delante. (...)
¿Se corre el peligro de otro 2008? Aunque eso no se puede saber, el peligro de una nueva recesión es claro y manifiesto. (...)
Antes de 2008, los déficits gemelos norteamericanos se hallaban en un
equilibrio inestable al absorber hacia EEUU las exportaciones netas
mundiales y el capital excedente necesario para financiarlas.
Ese
extraño mecanismo de reciclaje, así como los flujos de capital hacia
Wall Street que generaba, permitió el frenesí de financiarización que
turboalimentó la deuda privada. Cuando sus burbujas estallaron, el
sector financiero había tenido ya una experiencia a par de muerte, y la
Gran Recesión estaba ya con nosotros.
Además del “generoso” contribuyente y de los enérgicos banqueros
centrales, fueron las economías emergentes las que ayudaron a substituir
parte de la demanda agregada que había “perdido” Occidente. (...)
Aprovechándose de los tipos de interés estadounidenses a cero y
realizando operaciones bancarias fundadas en la creencia de que el dólar
seguiría depreciándose, las empresas chinas, brasileñas, etc. tomaron a
préstamo más de cuatro billones de dólares (véase el informe del Bank for International Settlements).
Ahora
el capitalismo global se ve amenazado por un montañoso mercado
emergente de deuda del sector privado (y por la probabilidad de una
sucesión de quiebras, a medida que suban los tipos de interés y caiga el
remnimbi). Si esto ocurre, ¿pueden esperar las economías emergentes que
Occidente haga de contrapeso equilibrante del capitalismo global, como
hicieron ellas en 2008?
¡De ningún modo! Los
precios de los activos financieros occidentales y la herencia de la
deuda pública que siguió a los rescates bancarios están en alturas
históricas, la Europa austeritaria sigue siendo una exportadora de
deflación y el poco crecimiento generado (por ejemplo, en España, en
Portugal y en Irlanda) he venido de más endeudamiento privado.
Por
último, pero no menos importante, más de cuatro billones de dólares de
ahorro andan brujuleando por las instituciones financieras occidentales,
renuentes a ser invertidos en actividades capaces de producir los
ingresos necesarios para devolver las deudas privadas y públicas.
¿Hay
que tener miedo? Desde luego que sí. ¿Es inevitable un nuevo 2008 a la
vuelta de la esquina? En economía política, nada es inevitable. Salvo la
determinación nuestras clases políticas a optar por el negacionismo
interesado, si la prevención de crisis prevenibles les cuesta la
aprobación de los poderosos." (Yanis Varoufakis , Sin permiso, 31/01/16)
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