"(...) ¿Hay alguien en España, derechista y con patrimonio, incluso con la
senyera puesta a secar en el aseo de la criada en espera de otra
oportunidad, que no vote a Mariano Rajoy? Estuvo sublime.
Mintió a quien
quiso creerle, no pronunció una verdad que pudiera ser avalada ni por
notario amigo, tiene un partido donde la gama de estafadores al Estado
es quizá superior a los tiempos de mi paisano Posada Herrera, y no le
hace ascos a emular a otro paisano suyo del Ferrol.
Todo parecía
preparado para quitarse de encima esos engorros de los debates, y seguir
la caza y la pesca del electorado con más fondos bancarios que
mentales.
Mariano Rajoy estuvo a la altura que se esperaba de él. Muchas cifras:
que es lo que gusta escuchar a los que no tienen ni idea del asunto. Los
enunciados económicos son como los chistes del añorado Eugenio; no
admiten explicaciones. (...)
Pablo Iglesias incluso sabe usar esos instantes, cuando la gente no está
al tanto de si le toca hablar a él o al vecino, para colarse y darle
una trompada al adversario. Pablo Iglesias es listo y cruel, principios
básicos para un futuro político notable. No le falta nada, salvo un
pequeño detalle: no tiene partido, tiene un movimiento. Y eso en
ocasiones es muy bueno y en otras, una fuente de crisis. (...)
El debate-fraude tuvo un jefe, Rajoy. Los demás, aspirantes, sólo él
daba sentido al espectáculo. Fue quien puso las condiciones; dónde
quiero estar, en qué parte debo intervenir el último, y me temo que la
condición de que el asunto de la corrupción pasara de un bocado, como un
rollito de primavera. (Revisen el rifirrafe entre Pablo Iglesias y
Rajoy a propósito de los tribunales tan benévolos con los delincuentes
del PP, y se darán cuenta de que ahí hubo algo confuso.
Mezclando
conversaciones y con la colaboración de Rivera y el desfalco que puso a
las arcas públicas a los pies del FMI –¡la tesis doctoral de Errejón y
la complementaria de Monedero!–. Cada vez detecto en Rivera el
implacable pirata que lleva dentro).
Cualquier espectador sin
prejuicios diría que el debate-fraude se había montado para dejar en mal
lugar al soldado Sánchez. Cuando el que corta el bacalao te pone a su
izquierda, acompañado, para que le echen una mano los Ciudadanos de
Albert Rivera, y de paso marcando una distancia al hombre que desde la
izquierda geográfica le va a estar dando la vara durante toda la sesión
–“¡Tu adversario es Rajoy, tu adversario es Rajoy!”–, tienes los días
contados. Y además corres el riesgo de caerte antes de llegar al listón
de meta.
Después de la experiencia Zapatero, al PSOE no hay ave
del paraíso que pueda convertirlo en un milagro. Es un partido en
decadencia; caerá en junio o en la siguiente, pero ni tiene jinete ni
tiene caballo y le llega la mierda hasta las ancas.
La ocurrencia de
llevar a su esposa para que posara ante los medios, escultural y
deslumbrante, fue la introducción del soldado Sánchez repitiendo como un
mantra: “El PSOE es el partido de las mujeres”. Debía referirse a
mujeres como la suya, un arrebato de dama con tacones, que si además
sabe hablar no sé por qué demonios no la pusieron a ella y no al marido.
Yo,
que estoy chapado a la antigua, siempre tuve como lema que el PSOE era
el Partido de los Trabajadores, pero los equipos de asesores no están
para ideologías –“el partido de las mujeres”–. Con un eslogan así no
ganas ni citando a los clásicos. (...)
Pero el huevo de la gallina es el PSOE. Probablemente porque no tenga
oportunidad de poner muchos más y luego por algo referido a su
historia. La quiebra entre los fundadores, aquellos liquidadores de
Rodolfo Llopis, que ahora, como el fantasma de Hamlet, aparecen
grandiosos gracias a una administración personal muy bien llevada.
(Lo
que no ocurrió con la generación de Llopis, salvo escasas excepciones,
como Indalecio Prieto, el sacamantecas, y que fueron barridos en
Suresnes, en 1974, por una generación ligada a la tortilla de patata).
Con Podemos o sin Podemos, el viejo PSOE representa lo más corrupto del
socialismo español, hasta que llegó el PP. ¿Se acuerdan de aquel partido
que fundó un tipógrafo del Ferrol, huérfano de todo, que se llamaba,
¡vaya putada!, Pablo Iglesias?
La campaña electoral se ha iniciado
con cuatro tipos de pie, sobre un pupitre posmoderno, y con unas
estrictas normas de formalidad. Algo así como si Rajoy, el Padrino que
consolidó la mayor red de corrupción de un partido político español, sin
necesidad ni siquiera de figurar en ella, tan sólo distribuyéndola en
función de las victorias –el que gana tiene derecho a robar, nuestros
jueces se encargarán de limitar los excesos–, les dijera a los tres
varones que aspiran a compartir el podio: ojo con la vajilla, que es del
Patrimonio Nacional, y costó mucho sudor y sangre que podamos
disfrutarla.
Este es un país que tiene muchas cosas buenas, lo
dijo Mariano Rajoy, y nadie mejor que él para garantizar la veracidad de
sus palabras. Lo que los idiotas de la benevolencia no acaban de
entender es que las cosas buenas de Mariano Rajoy han convertido a este
país en un reino mafioso, y cuando los analistas de la pomada aseguran
que la mafia siciliana no lee Il Resto del Carlino, les falla un
elemento de clase de una España que apenas conocen.
No se atreven a
decir que si la mafia española, sin apenas excepciones, no lee los
equivalentes periodísticos de Il Resto del Carlino es porque los
depredadores de una sociedad corrupta se encargaron de formar
periodistas que hicieran ese trabajo. (...)" (¿Un debate o un fraude?, de Gregorio Morán, La Vanguardia, en Caffe Reggio, 18/06/16)
1 comentario:
Atención !!! Atención !!!
Necesitas un préstamo ? ¿O necesita dinero urgente de resolver sus problemas financieros? No busques más porque ofrecemos préstamos garantizados a una tasa de interés baja del 2%.
Envíenos un correo electrónico en: (henriettafernandoloanfirm@gmail.com) para aplicar.
Publicar un comentario