"(...) Cuando la economía estaba bajo el efecto
de la burbuja inmobiliaria, se creó una falsa sensación de bonanza que
se tradujo en la conocida frase del presidente Aznar de que “España iba
bien”, a lo cual el presidente Pujol en Catalunya añadía que “Catalunya
incluso iba mejor”.
Los gobiernos españoles respondieron a esta falsa
bonanza con la reducción de los impuestos, lo cual creó un agujero en
las arcas del Estado de 27.000 millones de euros (consecuencia de la
bajada de impuestos del gobierno Zapatero).
Cuando la burbuja
inmobiliaria explotó, se hizo patente el tamaño del agujero, forzando la
necesidad de reducir el gasto público (mediante los recortes en los
servicios y transferencias públicos del Estado del Bienestar) para
llenar tal agujero.
Estos recortes de gasto público social
para reducir el déficit, junto con la reducción de los salarios causada
por las reformas laborales del gobierno Zapatero y del gobierno Rajoy,
crearon el colapso de la demanda doméstica (que se había gestado desde
los años 80), creando la Gran Recesión.
Tales políticas neoliberales
fueron promovidas e impuestas (y digo impuestas, pues no estaban en los
programas electorales de los partidos gobernantes, PSOE, PP y CiU) por
la Troika (el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo) y el
Eurogrupo, y han creado una enorme crisis, no solo económica y
financiera, sino también social, afectando negativamente al bienestar de
las poblaciones de los países de la Eurozona, y muy en particular de
las clases populares de los países del sur de Europa, incluyendo España.
Es obvio que lo que debería hacerse es revertir los recortes del gasto
público, expandiéndolo para estimular la economía y aumentar los
salarios y el porcentaje de la población ocupada para así estimular la
demanda doméstica y generar el crecimiento económico, enfatizando, a la
vez, un cambio en el sistema productivo, estableciendo una economía
basada en las energías renovables, expandiendo la infraestructura social
del país (muy poco desarrollada debido a la enorme subfinanciación del
Estado del Bienestar en España) y la infraestructura física y
tecnológica, excesivamente orientada hacia las rentas superiores, y poco
a la mayoría de la población.
Tales expansiones pueden financiarse
fácilmente a base de una corrección muy marcada del sistema tributario
del país, en el cual, mientras los asalariados que derivan sus rentas
del trabajo pagan impuestos que representan aproximadamente el 78% de lo
que pagan sus homólogos de la UE-15, los que derivan sus rentas de la
propiedad del capital pagan solo nominalmente el 20% de lo que pagan sus
homólogos en aquella comunidad.
En realidad, pagan incluso menos, el
8%. Otra fuente de ingresos seria la corrección del excesivo fraude
fiscal, muy centrado en tres grupos: las grandes fortunas, la banca y
las grandes empresas que facturan más de 150 millones de euros al año, y
que representan solo el 0,12% de todas las empresas. (...)"
(Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 22 de junio de 2016, en vnavarro.org, 22/06/16)
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