"Animados sobre todo por tránsfugas líderes de derechas, importantes
sectores de clases medias y trabajadoras de las regiones menos ricas del
Reino Unido forzaron una mayoría a favor de la salida de la UE en el
reciente referendo. Ni el resto de la derecha política ni el laborismo
fueron capaces de neutralizar, con una propuesta alternativa dentro de
la UE, tal resultado. (...)
Ante la evidencia de que la ciudadanía europea es una
ilusión (los PIGS lo sabemos a cuenta de los recortes, las primas de
riesgo y la no mutualización de los costes de la crisis), decidieron
atrincherarse en su ciudadanía (ya lo estaban en su moneda) para
blindar, me temo que ilusoriamente, su Estado de bienestar.
Creo que para neutralizar derivas semejantes en otros
países (singularmente en Francia) es necesario que los ciudadanos más
vulnerables ante los devastadores efectos de la globalización vean en la
UE un Estado supranacional capaz de enfrentarse a la misma.
Con
derechos arancelarios contra el dumping social y ambiental que
se camufla como mercados abiertos a la competencia, que sea capaz de
controlar y penalizar los movimientos especulativos de capitales o los
movimientos empresariales de competencia fiscal y que, al mismo tiempo,
fuera capaz de financiar programas de protección social a escala europea
(desempleo, pobreza, educación). Solo así la libertad de circulación de
bienes y de personas es compatible con el bienestar social. (...)
Mis intereses y mis criterios: sin discusión. Es obvio que Alemania
entiende la UE (y aún más la eurozona) como un espacio de su estrategia
ante la globalización: mercados para sus productos, para comprar trabajo
barato y para blindar a sus prestamistas. No como un espacio para
compartir ciudadanía y gobernar la globalización. Y es así como pasa lo
que pasa." (Albino Prado, La Voz de Galicia , en Attac España, 11-07-16)
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