"Ali David gritó rabioso ¡Yo soy alemán! ¡Extranjeros de mierda! ¡Jodidos
turcos! mientras que con su pistola disparaba a diestra y siniestra
dispuesto a aniquilar a todas las “razas inferiores”.
Lo que faltaba y esto ya es el colmo. Desde tiempo atrás veníamos observado con preocupante incredulidad el comportamiento de esos hijos de los inmigrantes, las nuevas generaciones nacidas y educadas en muchos países de Europa o de EE.UU que se han convertido en los más fanáticos defensores del occidente civilizado.
Lo que faltaba y esto ya es el colmo. Desde tiempo atrás veníamos observado con preocupante incredulidad el comportamiento de esos hijos de los inmigrantes, las nuevas generaciones nacidas y educadas en muchos países de Europa o de EE.UU que se han convertido en los más fanáticos defensores del occidente civilizado.
Y eso a pesar de las claras
diferencias étnicas que saltan a la vista y que les llevan a sufrir
muchas ocasiones la xenofobia y el racismo. Este es un fenómeno muy
similar al síndrome que describe Frantz Fanón en su libro “Piel Negra
Máscara Blanca” digno de estudiarse a fondo por psicólogos y siquiatras.
Pero también existe el caso contrario: los inmigrantes nacidos en Europa y EE.UU, totalmente desadaptados que llevan impregnado en sus genes el virus del odio. La historia del colonialismo, la esclavitud y el despojo es imposible esconderla o ignorarla. Por lo tanto en el momento que toman conciencia pueden fácilmente radicalizarse.
Pero también existe el caso contrario: los inmigrantes nacidos en Europa y EE.UU, totalmente desadaptados que llevan impregnado en sus genes el virus del odio. La historia del colonialismo, la esclavitud y el despojo es imposible esconderla o ignorarla. Por lo tanto en el momento que toman conciencia pueden fácilmente radicalizarse.
Que es lo
que ha sucedido con los miles de voluntarios que se han marchado a
combatir en Siria e Irak en las filas de Al Qaeda o el EI. Mientras que
en Europa y EE.UU proliferan las células durmientes o “lobos solitarios”
decididos a cometer atentados en el momento menos pensado. Esos son los
más predecibles, los más sospechosos y proclives a sufrir la
persecución policial.
Esa dicotomía amor-odio se traducen en grandes contradicciones. Porque también existen aquellos hijos de inmigrantes o, incluso, inmigrantes recién llegados que se sienten europeos o americanos y se asimilan perfectamente en las sociedades de adopción y asumen como propias la lengua, la cultura, las tradiciones y costumbres.
Esa dicotomía amor-odio se traducen en grandes contradicciones. Porque también existen aquellos hijos de inmigrantes o, incluso, inmigrantes recién llegados que se sienten europeos o americanos y se asimilan perfectamente en las sociedades de adopción y asumen como propias la lengua, la cultura, las tradiciones y costumbres.
Aparte que los países de acogida o asilo ofrecen incontables
ayudas sociales para que se integren como ciudadanos de pleno derecho.
Hasta tal punto que muchos de ellos eligen enrolarse en el ejército tanto de EE.UU o de los países del a Unión Europea como una salida que les garantice un futuro económico. Son millones de conversos dispuestos a entregar su vida por las grandes potencias occidentales. (...)
Hasta tal punto que muchos de ellos eligen enrolarse en el ejército tanto de EE.UU o de los países del a Unión Europea como una salida que les garantice un futuro económico. Son millones de conversos dispuestos a entregar su vida por las grandes potencias occidentales. (...)
A pesar de su apariencia racial (indígena, africana, árabe o asiática)
sienten la bandera y el himno nacional como propios. Son hijos de la
inmigración con apellidos árabes, turcos, persas, paquistaníes, hindúes,
afganos, jordanos, sirios, libaneses, suramericanos, magrebíes,
africanos, asiáticos, etc.
Apellidos que muchas veces cambian para negar
su procedencia y pasar desapercibidos. Es tal la obsesión por
desprenderse de ese maldito estigma (de inmigrantes o extranjeros) que
llegan hasta realizarse operaciones de cirugía estética para exorcizar
ese complejo de inferioridad.
Como es el caso del francotirador de Munich, un muchacho de apenas 18 años de origen iraní pero nacido en Alemania. Al final se convirtió en un xenófobo racista, quizás en un nazi pues se creía un alemán puro, ¿ario? Profería insultos contra los turcos y los árabes.
Como es el caso del francotirador de Munich, un muchacho de apenas 18 años de origen iraní pero nacido en Alemania. Al final se convirtió en un xenófobo racista, quizás en un nazi pues se creía un alemán puro, ¿ario? Profería insultos contra los turcos y los árabes.
A pesar de ser étnicamente un persa -muy parecido a
muchas de las víctimas que asesinó- sentía odio hacia las “razas
inferiores” (como las cataloga el nazismo). Pero en su locura asumió el
papel de ario, una raza superior llamada a dominar el mundo, según Adolf
Hitler.
Ali David fue rechazado en algún momento de su vida en el colegio o en su barrio, quizás lo discriminaron por sus características físicas, no daban la talla de pureza racial y eso provocó una reacción de rencor infinito hacia sí mismo y aquellos que lo humillaron. Un trauma muy tenaz y desgarrador. Su identidad había sido puesta en duda algo que lo llevó a cometer la masacre en el centro comercial Olympia para luego a suicidarse.
Y lo peor de todo es que esto no sólo sucede en Europa o en EE.UU sino que también en Latinoamérica, como en Perú, Ecuador, Colombia, en México donde existen indígenas nazis, mulatos nazis y hasta negros nazis que asumen los postulados del Fuhrer.
Ali David fue rechazado en algún momento de su vida en el colegio o en su barrio, quizás lo discriminaron por sus características físicas, no daban la talla de pureza racial y eso provocó una reacción de rencor infinito hacia sí mismo y aquellos que lo humillaron. Un trauma muy tenaz y desgarrador. Su identidad había sido puesta en duda algo que lo llevó a cometer la masacre en el centro comercial Olympia para luego a suicidarse.
Y lo peor de todo es que esto no sólo sucede en Europa o en EE.UU sino que también en Latinoamérica, como en Perú, Ecuador, Colombia, en México donde existen indígenas nazis, mulatos nazis y hasta negros nazis que asumen los postulados del Fuhrer.
Por increíble que parezca se dan estos
monstruosos y delirantes casos. Son mentes lobotizadas por la alienación
televisiva o cibernética, por la ignorancia y la brutalidad. De ahí Ali
David hijo de una familia iraní, nacido en Alemania, con papeles
alemanes, hablando alemán y educado en la cultura alemana se creyera un
alemán más.
Un muchacho que perfectamente podría ser captado por grupos
de ultraderecha o participar en el movimiento Pegida. Su metamorfosis lo
llevó transformándose en un asesino en serie como los protagonistas de
las películas o los videojuegos que a él tanto le gustaban. Su alter ego
era nada más ni nada menos que el nazi noruego, Anders Breivik, autor
de la matanza de la isla de Utoya.
El hecho racial no significa más que apariencias y las apariencias engañan. Pues en Ecuador he conocido indígenas nazis de las Juventudes Hitlerianas adoradores del Tercer Reich y dedicados a la limpieza social. Esta esquizofrenia, la psicosis la paranoia es algo insólito y difícil de entender. Al fin y al cabo la mente humana es muy compleja y en cualquier momento afloran los fantasmas y los demonios.
La enajenación mental es tan voraz que lleva a los mismísimos negros a creerse blancos y a proferir insultos racistas contra sus propios hermanos porque son pobres, excluidos, refugiados o clandestinos. Simplemente porque ellos ya están instalados en el seno de la sociedad capitalista, tienen una posición social, prestigio, dinero y pertenecen al equipo ganador. Algo que en Suramérica conocemos muy bien con el racismo que ejerce el mestizo sobre el indígena
Esta es una de las paradojas más desquiciantes de la condición humana: el que ayer fue esclavo ahora quiere ser el amo.
Recordemos que el joven terrorista argelino Mohamed Merah, que cometió el atentado de Toulouse en el 2012 no sólo mató judíos en una madrasa, sino que también liquidó “conversos” o “cipayos” alistados en el ejército francés. A estos últimos les tenía más odio que a los propios sionistas.
Ali David cumplió su palabra y llevó a cabo la gran venganza contra esas razas inferiores (turcos o árabes) que un día lo humillaron, contra aquellos que lo insultaban o le recordaban que él no era más que un vulgar inmigrante, un hijo de iraníes y no un ario puro, rubio y de ojos azules. " (Carlos de Urabá , Rebelión, 26/07/16)
El hecho racial no significa más que apariencias y las apariencias engañan. Pues en Ecuador he conocido indígenas nazis de las Juventudes Hitlerianas adoradores del Tercer Reich y dedicados a la limpieza social. Esta esquizofrenia, la psicosis la paranoia es algo insólito y difícil de entender. Al fin y al cabo la mente humana es muy compleja y en cualquier momento afloran los fantasmas y los demonios.
La enajenación mental es tan voraz que lleva a los mismísimos negros a creerse blancos y a proferir insultos racistas contra sus propios hermanos porque son pobres, excluidos, refugiados o clandestinos. Simplemente porque ellos ya están instalados en el seno de la sociedad capitalista, tienen una posición social, prestigio, dinero y pertenecen al equipo ganador. Algo que en Suramérica conocemos muy bien con el racismo que ejerce el mestizo sobre el indígena
Esta es una de las paradojas más desquiciantes de la condición humana: el que ayer fue esclavo ahora quiere ser el amo.
Recordemos que el joven terrorista argelino Mohamed Merah, que cometió el atentado de Toulouse en el 2012 no sólo mató judíos en una madrasa, sino que también liquidó “conversos” o “cipayos” alistados en el ejército francés. A estos últimos les tenía más odio que a los propios sionistas.
Ali David cumplió su palabra y llevó a cabo la gran venganza contra esas razas inferiores (turcos o árabes) que un día lo humillaron, contra aquellos que lo insultaban o le recordaban que él no era más que un vulgar inmigrante, un hijo de iraníes y no un ario puro, rubio y de ojos azules. " (Carlos de Urabá , Rebelión, 26/07/16)
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