28.9.16

Prepárense para una nueva crisis de deuda privada... que nos pillará otra vez desnudos, sin haber armado el traje que debería protegernos de la codicia de los banqueros

"¿Pensaban ustedes que los problemas de deuda privada ya estaban acabados, suavizados, eliminados? En absoluto, simplemente están hibernando hasta que se forme la siguiente tormenta perfecta. 

Y de nuevo la deuda privada, y un endeudamiento público creciente, no para crecer, sino para generar colateral que permita subsistir a un sistema bancario podrido, quebrado.

 Prepárense para lo que viene, nada nuevo y nada bueno. Y nos pillará otra vez desnudos, sin haber armado el traje que nos debería haber protegido.

 La situación actual es curiosa, mejor dicho, paradójica. Tanto en los países del sur de la Eurozona -con sistemas bancarios muy frágiles-, como en aquellos países postsoviéticos que son miembros de la Unión Europea, pero no forman parte del euro -con una deuda hipotecaria a punto de estallar-, el endeudamiento público ha sido generado para pagar las deudas del sector privado a los bancos extranjeros. 

Y ello constituye una auténtica perversión antidemocrática de unas élites profundamente corruptas. Pero vayamos por partes.

 Target 2 y los países del sur de Europa

Target2 es el sistema que guarda y compensa las operaciones financieras de pagos en el Eurosistema. Permite que las entidades bancarias tengan posiciones deudoras en el sistema mientras sigan teniendo colateral que colocar. Mientras las entidades financieras españolas sigan en una situación nada halagüeña como la actual, el Estado español no va a dejar de emitir deuda para proporcionarles colateral.

 Los bancos centrales del sur de Europa piden prestado a otros bancos centrales para “sus” bancos comerciales. Target2, por lo tanto, es un sistema para las entidades financieras europeas y los bancos centrales. No es un sistema ni para los Estados europeos ni para los ciudadanos.
Protege siempre a la banca privada porque al final si hubiera impagos lo acaban pagando los contribuyentes.

 Si un banco español, por ejemplo, no pudiera pagar su deuda con un banco alemán y su colateral no valiera nada, el Bundesbank pagaría al banco alemán, el Banco Central Europeo (BCE) al Bundesbank, y el BCE reclamaría a Banco de España. Si Banco de España no pagara, el coste de la perdida se repartiría entre todos los bancos nacionales del Eurosistema. (...)

Ya hemos aprendido e interiorizado que el BCE nunca se puede quedar sin dinero para prestar a las entidades o a otros bancos centrales. Jamás antes había sido tan fácil a las entidades financieras conseguir dinero del BCE. 

Nunca antes el BCE había expandido su balance como ahora. Jamás el colateral que admite el BCE había tenido menos valor que ahora. Ello explica dos cosas, por un lado, las operaciones de financiación a largo plazo o préstamos LTROs a la banca europea, y, por otro, tras el acuerdo tácito entre las élites, los programas de compra de activos (deuda) del BCE a la banca, después de que esta financiara a los gobiernos y consiguiera así colateral. Tremendo, ¿verdad? 

De esta manera se están recapitalizando, por ejemplo, las entidades bancarias españolas. Pero no olviden que la garantía de esos préstamos a las entidades la damos nosotros, los contribuyentes. Recuerden que el BCE en el caso de Grecia no rescató al gobierno ni al pueblo griego, lo que hizo fue rescatar a las entidades financieras alemanas y francesas.  

Deudas hipotecarias en euros países fuera del Euro

La deuda pública en Grecia sólo fue la primera. Hay más bombas por estallar. Las deudas hipotecarias en algunas economías postsoviéticas (Letonia, Hungría, Rumanía,…) son todavía más peligrosas.

 A pesar de que estos países no están en la zona euro, la mayor parte de sus deudas están denominadas en euros. Alrededor del 87% de las deudas de Letonia son en euros u otras monedas extranjeras, y la deben principalmente a los bancos suecos, mientras que Hungría y Rumanía a los bancos austriacos.

Para pagar deudas impagables a estos bancos extranjeros los gobiernos de estos países de la otrora esfera soviética se han ido endeudando para apoyar los tipos de cambio y así poder pagar las deudas del sector privado a los bancos extranjeros. Como consecuencia, en estos países aumenta el déficit comercial y su crecimiento económico se paraliza.

 Lo peor es que estos países han apoyado a sus tipos de cambio mediante préstamos de la UE y el FMI, cuyos términos son insostenibles: fuertes recortes presupuestarios del sector público, las tasas más altas de impuestos sobre el factor trabajo, ya saturado de impuestos, y unos planes de austeridad que se encogen economías e impulsan más mano de obra que emigrar.

Lo que de una vez por todas deben entender los banqueros de aquí y allá es que tienen que asumir tanto el coste como las deudas que se van a dejar de pagar, o se pagarán en monedas fuertemente devaluadas. Pero no se dan por aludidos, todo lo contrario. A la primera señal de que un país amenace con pagar en una moneda devaluada o cuestione una deuda externa como inadecuada, las agencias de calificación, auténticos mafiosos, se moverán para recortar su calificación crediticia.

Lecciones a extraer

Podemos extraer varias lecciones importantes a partir de este análisis. Respecto a los países del euro, es necesario modificar profundamente un diseño institucional ineficiente que no solo no anticipó sino que alentó que los pasivos bancarios se convirtieran en deuda pública en situaciones de crisis, impidiendo la restructuración privada de la deuda.

Para los países de la Unión Europea que no forman parte del euro, las dos lecciones más importantes son que el sector privado no debe endeudarse en monedas distintas de la suya ni emitir bajo legislación que no sea la de su país. Pero además deben aprovechar algo que nosotros no tenemos, la soberanía monetaria para implementar expansión fiscal con tipos de cambio flexibles."            (Juan Laborda, Vox populi, 24/09/16)

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