"(...) conglomerado de organizaciones emitieron una declaración para denunciar la falta de perspectiva por parte de los gobiernos sobre “las devastadoras consecuencias de las políticas punitivas de drogas”.
Argumentan que, “frente a su persecución, en las últimas décadas el
mercado de estupefacientes es más dinámico que hace unas décadas y estas
sustancias está más disponibles que nunca”.
Destacan además que es de
una “abrumadora evidencia las devastadoras consecuencias de estas
políticas” y “la violenta persecución que se hace a determinados
colectivos por estas prácticas por parte de algunos Estados y los
millones de fondos públicos destinados a su estéril erradicación”.
En España también se aprecia una mayor visibilidad de determinados sectores que abogan por una despenalización de las drogas y la necesidad de tener otro tipo de estrategias para abordar esta problemática.
Claudio Vidal, delegado de Energy Control (plataforma de reducción de riesgos del consumo de drogas), expone que “las políticas de drogas no están logrando los objetivos para las que fueron planteadas”.
Claudio Vidal, delegado de Energy Control (plataforma de reducción de riesgos del consumo de drogas), expone que “las políticas de drogas no están logrando los objetivos para las que fueron planteadas”.
Máxime cuando “han creado muchos problemas a
provocar altos niveles de inseguridad en ciertas zonas del mundo,
Estados fallidos y el cometer atrocidades en nombre de la guerra contra
las drogas como está ocurriendo en Filipinas”, remacha. Y añade que “se debe abrir un nuevo debate cuya única premisa sea el proteger a las personas”.
Este tipo de plataformas como Energy Control o Ai
Laket! se caracterizan por manifestarse independientes frente a
organismos estatales por y su apuesta por la “información veraz sobre
drogas para alcanzar una prevención y una reducción de daños cuando se
dé el consumo verdaderamente efectiva”.
La reducción de riesgos basada en la información también está contemplada por el Gobierno y la incluye desde hace años en su Estrategia Nacional sobre Drogas. Sin embargo, el doctor en psicología social, David Pere Martínez Oró, enuncia que las autoridades ofrecen una “información descontextualizada acerca de los efectos negativos de las drogas”, y denuncia que desde esta estrategia educativa “no se aprecia ninguna ruptura con el discurso prohibicionista penal”.
Martinez Oró precisa que la “prevención prohibicionista que realiza el Estado” da un mensaje centrado “en inocular miedo con un mensaje unívoco: no se debe consumir”. Y sentencia que “si se sabe que los jóvenes van a tener que enfrontarse con las drogas, es mejor darles herramientas más allá del áspero no”.
La reducción de riesgos basada en la información también está contemplada por el Gobierno y la incluye desde hace años en su Estrategia Nacional sobre Drogas. Sin embargo, el doctor en psicología social, David Pere Martínez Oró, enuncia que las autoridades ofrecen una “información descontextualizada acerca de los efectos negativos de las drogas”, y denuncia que desde esta estrategia educativa “no se aprecia ninguna ruptura con el discurso prohibicionista penal”.
Martinez Oró precisa que la “prevención prohibicionista que realiza el Estado” da un mensaje centrado “en inocular miedo con un mensaje unívoco: no se debe consumir”. Y sentencia que “si se sabe que los jóvenes van a tener que enfrontarse con las drogas, es mejor darles herramientas más allá del áspero no”.
Otras voces son escepticas acerca de la verdadera utilidad de la información y la educación para prevenir y reducir los peligros derivados del consumo de drogas. Gregor Burkhart,
responsable del área de prevención del Observatorio Europeo de las
Drogas, afirma que la prevención a través de la información “es una
gran falacia”.
“Es una mentira basada en la creencia de que los seres
humanos toman sus decisiones sobre el consumo basados en la educación y
decisiones racionales”, precisa. Para Burkhart esta idea carece de base
sólida “ya que no todos tenemos una gran capacidad cognitiva”
Energy Control y Ai Laket! operan directamente en zonas de ocio
nocturno y festivales de música. Ofrecen impresos con información
específica sobre el uso de determinadas sustancias, sus efectos y sus
contraindicaciones. Pero además, en muchas ocasiones estos puestos dan
la posibilidad de que los usuarios de drogas analicen sus propias sustancias o que realicen pruebas de alcoholemia para evitar posibles peligros al volante.
La plataforma Cruz Roja Juventud también ofrece este
tipo de servicios y valoran que los análisis en las mismas zonas de
ocio “están demostrando ser una de las estrategias más efectivas para
reducir riesgos”. Enuncian que de esta forma se es capaz de determinar
la verdadera composición de una sustancia y su grado de pureza y que, de otra forma, “el usuario sería incapaz de conocer con precisión”. “Nuestra misión es dar una información objetiva y veraz sin meternos en cuestiones éticas ni morales”, agregan.
Sobre la vía del análisis in situ,
Claudio Vidal explica que hay que tener en cuenta que una parte de la
población “quiere tomar drogas y las tomará, independientemente de las
campañas de propaganda antidroga que realizan las autoridades”. Desde
este contexto, Vidal sostiene que las drogas están en manos de un
mercado ilegal y que una de sus artimañas básicas para maximizar
beneficios es la adulteración. “Es un mercado ilegal, no regulado, y estas adulteraciones pueden entrañar riesgos añadidos”, remarca.
Estas organizaciones coinciden en que ofrecer la posibilidad al usuario de saber qué sustancia tiene entre manos en realidad “es un recurso muy atractivo y que ellos mismos agradecen”. Pero también, brinda la oportunidad de realizar un monitoreo de qué sustancias se consumen y poder detectar remesas que presenten adulteraciones que entrañen peligro para la población más allá del que puedan presentar de por sí el uso de estas sustancias. Y así, poder poner en sobre aviso a las autoridades para que esta alerta llegue a la ciudadanía. " (Público, 02/10/16)
Estas organizaciones coinciden en que ofrecer la posibilidad al usuario de saber qué sustancia tiene entre manos en realidad “es un recurso muy atractivo y que ellos mismos agradecen”. Pero también, brinda la oportunidad de realizar un monitoreo de qué sustancias se consumen y poder detectar remesas que presenten adulteraciones que entrañen peligro para la población más allá del que puedan presentar de por sí el uso de estas sustancias. Y así, poder poner en sobre aviso a las autoridades para que esta alerta llegue a la ciudadanía. " (Público, 02/10/16)
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