"Los “adultos emergentes” son aquellas personas entre 18 y 35
años que no son adolescentes pero tampoco adultos, según definición del
profesor de la Universidad de Massachusetts Jeffrey Arnett. No son
adultos del todo porque no pueden emanciparse.
Los datos recién
publicados por el Consejo de la Juventud indican la amplitud de esta
brecha en España: solo el 20% de la población joven (en este caso, entre
16 y 29 años) ha conseguido emanciparse de sus padres; el 92,5% de las
contrataciones realizadas a personas menores de 30 años fueron de
carácter temporal; los jóvenes deberían cobrar 4,2 veces su salario
anual sólo para hacer frente a la entrada de una vivienda en régimen de
propiedad.
Estas
cifras corroboran la idea de que la herida más lacerante que ha dejado
la Gran Recesión es la quiebra de las expectativas de futuro de una
generación: las materiales y las emocionales, aquellas para las cuales
se formaron.
No hay ninguna otra cohorte de edad en que sea más amplia
la precarización, el paro, el apartheid salarial y la emigración. Hasta
tal punto de que vuelve a escucharse aquella canción que hizo famoso el
grupo punk Sex Pistols a finales de los años setenta, titulada
irónicamente God save the Queen, que gritaba “¡No future, no future!”.
El Observatorio de Emancipación da otro dato escalofriante
que, sin embargo, hay que matizar: el 38,2% de las personas jóvenes se
encuentra debajo del umbral de pobreza. (...)
Ha habido una distribución desproporcionada de los costes de
la crisis en contra de la juventud. La justicia intergeneracional del
Estado de bienestar no está precisamente a favor de ese segmento de la
población sino de la gente mayor.
Según algunos analistas, el gasto en
tercera edad en España en el periodo de la crisis económica (pensiones,
sanidad,…) ha sido 34 veces superior al de la infancia y juventud
(educación…). Esto es una anomalía mundial; no hay ningún país de la
OCDE en que esta diferencia de gasto sea superior a 10.
En el año 2012, en plena campaña electoral a la Presidencia
de Francia, el socialista François Hollande dijo: “Si soy el próximo
presidente quiero ser evaluado por un único criterio: ¿viven los jóvenes
en 2017 mejor que en 2012? Pido ser juzgado sólo por ese compromiso,
sobre esa verdad, sobre esa promesa”. A punto de cumplir su mandato, no
parece que la Historia vaya a absolver a Hollande. Ni a la mayor parte
de la política española." (Joaquín Estefanía, El País, 27/11/16)
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