"La globalización fue anunciada como algo beneficioso para todos, como un vigoroso paso adelante hacia una mejora económica
universal. Era claramente falso, y no fueron solo los economistas de
izquierdas, sino también muchos economistas de la línea “dominante” como
Paul Samuelson los que lo dijeron desde el primer momento.
El motivo que aducían era muy sencillo: si el régimen económico
mundial permitía la libre importación en Estados Unidos de mercancías
procedentes de China o de la India, ello afectaría negativamente a los
salarios reales de los trabajadores norteamericanos, porque los
trabajadores norteamericanos, con unos salarios mucho más altos,
tendrían que competir, en detrimento suyo, con los salarios más bajos de
los trabajadores chinos o indios.
Por consiguiente, el hecho de que la
globalización perjudicaría necesariamente a los trabajadores de Estados
Unidos y de otros países avanzados, les parecía obvio a ellos, y de
hecho a todos, de lo que se seguía que no era posible que beneficiase a todos los segmentos
de la clase trabajadora mundial.
Ahora bien, de acuerdo con esta
argumentación, se consideraba que la globalización beneficiaría a los
trabajadores de países como China o la India, es decir, de aquellos
países del tercer mundo con los salarios bajos.
Formulando este argumento de otro modo, ya que la libre circulación
de mercancías y de capitales por todo el mundo intensifica la
competencia entre los trabajadores de los diferentes países, se
produciría una tendencia hacia una disminución de las diferencias
salariales entre estos países, y si bien esto representaría un cierto
incremento en los salarios reales de los trabajadores del tercer mundo,
también representaría una reducción en los salarios reales de los
trabajadores metropolitanos. (...)
Esto es, sin embargo, lo que ha sucedido. La globalización, por
supuesto, ha empeorado las condiciones de los trabajadores en los países
metropolitanos, un hecho recientemente puesto de relieve por el
economista Joseph Stiglitz.
Casi un 90 por ciento de norteamericanos, lo
que significa la casi totalidad de la población trabajadora en aquel
país, tiene actualmente unos ingresos reales apenas superiores a los que
tenían hace treinta años. Actualmente, el salario mínimo de los
trabajadores norteamericanos está en términos reales muy poco por encima
de donde estaba hace 60 años.
Dado que ha habido ciertas mejoras en
estas magnitudes durante la primera parte de los años transcurridos, lo
que esto significa es que se ha producido un deterioro en el
período más reciente, que coincide con el apogeo de la globalización.
Un
dato estadístico aún más revelador es el relacionado con el fuerte
descenso en la esperanza de vida entre los varones norteamericanos en
los últimos tiempos, un descenso que recuerda la fuerte caída en la
esperanza de vida que se produjo en Rusia después del colapso de la
Unión Soviética.
Un descenso en la esperanza de vida cuando no hay
ninguna epidemia obvia a la vista es un asunto muy grave, y que este
descenso se dé en el país capitalista más avanzado del mundo es una
prueba fehaciente del ataque a los medios de vida de la clase
trabajadora que ha traído consigo la globalización. (...)
En los últimos años, en el Reino Unido se ha producido una fuerte
caída de los índices salariales reales de los trabajadores No tiene nada
de extraño, pues, que el descontento con la globalización esté cada vez
más extendido entre los trabajadores de las economías metropolitanas, y
dado que la izquierda no ha tenido hasta ahora un conocimiento adecuado
de ello, el descontento está siendo explotado por la derecha. Fenómenos
como el voto en el Brexit y la emergencia de Donald Trump se explican
desde este punto de vista.
Lo que resulta inexplicable en el marco del debate que estamos
teniendo hasta aquí, sin embargo, es el hecho de que la situación de los
trabajadores ha empeorado incluso en una gran franja de los países del
tercer mundo con los salarios bajos, entre los cuales la India es un
buen ejemplo. Las pruebas más concluyentes en este sentido las
proporcionan los datos sobre el consumo de alimentos básicos.
Partiendo
de los estudios realizados por el NSS en los períodos 1993-1994 y
2009-2010 , que corresponden en líneas generales al período de políticas
neoliberales asociadas con la globalización, los porcentajes de la
población rural total con una ingesta calórica de menos de 2200 calorías
por persona y día (el “parámetro” que define la pobreza rural) de estos
dos períodos anuales fue de un 58,6 y un 76 por ciento respectivamente.
Los porcentajes de población urbana por debajo de las 2100 calorías por
persona y día (el “parámetro” para definir la pobreza urbana) en estas
dos fechas fueron de un 57 y un 73 por ciento respectivamente.
Tan sorprendente fue este incremento, especialmente durante un período
en el que se suponía que la India estaba experimentando un crecimiento
sin precedentes de su PIB, que el gobierno encargó un nuevo estudio al
NSS para el período 2011-2012, durante el cual había habido una cosecha
extraordinaria, con la idea de que las cifras de la ingesta calórica en
el período 2009-2010, un año con una cosecha pobre, habían sido
excepcionalmente bajas debido precisamente a esta escasez en la cosecha.
Una vez completado el estudio, las cifras que arrojaba, aunque sin duda
eran mejores que las del período 2009-2010, todavía mostraban un
notable incremento en los porcentajes de población que estaban por
debajo de este umbral de ingesta calórica durante el período de la
globalización: en el caso de la población rural, el porcentaje era
del 68 por ciento (comparado con el 58,5 por ciento de 1993-1994) y en
el de la población urbana era de un 65 por ciento (comparado con el 57
por ciento de 1993-1994).
Tanto la ingesta de calorías como la de
proteínas per cápita en la población había sufrido un descenso durante
el período estudiado. (...)
Así pues, el descubrimiento de que en la India se había producido un
descenso real en el consumo de cereales en todos sus usos, y en
consecuencia un descenso en la ingesta de calorías y proteínas durante
el período de la globalización, indicaba claramente que los ingresos per
cápita reales de los trabajadores, después de calcular la incidencia de
la inflación, especialmente la subida de precios que acompaña a la privatización de servicios esenciales como la educación y la salud, estaban
por término medio disminuyendo en vez de aumentar.
Dicho de otro modo,
un fenómeno similar al que se producía en los países capitalistas
avanzados estaba teniendo también lugar en la India y en otros países
del tercer mundo, lo que contradice el argumento presentado más arriba,
hasta el punto de que son muy pocos ya los que creen que este sea un
argumento correcto. ¿Cómo podemos explicar esta contradicción?
Lo que no se decía es que la globalización también tiene otros
efectos, incluido sobre todo una restricción de la pequeña producción
por parte del sector capitalista. El resultado es que varios pequeños
productores dejan sus ocupaciones tradicionales para emigrar a las
ciudades en busca de empleo, lo que incrementa el ejército total de mano
de obra a disposición del capitalismo.
Esta migración, junto con el
incremento natural de la población activa, no puede ser totalmente
absorbida por el ejército laboral activo debido a que las políticas
neoliberales asociadas a la globalización también llevan a la
eliminación de todas las restricciones relativas al ritmo del cambio
estructural y tecnológico, lo que aumenta el ritmo de crecimiento de la
productividad del trabajo a expensas del crecimiento del empleo.
Se produce de este modo un círculo vicioso.
En la medida en que
aumenta la reserva de mano de obra respecto a la población activa, esto
lleva a un estancamiento o incluso a una disminución en la media de
salarios reales (y ciertamente a una disminución de los ingresos reales
de los trabajadores, que es igual al índice salarial diario multiplicado
por el número de días de empleo). (...)
Este círculo vicioso, que se intensifica todavía más cuando se
produce una crisis (debido a que las reservas de mano de obra respecto a
la población activa crecen todavía más) implica que el efecto de la
globalización de agudizar la pobreza absoluta afecta también a los
trabajadores de los países del tercer mundo y no se limita solo a los
trabajadores metropolitanos, como pretenden los economistas liberales
como Samuelson.
Afirmar esto no equivale a sugerir que todos los segmentos de la
población activa se ven igual de adversamente afectados por la
globalización. Obviamente, el segmento que disfruta de mayores
oportunidades de empleo debido a la transferencia de actividades
experimenta un incremento en su nivel de vida, y en la India este
segmento consiste habitualmente en trabajadores cualificados del sector
servicios, como los relacionados con las tecnologías de la información.
Este incremento en el nivel de vida de un sector tiene a su vez efectos
multiplicadores en el nivel de empleo de otros sectores, y así
sucesivamente. Así, un segmento normalmente clasificado como de clase
media y cuyo tamaño absoluto es bastante grande (pese a ser pequeño
respecto al conjunto de la población activa), se vuelve partidario
incondicional de la globalización.
Dado que este segmento suele estar
bien articulado y tiene un peso desproporcionadamente grande en los
medios de comunicación y de creación de opinión pública, resulta un
instrumento útil en manos de la oligarquía empresarial y financiera
integrada en el proceso de la globalización para propagar sus efectos
beneficiosos.
La mejora en las condiciones de un segmento de la clase media de la
población activa, y su consiguiente apoyo a la globalización, se utiliza
para crear la falsa impresión de que la globalización ha sido positiva
para el pueblo indio en su conjunto. Un uso similar es el que hacen
segmentos de la clase media en otros lugares del mundo que se han
beneficiado entre otras cosas de la enorme “financiarización”
que ha acompañado a la globalización.
Todo esto ha generado un ruido que
nos impide reconocer que la globalización ha tenido realmente como
consecuencia un empeoramiento general de las condiciones de los
trabajadores, tanto en los países avanzados como en los países en vías
de desarrollo." (Prabhat Patnaik , El Viejo Topo, 11/01/17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario