"Hasta el pasado mes de marzo fue el secretario de Organización de Podemos. Su destitución comenzó a visibilizar las diferencias entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. (...)
Representa en este órgano la “sensibilidad errejonista” y ha sido uno de los firmantes de la propuesta “Recuperar la ilusión” impulsada por este sector. Sergio Pascual (Plasencia, Cáceres, 1977) recibe a cuartopoder.es en su despacho de la Cámara Baja(...)
— Señalaba Miguel Urbán, en entrevista con este medio,
que los toques de atención os los han dado la gente en estas vacaciones
por todo lo que está sucediendo a nivel interno. Criticaba la falta de
debate político. ¿Qué opina de todo lo acontecido con campañas o
declaraciones pública que denotan una tensión dentro?
—
Nuestro partido es abierto, tiene las paredes de cristal. Se nos ven los
debates. No puede ser de otra manera siendo un partido del siglo XXI
que no solamente nace en la era digitaly está compuesto por nativos
digitales en su mayoría, sino que nace con una vocación de herramienta
permanentemente conectada con el movimiento popular o la sociedad civil.
Hoy en día se organizan no sólo físicamente sino también en las redes. (...)
Ahora bien, para que los debates sean constructivos tienen que
vertebrarse en torno a cuestiones políticas. Y efectivamente es posible
que no hayamos sido capaces, todo lo bien que hubiera debido ser, de
tener esos debates exclusivamente políticos.
— ¿Y cuáles son esas diferencias políticas?
hay un debate importante sobre si nuestra organización tiene que ser
una que sume todas las organizaciones políticas que están en el
espectro progresista o si más bien tiene que ser una herramienta en la
que se disuelvan todas las posiciones políticas, incluso las no
organizadas en torno a partidos. Son dos posiciones políticas que habrá
que tratar.
O lo que es lo mismo, en la versión simplificada: frente de
izquierdas o partido transversal-movimiento popular. Hay que trabajar
también el asunto de si estamos en un momento en el que los campos
políticos han cristalizado y por tanto lo que hay que hacer es mantener a
nuestro electorado cavando trincheras e instruirlos en una lógica de la
desobediencia. Prepararse para desobedecer como dirían algunos.
O si
esa desobediencia es un instrumento más dentro de una caja de
herramientas en la que hay más cosas. Porque la desobediencia ya la
hemos practicado durante los últimos 40 años en el campo de la izquierda
y no éramos capaces de superar un techo electoral bastante exiguo.
Le
dijimos a la gente que éramos capaces de entrar en las instituciones
para, primero, hacer cumplir las leyes. Una parte importante de los
problemas de este país se solucionaría si las leyes se cumplieran. No
hubiéramos tenido caso Yak-42, expediente Alvia o los grados aberrantes
de explotación laboral del campo andaluz si se cumplieran las leyes.
Le
dijimos a la gente que íbamos a llegar al Gobierno para que las leyes se
cumplieran para todos por igual. Todavía tenemos que conseguirlo y
estamos en ello. Hace poco presenté con otros compañeros una solicitud
para arrancar una comisión de investigación por los casos en los cuales
ha habido una clara negligencia en multitud de obras públicas en las que
se ha incurrido en sobrecostes. Si se hubiera cumplido la ley no nos
hubiéramos encontrado la situación de despilfarro de dinero público.
Lo
segundo es cambiar las leyes injustas. Estamos dando pasos en ese
sentido. Es muy posible que seamos capaces de derogar la ley mordaza o
la reforma laboral en esta legislatura. Ya hemos conseguido un acuerdo
para subir el Salario Mínimo Interprofesional y el Gobierno ha
reconocido que lo va a tener que asumir. Para eso nos puso la gente y
fue un motor importante en los 5 millones de votos. Y finalmente, si
todo aquello falla, habrá leyes injustas con las que habrá que poner un
pie en pared.
Pero es una herramienta más dentro del amplio abanico de
utensilios que tiene que tener una organización que pretende representar
a una gran mayoría de españoles y construir pueblo en torno a ellos. No
solamente vamos a construir pueblo con aquellos que se quieren ir a una
trinchera.
— ¿Pero estas diferencias que hay entre Iglesias, Errejón o
Anticapitalistas pueden ser compatibles? ¿Es posible llegar a un
acuerdo?
— Ontológicamente son compatibles. Es decir, uno
puede prepararse para desobedecer en el caso de que se nos quieran
imponer decisiones injustas desde espacios extraterritoriales como la UE
u otros. Pero al mismo tiempo prepararse para que las leyes se cumplan
en las instituciones que estamos y para cambiarlas cuando tengamos
capacidad.
Gobernamos en las principales ciudades y estamos haciendo
cosas para cambiar la vida de la gente. Haríamos mal si nos dedicáramos
únicamente a desobedecer, son compatibles las dos perspectivas. (...)
— ¿Cuáles son los cambios organizativos que considera más importantes?
Mi opinión, muy particular, es que habría que ir trascendiendo del
modelo de listas. Sea como fuere las listas preconfiguran los bloques
dentro del partido. El partido caminaría mejor si fuéramos a un modelo
parecido al de las europeas en el que la gente votaba libremente a
personas en las que se reconocía.
Pero para eso la circunscripción tiene
que ser más pequeña para que la gente pueda ir votando a la gente que
le identifica porque la conoce. Es decir, tiene que ir de la mano. Uno
no puede eliminar el modelo de listas si previamente no ha eliminado el
modelo de circunscripción electoral. (...)
— Iglesias ha hablado públicamente de una “corriente” en la que
participa Errejón. Eso se ha visibilizado ya en el equipo “Recuperar la
ilusión”. ¿Existe una corriente errejonista organizada y coordinada?
¿Cómo se debe resolver este asunto? Echenique, en entrevista con este medio, destacó que prefería que si existían corrientes, fueran oficiales.
(...) Hay ejemplos en los que aparentemente la sensibilidad ‘errejonista’
ha hecho algo que no se esperaba de ella. En Castilla-La Mancha está
cerca de la sensibilidad anticapitalista. En el caso de Andalucía no
hubo una lista conjunta. Creo que no existe como tal en ese formato,
como sí lo hace Anticapitalistas.
Esa sí es una corriente organizada
porque venía de serlo, tampoco es una cosa extraña. Todos los partidos
tienen sensibilidades porque la gente se organiza para defender sus
ideas, es en cierta medida sano. Estoy de acuerdo en que debiera ser lo
más transparente posible.
Hay dos opciones, que las transparentes
mucho y que se organicen o buscar fórmulas en las que esto no suceda.
Pero con esto último la única salida que habría es mucha más democracia o
representación directa.
En este sentido habría que abundar en esto que
he dicho de hacer desaparecer las listas para que la gente no busque
orientarse en torno a un bloque para ser elegidos sino que busque el
voto de los inscritos de forma directa. Eso diluiría mucho más las
relaciones de conectividad entre los miembros del partido a la hora de
organizarse.
Pero siempre va haber una sensibilidad que aúne a la gente.
La cuestión es si es más estable o menos. Es un debate que deberíamos
tener, habrá que buscar una fórmula virtuosa. El tema tiene su
complejidad. Es una de las cuestiones en las que podríamos tener un
debate sano y llegar a acuerdos. (...)
— Iglesias y Errejón compartieron proyecto en el inicio del
partido. ¿Ha cambiado Iglesias el rumbo de Podemos? ¿Hay que volver al
Podemos original como han defendido explícitamente algunos dirigentes?
— Lo que ha cambiado es el momento político. Muchas cosas han cambiado en España, algunas para bien en parte gracias a Podemos y otras no han cambiado, como que gobierne el PP. Por ello hay que adoptar decisiones políticas diferentes.
Es en este momento en el que ante una situación
política diferente los análisis llevan a propuestas diferentes. Por eso
hay ahora mismo tres, o más, proyectos diferentes. En 2014 había más
gente que coincidíamos en lo que había que hacer. Sigue siendo posible y
deseable un Podemos ganador.
Porque la tarea de construir pueblo
solamente se puede hacer desde la óptica de incluir a los que faltan y
mirar más hacia fuera que a los que ya han confiado en nosotros. Hay
quienes piensan que no, que el ciclo político ha agotado los movimientos
entre campos electorales y que por tanto ahora de lo que se trata es de
afianzar el que hemos construido. En tanto en cuanto que eso es así el
diseño de la organización y la propuesta política es diferente.
No es lo
mismo prepararse para cavar trincheras y desobedecer que hacerlo para
cambiar las leyes o hacer que se cumplan. Es compatible pero no es lo
mismo. Si nos empeñamos en tener un rumbo único o exacerbar una de las
propuestas probablemente tendremos que dejar la decisión en manos de los
inscritos. (...)
— ¿Cómo se compatibiliza la visión sobre no convertirse en frente de izquierdas con la alianza que mantienen junto a IU?
— Yo califiqué en su momento el pacto como que debiera ser un
matrimonio de conveniencia. Sigo pensando que Podemos tiene fronteras
mucho más amplias. Si quiere trascender en lo que ha sido un partido de
izquierdas en este país con un respaldo más o menos importante tiene que
evitar ser etiquetado de forma tan consistente como lo sería en una
unión permanente con IU.
Es obvio que eso nos convertiría en el gran
partido de la izquierda. Es muy difícil decirle a la gente que no sólo
somos los de la izquierda sino que somos los de abajo, algo más amplio,
si tú haces eso.
Tenemos que insistir en que somos los de abajo porque
ahí se reconoce mucha más gente que entre los de izquierda, me parece
que ir más allá de una política de alianzas electorales sería un error
político. No es incompatible con que nos encontremos en multitud de
decisiones o acciones.
Además de los problemas que tendría una fusión
organizativa por las culturas políticas diferentes existiría un problema
político por una etiqueta que nos sería difícil de levantar.
—
En principio nadie está apostando por esa fusión organizativa. Ni
Iglesias, ni Garzón ni Urbán, según han señalado los tres este último
mes en este medio.
— Pero hay quien apunta en caminar en
esa dirección. Y hay quien apuntamos a que está bien lo que tenemos
ahora, que son alianzas electorales. Hay CC.AA con dinámicas diferentes
como Cataluña, que es autónoma. Las alianzas estables orgánicas tienen
que ser producto de la realidad de cada territorio. Si se dan de nuevo
en períodos electorales, bienvenidas sean.
Pero no creo que deba ser una
unidad forzada desde otros lugares. En sitios donde se ha dado de forma
natural no ha supuesto que se cargue con la etiqueta de exclusivamente
una ampliación de la izquierda. No ha sucedido en Barcelona o Madrid,
han sido capaces de trascender." (Entrevista a Sergio Pascual, ex-secretario de Organización de Podemos, Cuarto Poder, 10/01/17)
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