"(...) No, señor Rajoy, al enfermo, que es España, le han
suministrado morfina de última generación, ésa que se negaron a dar los
griegos, aunque solo fuera por compasión. Pero quienes dirigen el cuadro
de mando son psicópatas.
O cambiamos radicalmente de políticas
económicas o entraremos de lleno, más pronto que tarde, en los albores
del colapso del sistema tal como ha funcionado los últimos cuarenta
años. Y nuestro país sufrirá un círculo vicioso: crisis de deuda
soberana, crisis bancaria, colapso del sistema de pensiones, desempleo y
pobreza.
En un reciente blog expliqué por qué estamos
exactamente en una situación parecida a 2006-2008. La economía española
es vulnerable a un aumento de la aversión al riesgo global en los
mercados financieros.
Cuando esto ocurra, y siempre ocurre, se pondrá de
manifiesto que la economía patria, salvo un sector exterior muy
potente, tiene los pies de barro y es mero humo, especialmente el
sistema bancario. Sin embargo, los medios de comunicación desinforman.
No solo eso, están incentivando de nuevo un proceso de inestabilidad
financiera “a lo Minsky”, contribuyendo a hacer más frágiles los
balances de familias, empresas y bancos. ¿Han visto ustedes como se
apresuran a decir cuánto sube el precio de la vivienda?
Permítanme compartir con ustedes algunos indicadores globales que
adelantan un incremento de la aversión al riesgo. Vigilen la evolución
de las materias primas industriales, sigan atentamente la rentabilidad
de estrategias carry trade en divisas y no se olviden del diferencial
entre los tipos de interés de los depósitos interbancarios y de las
letras del Tesoro (TED spread).
Si caen los precios de las materias
primas industriales, las estrategias de carry trade en divisas producen
pérdidas y aumenta el TED spread, se producirá la tormenta perfecta.
Habrá un aumento brutal de la aversión al riesgo. La intensidad y
duración depende de la combinación e interacción de estos y otros
factores entre sí -para cuantificar todo ello es necesario utilizar
modelos que asumen dinámicas no lineales-.
Obviamente la premisa detrás de este análisis es que los
activos financieros están sobrevalorados con el agravante que no existen
alternativas de inversión. En el año 2000 había alternativas de
inversión a las bolsas occidentales, y a las acciones de grandes
empresas y de crecimiento, tanto en renta variable –emergentes, acciones
de valor, pequeñas compañías- como en otros activos de riesgo -renta
fija corporativa, materias primas-.
En 2007 había alternativas de
inversión a los activos de riesgo, la deuda soberana. Hoy tanto los
activos de riesgo como la deuda soberana están caros. Veamos ahora qué
supone todo ello para España.
¿Y nuestra querida España?
Los
motores de crecimiento patrios han sido, por un lado, la relajación del
ajuste presupuestario, con el consentimiento expreso de Bruselas -desde
2014 se ha producido un incremento del déficit estructural-, lo cual es
correcto en un escenario de desapalancamiento privado. Por otro, la
entrada de flujos financieros foráneos en nuestra economía, derivados de
la política monetaria del BCE.
Inicialmente fueron inyecciones directas
de liquidez al sistema bancario, vía préstamos a largo plazo a coste
irrisorio; ahora, a través de la expansión cuantitativa, mediante la
compra en mercado secundario de deuda pública por parte del regulador.
El objetivo último era mantener el régimen y statu-quo actual de nuestro
país.
Solo un dato. A cierre de 2016 en el Balance de Banco de
España el total de activos por obra y gracia de la aplicación del
programa de compras del regulador -expansión cuantitativa-, básicamente
deuda soberana, ascendía a más de 217 mil millones de euros. Banco de
España ya es el segundo acreedor del Tesoro.
Pero ello se ha hecho con
el objetivo último de sujetar un sistema bancario medio insolvente, aquí
y allá. Evitar lo inevitable.
Detrás de esta política no se ha
implementado ningún programa activo de inversión productiva y generación
de empleo. Solo se favorece un sistema de generación de deuda que
permite forrarse a ciertas élites, y de paso sujetar el sistema
bancario. Ello algún día debería pasar por los juzgados.
En
definitiva, se trata de una expansión económica cuyas raíces no se
encuentran en procesos de inversión en capital y en el desarrollo de la
actividad industrial, sino básicamente en el crecimiento del sector
servicios y el incremento de la deuda para ciertos fines espurios.
En el
último dato disponible de las cuentas financieras de nuestra economía
publicado por Banco de España, se observa cómo ha repuntado la deuda de
las familias y de las empresas no financieras.
La excesiva deuda total
(4,1 billones de euros) y externa (1,16 billones de euros) nos hace
tremendamente vulnerables a un aumento de la aversión al riesgo en los
mercados financieros o a un cambio de tono en la política monetaria
-esto es arbitrario, miren lo que hicieron con Grecia y ahora intentan
hacer con Portugal-.
Ya ni siquiera hablamos de lo que ocurriría si a
los talibanes alemanes se les ocurriera implementar nuevas dosis de
austeridad. España, con pies de barro, próxima al colapso. Eso sí, Rajoy
ha dado por superada la crisis. ¡Viva el vino!" (Juan Laborda, Vox Populi, 19/01/17)
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