"(...) Plantea el Ibex35 como un Estado, sin el Estado. (...)
Yo al Ibex lo comparo con el Club de Campo de Madrid. Es un club muy restringido, al que hay que entrar por lista, que está parada desde hace décadas. (...)
El Ibex se ha construido desde el Estado, desde las antiguas empresas
públicas, se financia desde entes públicos como el ICO, pero no tiene
pudor al rechazar socializar los beneficios con el resto de la
población.
Que es lo que hace al generar un entramado en paraísos
fiscales y no pagar los impuestos que le corresponden. El matrimonio
entre el Estado y el Ibex es un fenómeno propio de nuestra historia, que
ha hecho que una élite pueda manejar los resortes de la economía y la
política sin demasiada supervisión.
Es un sistema que funciona en otras
partes, como en Corea del Sur, con una modernización capitalista
similar, y donde los altos funcionarios del Estado funcionan en la
práctica como correas de transmisión de Samsung. La diferencia es que
aquí hacemos carreteras, puentes, y no móviles o televisores. (...)
¿El Ibex35 es una reflexión de un Estado invitado a desindustrializarse?
Va mucho más allá. Es una forma institucional de las élites salidas
del franquismo para reinventar el Estado. Para reinventar la
desindustrialización o el franquismo. Es una fórmula estable de poder
porque carece de elecciones.
Plantea que Aznar planteó, a través del Ibex35, una idea de globalización española. ¿Qué queda de eso?
Queda el espejismo de la política de la Restauración. Creer que no se
ha perdido todo, pero en realidad España ha vuelto a ser más
semiperiferia que nunca, aunque una periferia privilegiada, eso sí. (...)
Plantea que el Ibex35 también es una respuesta a las tensiones territoriales con Euskadi y Catalunya.
El Ibex era la garantía de un reparto clásico con la burguesía vasca y
catalana, bajo la protección del Estado central. Las empresas públicas
se repartieron entre La Caixa y el BBVA, eso calmaba las aspiraciones de
estas burguesías, que por otro lado nunca ambicionaron separarse.
Ahora
el Ibex no está tan cohesionado como antes, gracias en parte a la
voladura de las cajas de ahorros. Era lo que permitía al PSOE y al PP
plantar cara a las ambiciones de estos grandes empresarios y seducirlos
con financiación.
Plantea que, con ZP, el Ibex35 adquiere un carácter
ecuménico, pactado entre las élites políticas y financieras y no
excluyente entre ellas. ¿Con ZP, el Ibex es, definitivamente, el
Régimen?
Durante la etapa de Zapatero se crea una idea de Ibex como el gran
protector del territorio patrio. El hecho de que una constructora se
hiciera con una eléctrica no se veía mal si era además española. El que
se endeudara hasta niveles inasumibles no era problema, tampoco el que
fueran las cajas de ahorro las prestamistas.
Fue una época de sueño
entre las políticas sociales de Zapatero y el Ibex, que vivía sin muchos
condicionantes. Todo eso hasta que la burbuja estalló y el Ibex ya puso
firme al Gobierno. 2010 fue la fecha clave de divorcio: se produjo la
subida de edad de jubilación y la reforma laboral, con un nivel de paro
del 20% mientras el Ibex aumentaba sus beneficios un 24%.
Los
empresarios del Ibex hicieron mucha presión para que se tomaran esas
medidas, y Zapatero vio que ya no era posible llevar a cabo sus
políticas. Fue el año en el que el Ibex definitivamente tomó el mando a
través de un cambio radical en el gabinete de Zapatero y la entrada de
la vieja guardia, la misma que entró al mismo tiempo en los consejos de
administración del Ibex, la liderada por González.
Plantea, con la crisis, una guerra en el seno del Ibex, entre
un acceso patriótico y otro internacional. ¿Es nacionalista el Ibex?
El Ibex es un medio de supervivencia de las grandes familias de
empresarios de España. Muchos son dueños de esas empresas, otros
participan en sus consejos. Ninguno de ellos quiere perder ese poder.
Por eso les interesa que los dos partidos se entiendan, necesitan volver
a organizarse para retomar el poder económico, que lo han perdido
frente a Europa y a los grandes fondos extranjeros.
El hecho de que
hiciera una quita del 70% de la deuda que tenía el Estado con Abengoa
muestra este intento del Estado por restaurar este poder. También es
cierto que ser representantes de los fondos extranjeros también supone
generosas plusvalías. Por ello, no auguro mucho futuro al polo
patriótico. Si tiene que vender lo que queda de soberanía económica del
país, lo hará.
¿Cuál es el actual momento político y el actual momento Ibex?
Es un momento de expectación ante la ola de nacionalismos en el mundo. El Brexit puede
ser terrible para las empresas del Ibex, pero al mismo tiempo esperan
que Trump les facilite una nueva fase de expansión. La gran coalición
tiene cierta solidez política, pero cojea en su poder económico.
No
pueden hacer grandes cambios ni en empleo público, ni en el sector
eléctrico. Por tanto es un periodo de parálisis y también de defensa.
Los intereses entre el PP y el Ibex se han mimetizado tanto que les
cuesta distinguirlos, y eso puede ser un problema a la hora de proponer
una agenda medianamente social o de enfrentar los nuevos desafíos en
Europa.
Tienen que consultarlo todo. Pero su capacidad de veto en el
Parlamento va a funcionar como un cortafuegos y eso al menos tranquiliza
a las élites. (...)
Creo que para saber quién va a gobernar es más útil mirar quién
compone un consejo de administración de una gran empresa que ser muy
escrupuloso en el diseño muestral de una encuesta. No falla.
Ubica un poder político que nunca antes había sido verbalizado en su desmesura. ¿Qué puede hacer la política contra él?
Mi tesis, planteada en CTXT, es que si el IBEX tiene su segunda cara
en el Estado, por protección o subvención, es la reforma del Estado la
que puede revertir su poder. A través de la reforma del Estado. (...)" (Entrevista a Rubén Juste / Sociólogo. Autor de ‘IBEX35, una historia herética del poder en España’, Guillem Martínez, CTXT, 26/02/17)
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