28.3.17

Los europeos están permitiendo que los gestores del miedo dominen el discurso público y arrastren al resto de fuerzas políticas a los postulados del cierre identitario, las murallas y la seguridad a cualquier precio... solución: construir un nuevo estado de bienestar postnacional y comunitario

"(...) En un interesante capítulo del libro ¿Dónde vas, Europa? (Herder), la socióloga Eva Illouz sostiene que Europa está pasando de una crisis de esperanza a una crisis de miedo.

Y es cierto, ya no lo vemos, pero la idea de la Unión y su materialización ha sido la más fabulosa expresión de esperanza que la política haya sido capaz de alumbrar. Unirse con la esperanza de acabar con siglos de conflictos y guerras devastadoras.

 Pero esa esperanza parece agotada. Tras el Brexit, “el desencanto está dando paso poco a poco a un sentimiento de crisis a gran escala, una crisis de miedo” dice Illouz. Miedo al futuro, miedo al extraño, miedo a la desintegración, miedo a perder la identidad, y no menos importante, a perder las seguridades básicas de la vida protegidas por el Estado de bienestar.

Quienes busquen un diagnóstico para la zozobra que nos invade encontrarán en el libro, coordinado por Miquel Seguró y Daniel Innerarity, mucho y buen material de reflexión porque reúne a 18 filósofos, pensadores, sociólogos y políticos llamados a pensar sobre qué le pasa a Europa. “La capacidad de generar esperanza es crucial para la política”, dice Illouz. Pero cuando la esperanza da paso al temor, aparecen los monstruos.

 El triunfo de Obama se debió a que supo generar ilusión y esperanza. En cambio Trump ha ganado por el voto del miedo. Entre esos dos sentimientos bascula nuestro mundo de hoy. Y aunque la esperanza se imponga en algunos casos, como en las recientes elecciones de Austria, no está claro que el miedo no vaya a ganar. (...)

Si queremos salvar Europa tenemos que recuperar la esperanza. Pero eso exige revocar las políticas que, como las que han gobernado Holanda, la mayor parte de Europa y la propia Unión, al aumentar la desigualdad y la inseguridad, han acabado minando la legitimación social del proyecto europeo. Como dice Innerarity, “no hay ninguna razón para que el avance de la Unión Europea tenga que seguir una lógica de desregulación neoliberal”.

 “En un momento en que tenemos una economía desbocada y una política impotente, la única fuente de legitimidad funcional que le queda a Europa es la recuperación del equilibrio entre lo político, lo social y lo económico, el rattrapage político de la economía”, añade.

 Esta es la receta que se desprende del libro: reforzar el papel de la política mediante una profundización democrática, embridar la economía y construir un nuevo Estado de bienestar postnacional y comunitario. (...)"                 (Milagros Pérez Oliva, El País, 19/03/17)

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