12.4.17

Portugal está mejorando rápidamente, ¿Debemos todos enterrar ya la austeridad?

"(...) cuando las recetas de recortes presupuestarios abundan más que las recetas que prescribe la seguridad social... Entonces va y llega Portugal, para aguar el festival musical de la repetición de recetas omnivalentes e inmutables (que en bastantes casos no pasan de ser un simple play-back con la voz de otros). 

Efectivamente, el caso portugués se ha revelado como un caso de éxito en la superación de esta crisis (también por ahora), y el tan necesitado giro económico en el país ibérico no ha llegado hasta que no ha dado carpetazo a la austeridad

Portugal ha acabado apostando por la receta inversa, y ha abrazado con brazos, piernas, y hasta orejas, el keynesianismo más clásico y casi desterrado del país, optando por una expansión presupuestaria que, paradójicamente, le ha permitido mejorar su déficit hasta niveles no vistos desde hace décadas.  (...)

La receta imperturbable que vino del norte acreedor fue la de la austeridad, sin réplica posible ante unos déficits y unos niveles de deuda que abrían lacerantes llagas en los abogados de la mesura crediticia (entre los que me incluyo dependiendo del caso).

 La situación del sur era la de unos países en los que los desmanes "deudófilos" se nos habían ido de las manos (para ir a parar en según qué caso a los bolsillos de otros), acorralados por unas primas de riesgo que subían en teleférico más que escalar por la ladera, casi en situación de colapso económico (y sin casi en el caso de Grecia), y con una necesidad extrema de seguir financiando un déficit que era más que imposible que fuese atajado con la misma velocidad con la que trepaban los intereses exigidos a las emisiones de deuda soberana. 

Debo recordarles que allá por 2011, más concretamente en Abril, el bono a diez años portugués rondaba un galopante 9% (...)

En Portugal se sucedieron crisis económicas, rescates, gobiernos, recetas, austeridad, más crisis, más rescates, otros gobiernos, recetas similares, más austeridad... en un círculo vicioso que el país ya no sabía ni cómo romper.

 La austeridad seguía siendo la receta inquebrantable que venía de la Europa acreedora, y que Portugal necesitaba obedecer para poder seguir accediendo al dinero que venía de Bruselas, pues suponía su respiración asistida en la Unidad de Cuidados Intensivos en la que su economía se nos iba lentamente al otro lado. (...)

Contra todo pronóstico, hubo un faro atlántico que empezó a iluminar aquella cerrada noche en la que quedó sumida la economía portuguesa. El primer ministro socialista portugués, António Costa, sufrió una metamorfosis que transformó aquel halcón fiscal que él mismo era cuando llegó al poder en Noviembre de 2015

Tras unas elecciones que resultaron no augurar nada bueno por la situación de indefinición y fragmentación política en la que quedaba el país, Costa fue el arquitecto de una coalición con el ala más izquierdista del espectro político portugués.

 La nueva receta que emergió con fuerza de aquella coalición fue la de pasar la página de la austeridad en los libros de contabilidad de los portugueses. (...)

Como pueden leer en este artículo que ha publicado el visionario semanal The Economist, incluso los redactores de la ortodoxa revista alaban abiertamente los resultados económicos conseguidos en el país luso.

 Aquella unión de idearios forzados que amenazaba con saltar por los aires en cualquier momento, fue incluso apodada por algunos como "geringonça", un término que hace una irónica referencia a un fatal destino. Aquella "geringonça" se marcó como objetivo revertir las medidas de austeridad que regían desde la crisis del Euro, a la vez que prometían cumplir con objetivos de rigurosa disciplina fiscal. Algo que muchos vieron como un brindis al sol, y que acabaron denominando "economía vudú".  (...)

Costa ha acabado cosechando éxitos económicos incuestionables como apuntaba el reputado The Economist. Su "política vudú" ha acabado resultando ser una "política desfribilador" para aquel paciente agónico con constantes vitales casi planas. Las cifras hablan por sí mismas.

 El gobierno portugués ha reducido su déficit a menos de la mitad, hasta dejarlo en un envidiable 2.1% del PIB, el más bajo desde la transición portuguesa de 1974. Sus políticas se han basado en volver revitalizar las pensiones, los salarios y las horas trabajadas, hasta llevarlos a niveles de antes de los rescates.

En paralelo a la reducción del déficit, y como parte de la "política del desfibrilador", la economía portuguesa ha crecido ininterrumpidamente durante nada más y nada menos que 13 trimestres consecutivos. 

La Europa acreedora no puede replicar nada, puesto que el inquebrantable objetivo de un déficit por debajo del 2.5% ha sido cumplido con creces, siendo la histórica primera vez que Portugal cumple con las metas fiscales de la zona Euro

El tigre luso seguro que ya tiene en el radar la siguiente meta a alcanzar para que los agentes económicos le reconozcan sus logros más ampliamente: que las agencias de calificación y los agentes del mercado dejen de considerarlos como un país con un riesgo a nivel del "bono basura", y le otorguen la ansiada bandera verde con la consideración de grado de inversión.  (...)

Éste debería ser un justo reconocimiento al méritorio desempeño económico luso, puesto que actualmente Portugal dedica al pago de los intereses de su deuda más que ningún otro país Europeo. Una pesada carga a pesar de la cual Portugal ha conseguido remontar el vuelo.

 Es de esperar que, cuando la economía portuguesa logre deshacerse de este pesado lastre, sus logros económicos serán todavía mayores. (...)"               ( , El blog salmón, 10/04/17)

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