"La opa del gigante italiano de las autopistas Atlantia sobre Abertis ha tenido una consecuencia inesperada: un sorprendente silencio político alrededor de una operación de más de 16.000 millones,
en la que está en juego el control de una empresa cotizada del Ibex 35 y
un negocio regulado por la Administración con tanta relevancia pública
como los peajes, una cuestión especialmente sensible en Cataluña.
Pero, tanto en Cataluña como en Madrid, las fuerza políticas de cualquier color han evitado pronunciarse sobre la opa de Atlantia. Puertas afuera, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna (PP),
ha evitado comentar la opa y se ha limitado a señalar que el Gobierno
tendrá que autorizar el traspaso de las concesiones “pensando siempre en
el interés general de los españoles". Ni más, ni menos. Y eso que el
principal activo de Abertis, la AP-7, es una concesión del Gobierno
central.
Más sorprendente es el caso de Cataluña. Muchas de las
concesiones de Abertis han sido otorgadas por la Generalitat, como el
Túnel del Cadí, Tabasa o la C-32, que une Barcelona con Sitges. Pero la
clase política catalana se ha mostrado ausente en la cuestión de la opa.
El 'conseller' de Territori i Sostenibilitat, Josep Rull (PDeCAT), no ha dicho esta boca es mía sobre la operación. Y ni siquiera la CUP, la extrema izquierda más radical de España, se ha pronunciado en ningún sentido.
ERC, que impulsó en 2012 la campaña 'No vull pagar' —no quiero pagar—, gobierna ahora en Cataluña, pero las gestiones de su líder, Oriol Junqueras,
que ahora es vicepresidente económico, no han ido más allá de pedir una
reunión con La Caixa para hacer un seguimiento de la cuestión. Ni un
pronunciamiento, ni una declaración, en una comunidad autónoma donde los
peajes en las autopistas siempre se han visto como un agravio
comparativo más con el resto de España, que disfruta de muchas más
autovías gratuitas. (...)
El silencio de la clase política española contrasta con lo que pasó
en Italia hace 10 años, cuando Abertis quiso hacer la misma operación
pero al contrario: una fusión amistosa con Autostrade —ahora denominada
Atlantia—. Entonces fue el ministro de Transporte italiano, el exfiscal Antoni di Prieto, quien lideró la oposición al proyecto y el que después de un año de fuertes tensiones políticas consiguió hacerlo descarrilar.
En
cenáculos políticos y empresariales madrileños se especula con lo que
en Cataluña se denomina una 'torna', una operación de vuelta en la que Enel vendería Endesa —o lo que queda de Endesa— a Gas Natural
como compensación a la opa sobre Abertis, según apuntan algunas fuentes
financieras. Pero otras fuentes lo descartan del todo y recuerdan que
el Gobierno Rajoy nunca ha tenido prioridades estratégicas en el control
de las grandes empresas españolas, como se vio, por ejemplo, con la venta de la petrolera Cepsa a IPIC en 2011.
El contexto político no ha jugado a favor. Tampoco que la operación se
filtrase antes de que Atlantia la tuviese lista. Pero una vez presentada
ante la CNMV, los partidos españoles siguen de espaldas a una opa que
supondrá el cambio más significativo en el capitalismo español desde el
desembarco de Enel en Endesa. (...)
El último factor que también ha sido determinante en la opa más
desdibujada de la política española ha sido que el Ministerio de Fomento
no sabe qué hacer con los peajes. El PP se ha mostrado partidario del
fin de los peajes cuando acabe la vida de las concesiones actuales. Pero
no hay consenso en cómo financiar el mantenimiento futuro de toda esta
red de vías. La Generalitat ha hecho una propuesta
al ministro De la Serna, pero la tensión soberanista lo enturbia todo. Y
sin un modelo claro, tampoco se sabe dónde encajar la opa de los
italianos." (Marcos Lamela, El Confidencial, 23/05/17)
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