"España, ese país en el que la pobreza sigue sin ser un problema de Estado porque sus responsables están a otra cosa, en el que la riqueza se distribuye cada vez menos y peor y en el que la precarización
avanza sin freno ni compasión, puede añadir otra muesca de descrédito a
su marca: ha batido su propio récord de pobreza, que ya alcanza al
22,3% de los hogares, según acaba de revelar la Encuesta de Condiciones
de Vida del INE (Instituto Nacional de Estadística). (...)
La evolución del número de hogares en riesgo de
exclusión social, por otro lado, refleja con claridad cómo la pobreza se
está cronificando en España: el porcentaje de familias en riesgo de
exclusión comenzó a crecer en 2014, coincidiendo con el inicio de la
recuperación económica y el aumento del PIB, por una parte, y, por otra,
con el descenso de la población --590.757 personas
en cuatro años-- provocado por la caída de la natalidad, la partida de
migrantes y la salida de jóvenes autóctonos. Cae la población, crece el
PIB –el avance trimestral del 0,8% sobre los 1,113 billones del cierre de 2016
anunciado este martes lo sitúan en un nivel de récord de 1,12
billones-- y aumentan el empobrecimiento y la desigualdad, una
combinación de tendencias que debería, cuando menos, mover a la
reflexión en un país decente (“honesto, justo, debido, digno, que obra
dignamente”).
De hecho, el mayor aumento de la desigualdad
–un punto y medio entre 2013 y 2014-- coincide con el final del tramo
más duro de la crisis y los primeros indicios de que comenzaba a
producirse una mejora de los indicadores macroeconómicos.
Ese desplome de las rentas, que el propio INE admite
que sería mayor de no haber incluido en los cálculos el valor de las
viviendas que ya son 100% propiedad de las familias y que se produce en
un Estado en el que casi diez millones de familias dependen de subsidios y pensiones para sobrevivir, superó el 15% entre 2009 y 2014, periodo en el que el promedio de ingresos por familia cayó de 30.045 euros anuales a 26.092.
Sin embargo, y pese a que en esa misma etapa, mientras la sociedad
española vivía el proceso de empobrecimiento más acusado de las últimas
décadas, el coste de la vida
o IPC crecía un 7,6%, un artificio contable permitía sujetar
oficialmente el avance real de la desigualdad: el INE recortó en un
10,3% sus estándares de pobreza,
cuyo umbral se redujo de 8.876,80 euros a 7.961,30.
Es decir, que
mientras caían los ingresos de las familias y el aumento de los precios
dificultaba el acceso a los productos de consumo –un 6,9% la comida,
un 17,9% la vivienda, un 12,7% el transporte--, muchos pobres dejaban
de serlo estadísticamente. Aunque el dinero les alcanzara para menos. (...)
Mala dieta y poca estufa
Ese deterioro de la situación económica de las
familias españolas resulta patente en el apartado de la Encuesta de
Condiciones de Vida que analiza las carencias materiales.
Por una parte, más de 530.000 hogares, la mitad de ellos con niños, no
pueden permitirse comer carne, pollo o pescado cada dos días, una dieta
que, por la baja presencia de proteína –son necesarios entre 100 y 150
gramos diarios, preferiblemente de origen animal--, entraña graves
riesgos para la salud, especialmente en el caso de los niños, cuyo
crecimiento puede verse comprometido en caso de sufrir déficit de
hierro.
Por otra, a casi 1,9 millones de familias –una de cada seis
monoparentales-- no les alcanza para mantener su vivienda con una
temperatura adecuada.
Y, por otro lado, más de un tercio de las unidades de
convivencia –siete millones largos de casas-- carece de capacidad para
afrontar gastos imprevistos de más de 650 euros mientras otro millón y
medio –eran 1,87 hace dos años-- se ha retrasado en los pagos del
alquiler o la hipoteca en el último año.
Eso explica, entre otros
motivos, por qué en los tres años de la recuperación macroeconómica, y
pese al estrangulamiento del crédito privado, los tribunales han
recibido 197.360 demandas de ejecución hipotecaria –con un claro
descenso por debajo de los 50.000 por primera vez en nueve años--,
105.914 peticiones de desalojo por impago de arriendos y 1,84 millones
de reclamaciones de deudas, según los datos del Consejo General del
Poder Judicial.
La encuesta tiene en cuenta más tipos de privaciones:
hasta nueve penurias que son más comunes entre los estratos más
desfavorecidos, pero que ya afectan a más de la mitad de las familias (...)
Las más frecuentes en el segundo grupo fueron la incapacidad para
afrontar gastos imprevistos de más de 650 euros (99,4%), no poder irse
una semana de vacaciones al año (99,2%), no poder mantener la casa con
una temperatura adecuada (81,1%) y retrasos en los pagos relacionados
con la vivienda o en compras a plazos (75,7%). Los cuatro restantes son
la imposibilidad de adquirir un automóvil, un teléfono, un ordenador o
una lavadora. (...)
La clase media mengua
Las familias que sufren cuatro de esas nueve carencias
son, junto con las de bajos ingresos y aquellas cuyos miembros logran
trabajar menos del 20% del tiempo posible, uno de los tres grupos que se
tienen en cuenta para calcular el llamado Índice AROPE de riesgo de
pobreza o exclusión social, el cual, pese a experimentar un ligero
retroceso, alcanza al 27,9% de la población: 5,13 familias, más de cinco
puntos y medio por encima del índice de pobreza por rentas (...)
Por otro lado, la evolución de las clasificación de las familias en función de las facilidades o dificultades para llegar a fin de mes parece
confirmar la tendencia a la baja de las llamadas clases medias como
consecuencia del empobrecimiento, un proceso que actuó como catalizador
de movimientos como el 15-M y que tuvo su mayor intensidad a mediados de
la pasada legislatura, y que ha causado un notable aumento de los que
encuentran graves problemas para estirar sus ingresos hasta el día 30,
que han pasado del 10,6% de los años previos a la crisis (2007) al
actual 15,3% (2,8 millones de hogares, a los que se suman 3,4 con
dificultades de menor intensidad) tras un pico del 16,9% en 2013.
El grupo de hogares españoles que llega a fin de mes con relativa
facilidad o dificultad, en el que la encuesta ubica a 9,8 millones de
familias, no ha llegado a bajar del 50% del total en los últimos doce
años. No obstante, el actual 53,4% se halla algo alejado del 59,3% de
2005 y revela que, en una década, la crisis ha expulsado de la clase
media a más de un millón de familias." (
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