29.5.17

Macron es “el intento de grandes intereses, financieros y otros, que no se contentan ya sólo con tener el poder económico”. Está cambiando la naturaleza del poder

"No ha sido ningún intelectual melenchonista de extrema izquierda sino uno de los máximos aliados del nuevo presidente de la república francesa (Francois Bayrou, líder del Movimiento Democrático) el que lo ha dicho: Macron es “el intento de grandes intereses, financieros y otros, que no se contentan ya sólo con tener el poder económico”.

 Alain Minc, asesor de políticos franceses y consejero de Macron, lo ha rematado: este último es un producto de las élites, pero los que lo votan no son las élites.

 La cosa tiene miga y replantea (después de la presencia del multimillonario Trump en la Casa Blanca) si se está produciendo poco a poco, una sustitución de los gestores y expertos de la política y de la economía por millonarios, financieros y empresarios. 

Una suplantación de los mediadores. Si así fuese, los que se habrían radicalizado serían esas élites que ahora pretenden gobernar directamente no sólo la economía sido también la política. Hemos pasado de la declaración de Hollande para ganar el Elíseo de “mi enemigo son las finanzas” a ceder su asiento a un representante de la Banca Rothschild. Otro modelo de democracia. Lo que Esteban Hernández ha denominado la sociedad de la excepción (Clave Intelectual).

 Una nueva cúspide fabrica la esencia del discurso político e ideológico dominante bajo del manto de la sociedad abierta y de la globalización. Está cambiando la naturaleza del poder. (...)

 Es necesario regular estos cambios, según el último estudio de la Comisión Europea sobre la globalización, si se quieren limitar los efectos electorales y la influencia de lo que se denominan populismos renovados. Lo que expresan Bayrou y Minc es que Macron representa, sobre todo, a los ganadores y a los protegidos de la globalización. 

El problema es la credibilidad europea para poner semáforos a la globalización. Todavía están muy cercanas las palabras de Sarkozy, al principio de la Gran Recesión, apelando a refundar el capitalismo, regularlo, embridarlo,… con los resultados que todos conocemos. Poco más que retórica."                 (Joaquín Estefanía, El País, 13/05/17)

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