3.5.17

Portugal, sorpresa internacional y envidia de la izquierda española

"(...) Costa se convirtió en primer ministro en noviembre de 2015 de rebote, tras un fallido Gobierno de 11 días del conservador Pedro Passos Coelho (PSD). Al frente de la segunda fuerza en votos, tuvo una acogida escéptica, en vista del histórico odio entre su partido (PS) y el comunista y antieuropeísta PCP. 

Se topó con el rechazo expreso de parte de la oligarquía empresarial y su gobierno fue bautizado irónicamente por adversarios como el derechista Paulo Portas ( fichado el verano pasado por la mexicana Pemex) como el de la “geringonça”, una cosa mal hecha que, sin que nadie sepa cómo, funciona. Como una bicicleta atropellada por un autobús.

Más de 500 días después, la bicicleta sigue en marcha y Costa, uno de los pocos socialistas que gobiernan en Europa,  lidera los sondeos con un 42% de intención de voto, 17 puntos por encima de los democristianos, en pacífica cohabitación con el ortodoxo presidente Marcelo Rebelo de Sousa, verso suelto del democristiano PSD que nada tiene que ver con su antecesor, el muy conservador Aníbal Cavaco Silva.

Sin apartarse de la ortodoxia que exige Bruselas, Costa, un hábil negociador, ha aprobado medidas puntuales para distanciarse de la austeridad a ultranza de Passos Coelho (que tuvo gestionar la digestión de un rescate de 78.000 millones) y mejorar las condiciones de vida en un país que en 2015, un año después de despedir a la troika, tenía a casi dos millones de personas en riesgo de pobreza, un 20% de la población.

Entre otras medidas, el Gobierno ha subido el salario mínimo con el compromiso de aumentarlo un 25% en cuatro años (ahora no llega a 650 euros), ha aprobado medidas  contra la pobreza energética, más días de vacaciones, menos IVA para la restauración (el general sigue en el 23%) y ha puesto fin a los recortes salariales a los funcionarios y a la privatización de la aerolínea TAP.

Las cifras acompañan a Portugal, que mejora mes a mes casi todos sus indicadores, con la expectativa de salir en breve del procedimiento de déficit excesivo que tiene abierto en la Comisión Europea. El viernes, el Instituto Nacional de Estadística (INE) luso situaba la tasa de paro por debajo del 10% por primera vez en ocho años, un 9,9% en febrero. El paro registrado cayó un 18% interanual en marzo, la mayor reducción en 28 años.

El PIB portugués creció en 2016 un discreto 1,4%, pero acumula trece trimestres al alza. El pasado jueves el Gobierno aprobó su Programa de Estabilidad, que prevé un crecimiento económico del 1,8% para este año (nueve décimas menos que España) y un déficit público del 1,5% que en 2021 debería pasar a un superávit del 1,3%.

El déficit de 2016 fue una sorpresa: un 2%, cinco décimas menos de lo que exigía Bruselas y el más bajo desde la Revolución de los Claveles de 1974. El desajuste (muy inferior al 4,33% de España) mejoró las previsiones del FMI, de la CE, el BCE y el propio Gobierno portugués, que a mediados de 2016 preveía un 2,5%.

Milagro o pragmatismo

Hay quien habla de " milagro", como la presidenta del Conselho das Finanças Públicas, Teodora Cardoso (equivalente a la Autoridad Fiscal Independiente Española), que cree que la reducción del déficit podría no ser sostenible porque se explica por factores extraordinarios, como un perdón fiscal (que no amnistía) aprobado a finales del año pasado para permitir regularizar deudas de empresas y familias con el Fisco y la Seguridad Social sin pagar intereses ni multas (en caso de devolver la totalidad de lo adeudado).

Para explicar estas cifras, el director del diario portugués Público, David Dinis, prefiere "hablar de pragmatismo" por parte del PS y de sus socios. "Desde el primer momento" fueron conscientes de que aplicar "una política completamente alternativa" dentro de la UE no era viable, porque en Europa "las reglas son las que son".

Dinis, que reconoce a eldiario.es que estaba entre los escépticos cuando llegó Costa, cree que el "gran desafío" pendiente es de Portugal es su deuda pública, uno de los pocos indicadores que no han mejorado con el nuevo Gobierno. El medio que dirige se apuntó en febrero una gran exclusiva, al desvelar que el anterior Gobierno conservador había dejado escapar 10.000 millones de euros a paraísos fiscales sin ningún tipo de control de Hacienda. El asunto todavía está bajo investigación.(...)

En esta materia, también parece imponerse el pragmatismo. Un grupo de trabajo sobre la sostenibilidad de la deuda pública creado por el PS y el Bloco acaba de proponer que el Ejecutivo defienda en Europa un programa de reestructuración basado en extender los plazos de madurez de la deuda de los 15 actuales a 60 y una reducción de los intereses, entre otras medidas. Ni hablar de quitas.
Los problemas del sector financiero luso están pendientes de resolverse. (...)

Pese a las dudas sobre la deuda y la situación de la banca, la mejora económica se ha traducido en el nivel más alto para la rentabilidad de las empresas lusas desde el rescate de 2011, según datos publicados en abril por el Banco de Portugal, y en máximos históricos en la confianza de los consumidores.

Un ejemplo es Pedro Fernandes, empleado de la empresa de 'handling' Groundforce en el Aeropuerto de Lisboa (participada por TAP). "Aunque la gente gane lo mismo o un poco más que antes, hay más confianza para gastar, menos miedo", dice Fernandes, cuya esposa es maestra en la escuela pública. 

Pone como ejemplo su empresa, donde "han descongelado las contrataciones y las revisiones salariales" tras un conflicto laboral que a finales del año pasado fue sofocado gracias a la intervención gubernamental. La mano de Costa, el gran negociador."                 (eldiario.es, 29/04/17)

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