"(...) El único sindicato que ha llamado a votar
por Emmanuel Macron para evitar la victoria de Le Pen es la CFDT, el
sindicato más próximo a los socialistas. La
CGT ha apelado a “no votar a Marine Le Pen” y promueve implícitamente
el voto blanco o nulo, en la línea de Jean-Luc Mélenchon, y Force Ouvrière (FO) no ha dado ninguna consigna de voto.
Es más, según una encuesta de Harris Interactive
anterior a la primera vuelta, el 24% de los simpatizantes de FO
expresaban su intención de votar a Le Pen en la primera vuelta. Caben
pocas dudas de que el próximo domingo serán muchos más.
En la derecha tampoco hay unidad en relación al voto en la segunda vuelta. El poderoso movimiento Manif pour tous,
creado para oponerse al matrimonio homosexual y que se convirtió en el
único apoyo relevante del candidato François Fillon más allá de su
partido, se ha posicionado claramente contra Macron.
Los obispos
franceses se han negado, en un polémico comunicado, a tomar partido para
la segunda vuelta -una actitud muy distinta a la que tuvieron en 2002- y
Christine Boutin, exministra de Nicolas Sarkozy y ex-presidenta del
Partido Cristiano-Demócrata, ha anunciado en una entrevista a Le Figaro
que votará Le Pen como voto útil “contra Macron”. Boutin ha clarificado
su objetivo: “levantar la inquietud, el miedo y el oprobio que podría
cernirse sobre los electores de derechas tentados por el voto a Le Pen”.
Finalmente, Nicolas Dupont-Aignan, que obtuvo casi un 5%
de los votos en la primera vuelta, ha llamado a votar por Marine Le Pen,
que le ha correspondido anunciando que si gana le nombrará primer
ministro. Una maniobra destinada a captar el voto conservador gaullista.
Así las cosas, una semana después de la
primera vuelta los apoyos a Marine Le Pen parecen más consistentes de lo
que podrían parecer. No sólo las encuestas le otorgan una intención de
voto ligeramente superior al 40%, es decir, casi el doble del apoyo
obtenido en la primera, sino que los apoyos a Emmanuel Macron parecen
haber tocado techo.
La gran incógnita de la segunda vuelta
será la participación y el voto en blanco. En la primera votaron 37
millones de franceses -1 milón en blanco-, un 77% de los ciudadanos
inscritos en el censo electoral. De estos, un 20% -más de 7 millones-
decidieron su voto en los últimos días, como parece que volverá a
suceder ahora.
Según las últimas encuestas, hay un 20% de franceses que
aún no han decidido qué van a votar, si es que finalmente ejercen su
derecho al sufragio. Si el número de ciudadanos que finalmente deciden
votar por Macron o Le Pen no supera los 30-31 millones, se abriría un
escenario de incertidumbre.
Según la mayoría de sondeos, Macron puede
contar con los más de 8,6 millones de votantes que le hicieron
confianza en la primera vuelta, más dos tercios de los votantes de
Benoît Hamon (1,6 millones), un 40%
de los votantes de Fillon y un 45% de los que optaron por Mélenchon,
unos 6 millones más. En total, 16 millones de votos que constituirían su
base electoral. (...)
Con todo, un tercio de los votantes de
Fillon -2,4 millones de franceses- afirman tener la intención de votar
por Marine Le Pen, e incluso un 20% de los votantes de Mélénchon (1,5
millones más), especialmente aquellos que se declaran “ni de izquierdas
ni de derechas”. Si a ellos les añadimos la mayoría de los votantes de
Dupond-Aignan -supongamos que 1,5 millones- podríamos considerar que Le
Pen puede contar con una base 13 millones de votantes para la segunda
vuelta.
Sin embargo, el porcentaje de electores
que votaron por Fillon dispuestos a votar por Le Pen podría estar
creciendo, a medida que los indecisos van decidiendo su voto. Si Le Pen
consiguiera el apoyo de la mitad de los votantes de Fillon, además de
los más que posibles 700.000 votantes de los dos candidatos
conservadores minoritarios, podría llegar a los 15 millones de sufragios
y se acercaría peligrosamente a la base electoral con la que cuenta
Emmanuel Macron.
Por otro lado, la campaña de la segunda
vuelta está evidenciando las dificultades de Macron para dirigirse al
electorado de izquierdas. Si esta dinámica provocara que el número de
votantes de Mélenchon que opten por el candidato centrista se reduzca
del 45% que indican las encuestas a sólo un tercio, estaríamos en un
virtual empate entre los dos candidatos que podría decidirse por un
margen muy estrecho. (...)
Por el contrario, Marine Le Pen ha pasado a la ofensiva con tres objetivos: conseguir el apoyo mayoritario del electorado conservador y católico, con referencias al gaullismo y a los valores tradicionales; hacerse con el sufragio de los votantes de Mélenchon menos ideologizados; y evitar que el electorado más izquierdista apoye al candidato centrista, con referencias constantes al “banquero Macron”. Tres estrategias que le pueden dar excelentes resultados." (
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