"La moción de censura al actual ínclito monclovita es una necesidad
ineludible y democrática. El olor a nauseabundo que emanan las
alcantarillas del Estado es insoportable. Las consecuencias económicas,
sociales, políticas y morales ya las conocemos todos.
España es una
sociedad sin futuro, ineficiente, desigual, pusilánime, enviciada. Pero
para que la moción de censura sea útil de verdad debe plantearse con
cabeza, con mucho tiento, con mucho tacto, no dejarse llevar por
impulsos.
Si se hiciera bien, no les quedaría más remedio a quienes
“sujetan” el régimen actual, PSOE y Cs, que apoyarla, salvo que se
quisieran auto-inmolar -todo es posible por estos lares ya que “de todo
tiene la viña, uvas, pámpanos y agraz”-. (...)
Si Unidos-Podemos quiere dejar completamente desnudos a PSOE y Cs haría
bien en proponer como candidato a la presidencia del Gobierno a una
persona de consenso, respetada por todos, con un mandato explícito,
claro, sencillo, asumible por la inmensa mayoría de los españoles.
Absténganse de ello, obviamente, los denominados tecnócratas, auténticos
señuelos del régimen para mantener todo como está. Podría decir o
explicitarse de la siguiente manera: “Durante los dos próximos años éste
gobierno de transición consensuado con las fuerzas políticas y sociales
pondrá las bases que permitan una regeneración y rearme moral,
económico y social de nuestro país”.
Pare ello deberá explicitar un
conjunto de cambios legales, reformas y propuestas que sean el común
denominador de todos aquellos que quieran dar la vuelta a la situación
actual.
Es necesario llevar a cabo un conjunto de reformas que hagan de España
una democracia de facto y de iure. Cosas básicas, elementales. Viendo
atónitos los escándalos que circulan estos días es necesario apuntalar
una separación efectiva de poderes.
Es ineludible una ley antimonopolio
que prohíba explícitamente la participación en el accionariado de medios
de comunicación de bancos y otros vehículos de inversión, y viceversa.
Es fundamental terminar con las puertas giratorias de políticos y
funcionarios.
Las grandes empresas, especialmente aquellas que viven del
Boletín Oficial del Estado, deben entender de una vez por todas que les
será más rentable invertir en formación de sus trabajadores, en
innovación de procesos o productos, que en políticos y/o funcionarios.
Y, por higiene democrática, es fundamental acabar con todo aquel
personal de la administración pública colocado a dedo por los partidos
de turno -amigos, familiares, militantes,…-, mientras se refuerza el
correspondiente a los pilares básicos de nuestro estado del bienestar
-educación, sanidad, justicia, dependencia, inspección, seguridad,….
Desde un punto de vista económico el gobierno de transición “promoverá
todas las reformas económicas y sociales encaminadas a un modelo
productivo más eficiente, económica, ecológica y energéticamente; y,
obviamente, mucho más justo -la pobreza se está cebando con los jóvenes,
con los más débiles-“.
Hay que acabar con el capitalismo de amiguetes y
el Totalitarismo Invertido en que se ha convertido España, donde la
igualdad de oportunidades son meras palabras huecas que hace tiempo el
viento se llevó. Es necesario repensar la educación de nuestros hijos y
nietos como el motor clave para que alcancen su auténtica libertad, no
sometidos a ningún proceso de alienación, y, obviamente, para que el
ascensor social funcione.
No es de recibo, al menos para mí, que según
el barrio en el que se nazca, los niños y niñas de este país están
predestinados a ser carne de cañón.
Hoy en día es más necesario que nunca algo de lo que
carecemos, nuevas élites audaces que promuevan una profunda reforma
fiscal -aumentar la imposición a rentistas, mientras se baja la del
factor trabajo, el IVA y la de las pequeñas y mediana empresas-; lucha
sin cuartel contra los oligopolios patrios, y, muy especialmente, un
cambio radical del actual marco energético.
El objetivo es claro,
iniciar una fase de incremento y modernización de nuestro aparato
productivo. Ello será complementado con una lucha sin cuartel contra la
creciente desigualdad, mientras se defiende políticas redistributivas.
La evidencia empírica demuestra que la baja desigualdad después de
impuestos está altamente correlacionada con un crecimiento más alto y
duradero, y que las políticas redistributivas no tienen un impacto
negativo en el crecimiento, al revés, el gasto en sanidad y educación es
positivo.
Si Iglesias diera estos pasos dejaría
desnudos a los voceros de PSOE y Cs que sostienen, por acción y/u
omisión, a un régimen agotado. Y demostraría sabiduría política.
Veremos." (Juan Laborda, Vox Populi, 30/04/17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario