"Juan Antonio, barrendero del Ayuntamiento de Madrid, sufre las
consecuencias de la nueva figura judicial del “ignorado ocupante”,
fórmula que permite desahuciar a quienquiera se encuentre en la vivienda
a la vez que impide el acceso efectivo al derecho a la defensa legal de
las personas afectadas.
“Al señor Rajoy, que está diciendo que el país está recuperándose”,
empieza Juan Antonio, “me gustaría cogerle de la oreja y traerlo aquí
por el barrio para que vea”. Hemos quedado para hablar después de la
asesoría colectiva de la PAH. Ha pasado un mes y medio desde su
desahucio y me alegro de verle despreocupado. Sus anécdotas, que fluyen
rápidamente, hablan de la rabia, pero también del abrumador apoyo que ha recibido durante estos meses de tránsito de una casa a otra.
Y no sorprende: lo que más resalta en Juan Antonio es que conoce el barrio y el barrio le conoce.
Es uno de los barrenderos del Ayuntamiento de Madrid, y mientras
charlamos en un banco en la Avenida de Albufera, no para de pasar gente
que le saluda.
Juan Antonio, que antes de convertirse en barrendero fue mozo
especializado de pescadería durante 15 años, vuelve al año 2013 para
contar su historia. Fue cuando se quedó en paro y tuvo que irse de la
casa que había alquilado durante 20 años.
Encontró una habitación barata y acordó con su dueña, una tal Paola, el alquiler de palabra.
Paola desapareció y empezaron a llegar cartas avisando de que el piso
estaba embargado. Fue entonces cuando el hermano de Juan Antonio le
propuso que se pusiera en contacto con la PAH.
Un día preguntó a su
trabajadora social si le podía echar una mano, y ella le acompañó
personalmente a la PAH. Hoy Juan Antonio sigue estándole agradecido. Se
explica sin ahorrar palabras: “Lo único que le importa al gobierno es
tener gente vegetal que se queda contenta con sus 400 euritos mientras
les roban, pero si estoy en la PAH no lo van a conseguir conmigo”.
En efecto, parece poco probable que lo consigan. Desde que llegó a la
PAH, Juan Antonio no ha parado de prestarse al apoyo mutuo. No ha sido
fácil la búsqueda de una solución a su complicada situación como
inquilino estafado sin contrato por escrito. Sin haber ocupado, sufre
las consecuencias de la nueva figura judicial del “ignorado ocupante”.
Esta fórmula permite desahuciar a quienquiera se encuentre en la
vivienda a la vez que impide el acceso efectivo al derecho a la defensa
legal de las personas afectadas. Para denunciar esa desprotección, Juan
Antonio acudió en su momento a la Oficina de Intermediación Hipotecaria
del Ayuntamiento con la orden del lanzamiento a nombre de a su
desaparecida casera. “Me dijeron que como no soy propietario, lo mío no
es un desahucio”, cuenta con enfado en la voz. “Y Bankia no quiere
negociar con nadie, absolutamente con nadie”. (...)
La precarización puede ser dura, pero no ha evitado que se creen
lazos de solidaridad. El 5 de mayo los barrenderos de Vallecas Labora no
trabajaron. “No cojais los carros porque hay que ir a apoyar a Juan
Antonio que le quieren desahuciar”, anunció el encargado al inicio de la
jornada.
Así, los compañeros del trabajo se unieron a los de PAH Vallekas en
el intento de paralizar el desahucio de Juan Antonio. Pero se
encontraron con seis furgonetas, un helicóptero, y un procurador de
Bankia sin ganas de negociar. Para Juan Antonio fue un día duro.
“Llorando salí como si estuviera completamente indefenso”, cuenta. “Por
suerte estaban mis compas y me ofrecieron sus casas y su amistad”.
A día de hoy vive en un piso compartido con un matrimonio de su misma
edad y el hijo mayor de este. El Ayuntamiento le paga el alquiler de
los primeros tres meses, pero espera una solución duradera. Lleva cuatro
años esperando un piso de la EMVS.
“Siempre me dijeron que no me
preocupe, que cuando llega el desahucio me suben los puntos y me van a
dar una vivienda [social]”. Pero aquel día de mayo el tono fue otro, y
lo que le ofrecieron a Juan Antonio fue el menú habitual del Samur
Social: una cama en un albergue.
“Una cosa es que yo sea pobre, pero antes de un albergue voy a dormir
al banco”, suelta. Le resulta engañosa la manera en la que le han
tranquilizado la víspera de su desahucio: “Al final no me subieron los
puntos, dijeron que lo mío no es un desahucio porque no soy un
propietario”. (...)
Y ya ha visto a demasiados amigos perderlo todo tras perder la casa.
“Gente como yo que están solos, que han perdido sus familiares por las
dificultades en la vida” se convierte en “gente que no piensa, que se
desmoraliza, que solo piensa en sus dos cartones del vino para dormir
borracho”.
“En eso han convertido este país para que lo puedan robar”.
¿Entonces, qué?, pregunto. “Hay que seguir luchando”, responde Juan
Antonio y sonríe. Sabe que la alevosía impune de Bankia, la tendencia
del Ayuntamiento a criminalizar la precariedad y la mala práctica
judicial se han dado la mano. Pero nadie le convertirá en un vegetal." (Lotta Meri Pirita Tenhunen, miembro de PAH Vallekas, Saltamos.net, 23/06/17)
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