9.6.17

El Partido Popular forma parte de una corriente de época, reforzada con la crisis económica, que consiste, simple y llanamente, en cargarse el sistema democrático y el estado del bienestar

"(...) El ya dimitido Jefe de la Fiscalía Anticorrupción, Manuel Moix, ha caído, en fin, porque la suma de unos periodistas que cumplen con su trabajo, una sociedad indignada, y un PP debilitado en el Parlamento han producido una situación insostenible. 

El fiscal Moix, que se atrevió a acusar al 15M de dañar a las instituciones, es sólo una pieza más de una estrategia, la del PP, que es la que provoca de verdad un perjuicio irremediable al sistema democrático, pues ataca a uno de los pilares sobre los que se sustenta: la confianza de la ciudadanía en sus instituciones.

 Ni en los sueños entrópicos más húmedos del más ferviente de los anarquistas podríamos encontrar tamaña labor de zapa y destrucción del sistema. Para el PP, su supervivencia está por encima de cualquier otra consideración, sean los españoles a los que dicen representar, la patria a la que dicen proteger y amar o el régimen político de libertades y democracia del que se declaran partidarios. 

El Partido Popular forma parte de una corriente de época, reforzada con la crisis económica, que consiste, simple y llanamente, en cargarse el sistema democrático tal y como fue concebido después de la guerra civil europea, que fue mundial y causó más de 50 millones de muertos. 

La conciencia de esta catástrofe llevó entonces a Europa a caer en la cuenta de las consecuencias que tenía para la sociedad dejar que el mercado siguiera, sin bridas, su camino: arrastrarnos a todos al abismo.

 Fue entonces cuando nació el pacto social que permitió la construcción de la democracia representativa tal y como hoy la conocemos, el Estado de bienestar y la idea asociada de que el Estado es legítimo si es de todos y no sólo de una parte. 

Este sistema, que era muy imperfecto, que permitió que los de siempre siguieran mandando y que el capitalismo sobreviviera a sí mismo, pero que permitió un desarrollo sin igual del bienestar de la población, es el sistema democrático. Este es el sistema que está en el punto de mira del fundamentalismo del mercado, y es el que están destruyendo desde que Thatcher decidió que “la sociedad no existe”.

 Sobre esta base, la crisis económica y las políticas de austeridad han dado una nueva vuelta de tuerca para construir el mundo que desean: una democracia sin “demos”, una democracia, en fin, desvinculada de su núcleo fundamental: que la legitimidad última del poder resida en la capacidad del pueblo para decidir su destino. 

El PP, que es no sólo cómplice, sino activo agente de esta estrategia, es por eso, a todas luces, un partido anti-sistema, y el fiscal Moix, una pequeña pieza más de ese engranaje, perfectamente sustituible. A ver a quien nos ponen ahora."          (Carlos Haynes Campos  , Sin Permiso, 02/06/2017)

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