"(...) Pablo Iglesias arrancó su discurso sin medias tintas con un objetivo claro: tender lazos hacia el PSOE de Pedro Sánchez.
"En el pasado no nos pudimos entender y asumo mis errores, espero que
asuman los suyos", aseguraba Pablo Iglesias, dejando planteado que esa
falta de “entendimiento” fue la que "abrió la puerta al Gobierno de
Rajoy". "Las circunstancias de hoy nos obligan al entendimiento,
seguimos dispuestos a buscar entendimiento y diálogo", dijo.
Y nuevamente llamó al PSOE a sumar fuerzas contra el PP: "Esta moción
servirá para obligar al Gobierno a rendir cuentas por la corrupción
insostenible, y estaría en su mano que también sirviera para sacarles
del Gobierno", zanjaba. (...)
En función de este llamado a los socialistas para fortalecer una
oposición común contra el PP, fue notorio el cambio de tono de Iglesias
sobre Felipe González: en su discurso ya no evocaba la “cal viva” y su
papel en promover una organización paramilitar contra la izquierda vasca
como fueron los GAL. En cambio, decía que, “a pesar de todo”, Felipe
González "pasó a la historia como el presidente de la modernización".
“Ojalá que nos pongamos de acuerdo para sacarlos del gobierno, más
temprano que tarde”, llamaba nuevamente Iglesias a los parlamentarios
del PSOE.
Esta importante interpelación al PSOE en el comienzo de su discurso
mostraba cuál era el eje central de la estrategia de Podemos: disputar
con el PSOE la hegemonía de la oposición al gobierno, y, al mismo
tiempo, abrir el juego para una posible coalición de gobierno con los
socialistas, con un modelo a la “portuguesa”, encabezado por Podemos o
por el PSOE.
Para esto, no solo era necesario “moderar” su tono con los
socialistas, sino también mostrar una postura más aceptable para sus
posibles aliados en dos cuestiones: un programa económico
socialdemócrata y una ubicación “constitucionalista” en lo referente a
la cuestión catalana, es decir, la negación en los hechos del derecho a
decidir, aunque este se defienda en abstracto para la tribuna. (...)
Su fórmula de “derecho a decidir” pero “decidido entre todos” mantiene
la posición que viene caracterizando a Podemos en esta cuestión (...)
Mientras habla de “plurinacionalidad”, “país de países” y “derecho a
decidir”, el líder de Podemos continúa ubicándose como flanco izquierdo
del bloque constitucionalista, que niega en los hechos el derecho a la
autodeterminación, porque pretende que este sea antes aprobado “por
todos los españoles”, en un acuerdo con el Estado central.
Pablo Iglesias centró su oratoria contra el flanco más débil del PP, el
estallido de un sinfín de casos de corrupción, tal como ya había
establecido Irene Montero. Y apeló al resto de los partidos de la
oposición a echarlos del gobierno, en lo que fue un claro tiro por
elevación hacia el PSOE. (...)
El líder de Podemos también presentó 11 medidas contra la corrupción,
entre las que se incluyen: una nueva ley de contratos para el sector
público, más regulaciones contra el fraude, una nueva ley de
financiación de partidos políticos, que la Policía Judicial no dependa
del Gobierno, medidas contra las puertas giratorias, acabar con el
secreto bancario y crear una unidad especial para recuperar el dinero de
la corrupción.
El relato de Podemos, una vez más, sitúa como el problema más
acuciante la corrupción de las instituciones, que según Iglesias están
“enfermas” y a las que habría que “higienizar” para “rescatar la
democracia”. (...)
"España es una chica de 20 años buscando trabajo y una mujer de 50
que sabe que no lo va a encontrar” y “España es una camarera de piso con
dolores de espalda y que cobra una limosna por cada habitación que
limpia”.
Estas fueron algunas de las metáforas de Pablo Iglesias para
dar cuenta de la situación de enorme precariedad laboral, aumento de la
pobreza y desigualdad que se ha extendido en los últimos años, mientras
un 3% de millonarios tiene ingresos similares al del 30% de la población
con menores ingresos.
Pero la fuerte denuncia de la desigualdad social y la llamada “trama”
del IBEX 35 -expresión de la conjunción de intereses políticos y
empresariales al servicio de las grandes fortunas-, fue antesala de la
propuesta de un tímido programa de gobierno de tipo socialdemócrata,
para “controlar” a los grandes capitalistas y promover un pacto entre
los trabajadores –que entrelíneas significa las burocracias sindicales
que dirigen los principales sindicatos– y los “empresarios de verdad”
(sic).
Así Iglesias ha vuelto a retomar parte del argumentario con el que nació Podemos, como es el discurso a favor de los supuestos “empresarios patrióticos”.
La lógica de la nueva denuncia a “la trama” tiene a favor que denuncia a
buena parte de los poderes fácticos del capitalismo español, como son
las tupidas redes clientelares tejidas entre las empresas del IBEX35,
una parte del alto funcionariado, algunos políticos del bipartidismo y
los grandes medios de comunicación.
Sin embargo, al mismo tiempo, es una
operación para separar a la clase capitalista entre los grandes
empresarios y el IBEX35 y el resto del empresariado que Podemos
considera “progresista y patriótico” (el 80% que se agrupa en la
heterogénea categoría de las PyMEs y que está a la vanguardia de la
extensión de la precariedad y la superexplotación laboral).(...)" (Josefina L. Martínez ,Diego Lotito , Izquierda Diario, 14/06/17)
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