13.7.17

Deber de insolencia: Que se joda Francia y su historia imperialista, sus muros, sus murallas y sus delirios capitalistas

"(...) Hace poco se ha sometido a la diputada recién elegida Danièle Obono a un auténtico juicio en la radio en directo en el que se le recordaron sus orígenes y la suerte de haber sido elegida en este país. Se le conminó a reconocer una especie de deuda respecto a los valores de la República. ¿Cómo usted reacciona ante este caso?

La campaña contra Danièle Obono es simplemente racista y sexista. Se le ataca por haber apoyado una petición apoyando tanto a mí mismo como al rapero Saïdou d el grupo ZEP [siglas en francés de Zona de Expresión Popular] a raíz de la denuncia presentada por la extrema derecha contra nosotros por haber dicho en el li bro /CD “ que se joda Francia - deber de insolencia”: “Que se joda Francia y su pasado colonialista, sus olores, sus tufos y sus reflejos paternalistas. Que se joda Francia y su historia imperialista, sus muros, sus murallas y sus delirios capitalistas” (*).

Nos encontramos ante la misma operación que con el concepto de “sociedad civil”. En este caso se trata de esencializar la nación Francia negando los conflictos que la atraviesan, tanto ayer como hoy. Hay una Francia de los dominados y una Francia de los dominantes, y se enfrentan.

Lo que se le reprocha a Danièle Obono son sus tomas de postura antirracistas, anticolonialistas y en contra de la guerra. El hecho de que además sea una mujer negra quien adopta estas posturas es insoportable para quienes defienden la Francia imperialista, que desde Costa de Marfil a Mali pasando por Libia y Siria no deja de participar en estas guerras mortíferas por el petróleo, el gas y los minerales estratégicos.

Dos semanas después del atentado de Londres se produjo un ataque contra la mezquita de Finsbury Park. A finales de junio un individuo trató de atropellar a los fieles que salían de la mezquita de Créteil. También esta semana se ha producido un tiroteo ante la mezquita de Avignon. Es impactante el contraste entre la mediatización de los atentados y de los muchos intentos frustrados, y la de los ataques islamófobos. ¿Cómo la explica?

Como he destacado en muchos textos recientes, nos encontramos en una secuencia histórica caracterizada por una banalización de la islamofobia. Este nuevo rostro del racismo cumple unas funciones sistémicas tanto en el plano internacional como en el plano de los países europeos. En el plano internacional reúne las condiciones que permiten forjar un consenso respecto a unas guerras por los recursos naturales encubriéndolas con la excusa “antiterrorista”. 

En el plano nacional permite desviar la cada vez mayor cólera popular contra el ultraliberalismo hacia falsos blancos, falsos adversarios, falsos peligros, etc. En pocas palabras, la islamofobia es un debate-pantalla con una enorme productividad ideológica.

El peligro social y político es que esta islamofobia difundida por las mayores autoridades del Estado en lo que concierne a Francia (desde la Ley sobre el Pañuelo de 2004 al debate sobre la identidad nacional, pasando por la ridícula prohibición del burkini en las playas francesas el año pasado, etc.) empapa ahora a una parte del pueblo de este país o, por decirlo de otra forma, ha acelerado un proceso de fascización que no se puede subestimar. 

Testimonio de ello son los pasos al acto islamófobos, pero también el aumento de la violencia policial contra los jóvenes de los barrios populares.

Al proceso de fascización contribuye el doble rasero en el trato mediático consistente en, por una parte, difundir angustia sumándola a la angustia espontánea cuando se trata de un llamado atentado “yihadista” y, por otra, contentarse con servicios mínimos cuando se trata de la violencia islamófoba.

Este doble rasero también se encuentra en los diferentes esquemas explicativos que se ofrecen: la fragilidad psicológica del autor de la violencia islamófoba frente al cálculo consciente del susodicho “yihadista”. Por supuesto, esto no significa necesariamente que la mayoría de los periodistas elija conscientemente cubrir de manera diferente ambos tipos de violencia.

El peso fundamental dado a la audiencia, la necesidad de sensacionalismo, el corporativismo periodístico, la instrumentalización política táctica, etc., convergen para producir este doble rasero. En mi opinión, es urgente organizar un movimiento social para plantear la cuestión de la prensa y de su manera de cubrir la actualidad en cuestión.  (...)"                (Alex Anfruns , Investig’Action, en Rebelión, 07/07/17)

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