"(...) Durante la época de Vennamo, Finlandia era un país emigrante, en el que
decenas de miles de personas se marchaban a Suecia para conseguir una
vida mejor. Durante la época de Soini, Finlandia se convirtió en un país
acogedor al que llegaban decenas de miles de refugiados, primero de
Somalia y luego de Oriente Próximo.
Aunque las cifras no son muy
elevadas, la asimilación de personas con culturas considerablemente
diferentes dentro de una sociedad como la finlandesa, que es más bien
homogénea, ha dado lugar a un comportamiento político concreto conocido
como “escepticismo migratorio” (maahanmuuttokriittisyys) que,
aunque hace referencia en exclusiva al deseo de disminuir el número de
inmigrantes en el país o a cuestionar la efectividad de la actual
política migratoria, también se ha convertido en un término
políticamente correcto para referirse al racismo en política.
Esta corriente de sentimientos hostiles hacia los inmigrantes, que llega
incluso a negar rotundamente la dignidad humana de las personas de
otras razas, penetró en el Partido de los Finlandeses cuando creció su
electorado y, por consiguiente, su número de diputados.
En 2007, el
partido tenía 5 diputados de un total de 200 en el Parlamento, pero en
2011 sorprendió al país con un incremento de 34 diputados adicionales y
se convirtió en el tercer partido más votado del país, con un 19% del
voto nacional.
Aunque el partido estaba dirigido por el sólido y
carismático Soini, y centraba su programa sobre todo en los asuntos
anteriormente mencionados de luchar contra la pobreza y hacer campaña en
favor de los valores sociales conservadores, entre los nuevos diputados
había candidatos que hicieron campaña con programas antiinmigración e
incluso con polémicos mensajes racistas. (...)
Un ejemplo de este tipo de diputados electos es Jussi
Halla-aho, un investigador universitario que escribe un blog sumamente
polémico llamado Notas desde un oeste que se va a pique.
Este blog incluye declaraciones tan infames como por
ejemplo la que afirma desear que una mujer liberal sea violada por una
banda de inmigrantes, o declaraciones en las que se aleja del programa
tradicional pro pobres del Partido de los Finlandeses para afirmar que
“el valor de un ser humano está en relación directa con el valor del
trabajo que realiza”. (...)
Desde ese momento, el mismo Partido de los Finlandeses, que celebraba la
victoria de 2011, también se convertía en un grupo bastante heterogéneo
que mezclaba un viejo populismo rural con urbanitas críticos con la
inmigración y el multiculturalismo. (...)
La tensión dentro del partido se fue incrementando a medida que crecía
la insubordinación del ala dura contraria a la inmigración. (...)
En marzo de 2017, Soini declaró que tras 20 años a la cabeza del
partido, no se presentaría a la reelección durante la Asamblea General
del partido que tendría lugar en junio. (...)
El 10 de junio, la Asamblea General eligió con una clara mayoría a Halla-aho como nuevo líder del partido.
(...) los antiguos moderados sorprendieron a todo el mundo dándose de baja
como miembros del Partido de los Finlandeses y formando su propio
movimiento político. (...)
El nuevo grupo se autodenominó en un principio “La nueva alternativa”,
pero unos días más tarde cambió su nombre por el de “El futuro azul”.
Según el ministro Terho, el nombre hace referencia a “estabilidad, paz y
patriotismo” y es un movimiento de “alegría y esperanza”.
Terho también
explicó que el nuevo partido giraría en torno a la idea de “respeto a
la humanidad” y confianza en “la gente finlandesa y su capacidad de
sacar adelante a Finlandia”. La definición que hace Terho del partido es
reveladora, puesto que al enfatizar la humanidad pretende distanciarse
lo máximo posible del ala dura de Hall-aho. (...)
Hoy en día, la historia del Partido de los Finlandeses es la historia de
dos partidos: uno que mantiene viva la tradición rural del partido y
otro que se suma al club europeo de extrema derecha, caracterizado por
una manifiesta vocación xenófoba y neofascista. (...)
En ese sentido, la Asamblea General del 10 de junio fue un auténtico
parricidio, ya que la nueva generación asesinó a su creador. Aunque el
resultado, en lugar de conseguir arrebatar el control del partido, han
sido dos partidos de extrema derecha: uno nacionalista, patriótico, que
defiende el Estado de bienestar y que es implícitamente xenófobo, y otro
partido de línea dura, manifiestamente xenófobo y monotemático en su
antimulticulturalismo.
Está por ver qué concepción cala más entre el
electorado de cara a las elecciones de 2019, y así podremos evaluar de
forma retrospectiva cuál de las dos visiones es la que ha estado
proporcionando el empuje electoral que el partido ha disfrutado hasta el
momento." (Ilona Lahdelma, CTXT, 12/07/17)
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