"El gobierno italiano ha desembolsado 17 mil millones de euros de
fondos públicos (del ‘árbol mágico de dinero') para rescatar a dos
bancos venecianos. Los bancos no serán nacionalizados, sino entregados a
Intesa Sanpaolo Spa, el mayor banco de Italia, por la suma simbólica de
¡un euro!
Intesa garantizará los depósitos en efectivo de los bancos
venecianos, pero va a despedir a varios miles de empleados del banco, a
pesar de obtener 900 nuevas sucursales y mil millones en garantías
financieras del gobierno. Intesa se hará cargo de todos los préstamos
“buenos” de los bancos venecianos, mientras que el estado se queda con
todos los “malos”, que deberán ser cancelados y dados por perdidos o
cobrados, si se puede, a largo plazo.
Así que una vez más, las
actividades imprudentes de algunos bancos y el estancamiento de la
economía que hizo que muchas empresas no pudiesen pagar sus deudas han
de ser 'rescatadas' por el estado con dinero en efectivo. El rescate
equivale al 1% del PIB de Italia, aumentando el tamaño de la deuda del
sector público, ya masiva, de Italia, que alcanza el 135% del
PIB.
Intesa consigue unos bancos saneados por sólo 1 euro, al igual que
JP Morgan consiguió la red bancaria de Bear Stearns en la crisis
financiera global por 1 dólar - todo pagado con impuestos o préstamos
del gobierno. El estado y la gente no reciben nada por sus 17 mil
millones de euros.
Lo más irónico es que el acuerdo italiano rompe
las reglas bancarias establecidas por los gobiernos de la UE después de
la crisis financiera mundial para evitar que los inversores tenedores
de bonos bancarios fueran rescatados a costa del contribuyente. En
virtud de la “Directiva de recuperación y resolución bancaria de la UE”
(BRRD), los rescates primero deben ser financiados por los tenedores de
bonos bancarios, incluyendo los llamados bonos senior, y sólo después,
en última instancia, con fondos de la UE.
Pero la Junta de Resolución
Única de la UE aceptó, bajo la presión del gobierno italiano, que no se
trataba de una auténtica 'crisis bancaria' que requiriese la
intervención de la UE y que Italia podía sola resolver el problema.
Después de todo, los bancos venecianos suponen sólo el 2% del sistema bancario. Pero
lo que no se tuvo en cuenta fueron las enormes pérdidas que ya habían
asumido otros bancos italianos, como Monte dei Paschi. De hecho,
Italia tiene 300 mil millones de euros de créditos “malos” en sus libros
de contabilidad, un 20% del PIB.
Una solución según las reglas de la UE
habría requerido que Italia encontrase otros 12 mil millones de euros
para el fondo de garantía de depósitos del país. Y UniCredit, Monte dei
Paschi di Siena y UBI Banca habrían tenido que realizar nuevas
ampliaciones de capital y es probable que los inversores no hubieran
acudido a ellas.
El acuerdo ha sido mal recibido por Alemania, ya
que infringe las nuevas normas bancarias hasta el punto de hacerlas
irrelevantes - pero el jefe del BCE, Mario Draghi, es italiano y fue el
anterior director del Banco Central de Italia. Para los alemanes, es una
señal de que una mayor integración económica en la zona euro es
imposible si los estados nacionales rompen las reglas de manera
flagrante.
Si los bancos hubieran
quebrado, los depósitos se hubieran perdido y los tenedores de bonos
hubieran visto sus activos cancelados – algo malo electoralmente porque
muchos tenedores de bonos son pequeños empresarios convencidos por los
bancos para invertir en preferentes. La noticia del acuerdo ha sido
recibida con entusiasmo por el mercado de valores.
Por lo tanto
tenemos otro rescate bancario, nueve años desde la crisis financiera
global que nacionalizó las pérdidas causadas por los banqueros que
quebraron y privatizó los beneficios para los banqueros restantes:
exactamente lo que las reglas de la Unión Bancaria de la UE pretendían evitar.
Miles
de empleados bancarios se quedarán sin trabajo; pero los inversores
bancarios y los tenedores de bonos están encantados con la fórmula del
nuevo banco. El estado acumula más deuda y por lo tanto aumenta la
presión para implementar más austeridad para pagar la deuda. Y otros
banqueros saben que, si vuelven a liarla, pueden escaparse con un
rescate estatal y continuar como antes.
No
hay la menor consideración en este acuerdo de la posibilidad de que la
gente a través del estado hubiera podido quedarse con estos bancos (y
los otros grandes bancos) transfiriéndolos en propiedad pública y
convirtiendo a la banca en un servicio público para los hogares y las
pequeñas empresas y no un medio de especulación imprudente, codicia y
corrupción. Por el contrario, este “trabajito” italiano es business as usual." (Michael Roberts
, Sin Permiso, 01/07/2017)
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