"Muchos analistas económicos se preguntan cuándo vendrá la próxima
recesión en la economía mundial. Otros exclaman sorprendidos: ¿Cómo es
posible? ¿Todavía se habla de una recuperación anémica y ya están
pronosticando la próxima recesión?
Lo que sucede es que las
economías capitalistas viven en ciclos de expansión y recesión. La fase
de crecimiento en cada ciclo puede durar más o menos años, pero
inexorablemente esa fase es interrumpida y remplazada por una etapa
descendente. De este modo, la interrogante no es si va a desencadenarse
otra recesión o no. La pregunta es cuándo va a sobrevenir dicho
acontecimiento. (...)
Nuevamente, la economía de Estados Unidos representa el mejor
experimento histórico para hablar de recesiones y de la inestabilidad de
las economías capitalistas. (...)
Para el periodo que arranca en 1948 la economía de Estados Unidos ha
padecido 11 recesiones: una cada seis años en promedio. Así que si
observamos que la “recuperación” de la crisis de 2008 ya tiene nueve
años de duración, la próxima recesión ya no debería tardar mucho.
Algunos indicadores muestran que las recesiones en Estados Unidos se
han hecho más largas y profundas, aunque no necesariamente más
frecuentes. Pero cuando llega la recuperación, el punto alto del nuevo
ciclo invariablemente es inferior al correspondiente del ciclo anterior.
Es decir, la economía muestra una tendencia a mantener tasas de
crecimiento cada vez menos vigorosas.
No falta quien señale que la
fase de expansión del ciclo anterior (antes de la crisis de 2008) tuvo
una duración mayor a la del promedio. Eso es cierto, pero eso se explica
porque la expansión del crédito a través del mercado de derivados y de
los bancos “sombra” permitió mantener el crecimiento de manera
artificial. O sea que la fase ascendente se prolongó no porque la
economía gozara de buena salud, sino porque se mantuvo en una sobredosis
de endeudamiento que ahora hace más difícil la recuperación plena.
En
la historia de Estados Unidos (desde 1850) ninguna fase de expansión
económica ha durado más de 10 años. (Los lectores pueden verificarlo).
Hoy la economía estadunidense mantiene una tasa positiva de crecimiento
desde 2009, lo que significa que ya es la tercera ola expansiva más
larga en la historia de ese país. Cada día que transcurre aumenta la
probabilidad de ver la llegada de una nueva recesión.
Frente a estos pronósticos pesimistas se yergue un conjunto de indicadores favorables.(...)
Pero hasta los más optimistas reconocen los nubarrones oscuros en el
paisaje económico. El desempeño en el mercado bursátil está asociado a
la flexibilización monetaria que fomentó más la especulación que la
inversión productiva. Las cifras del mercado laboral no ocultan la
creciente precarización del empleo. (...)
Por otra parte, la baja inflación no es necesariamente un indicio de
buena salud. La deflación ha estado asociada al sobre-endeudamiento que
permitió la expansión en el ciclo anterior (el endeudamiento del sector
privado se acercó a 300 por ciento del PIB en 2007). Hoy la Reserva
Federal admite que la tasa de inflación sigue por debajo de la meta de 2
por ciento, lo que hace cada vez más difícil justificar un incremento
en la tasa de interés.
Finalmente, el consumo comienza a repuntar,
pero al igual que en la fase de crecimiento 2001-2007, este consumo no
está apuntalado por salarios al alza, sino por crédito y el efecto
riqueza provocado por la inflación en el precio de algunos activos. Por
eso el último informe del Banco de Pagos Internacionales (www.bis.org)
considera que la próxima recesión podría tener un origen similar a la
de 2008, con el exceso de endeudamiento afectando negativamente tanto el
consumo como la inversión.
La próxima recesión no es inminente,
pero como se dice en Wall Street, las recuperaciones no mueren de edad
avanzada. Y cuando llegue el momento de afrontar esa contracción, la
Reserva Federal no tendrá margen de maniobra. Como la tasa de interés
seguirá siendo baja, la Fed no podrá recurrir a reducciones en dicha
variable con el fin de reactivar la economía. La próxima recesión podría
no ser tan violenta como la crisis de 2008, pero será más difícil de
contrarrestar." (Alejandro Nadal
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