"España se encamina a una situación de sequía extrema si no llueve
este otoño. Las reservas hidráulicas del país se encuentran al 38,9% de
su capacidad total, según el Ministerio de Agricultura, Pesca,
Alimentación y Medio Ambiente. Los embalses de la cuenca del Segura solo
tienen un 14% de agua. Es una situación normal para la Península
Ibérica que, agravada por el efecto del cambio climático, reduce la cantidad de agua que llega a los cauces a igual cantidad de lluvia.
“La temperatura media del país ha subido en las últimas décadas. Y eso
ha supuesto que las aportaciones a los acuíferos y los ríos, que es el
agua que podemos utilizar, se hayan reducido”, explica a La Marea Santiago Martín Barajas, responsable de Agua de Ecologistas en Acción e ingeniero agrónomo.
La situación es grave, corrobora el doctor en Ciencias Físicas Daniel
Sánchez Muñoz, aunque dependerá de “cómo se produzca la recuperación”.
No obstante, el científico no es optimista, ya que los escenarios de precipitaciones para el otoño son “bastante malos”.
“Llevamos un retraso de año y medio, y no vamos a recuperarlo en un
mes. Lo que me da miedo no es que no llueva ahora, sino que el verano
que viene las reservas van a estar muy justas, porque no va a haber una
recuperación tan grande. El suministro de agua para el consumo humano
está garantizado, pero no así para el riego, al menos en algunas zonas”,
advierte Sánchez Muñoz.
El año hidrológico 2016-2017, que terminó el pasado 30 de septiembre, ha sido un 15% más seco
que la media del periodo 1981-2010 (el marco de referencia usado por
los meteorólogos). “Los periodos de sequía en la zona del Mediterráneo
han existido desde siempre, y se repiten en periodos de 10 a 15 años”,
afirma Sánchez Muñoz, aunque incide en que el cambio climático
antropogénico también juega un papel importante en la escasez de agua.
La escasez de agua no se debe solo a una falta de lluvia. El consumo
excesivo de recursos hídricos también pasa factura a las cuencas
hidrográficas. “Todos los escenarios dicen que hay que reducir el
consumo, pero tanto los actores económicos como nosotros a nivel
personal no nos estamos adaptando”, admite el científico. No entiende,
por ejemplo, por qué no se plantean medidas de ahorro, como el uso de agua no potable para el regadío de zonas verdes, hasta que no se declara una alerta . (...)
Martín Barajas está de acuerdo: “Llevamos meses advirtiendo que, después de la primavera seca que tuvimos, había que poner restricciones al regadío,
pero no se hizo nada”. Y argumenta que es necesario afrontar un cambio
en el modelo agrícola nacional: “Para obtener un cierto equilibrio
hídrico habría que pasar de las 4,1 millones de hectáreas de regadío
actuales a alrededor de 3-3,2 millones”.
Para Martín Barajas, detrás de
la falta de medidas está “la mentalidad desarrollista tanto del
Ministerio de Medio Ambiente, que tiene las competencias en agua, como
de las comunidades autónomas, que no dejan de fomentar la creación de
nuevos regadíos”. (...)" (Santiago Sáez
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