"El 5 de febrero el mercado de valores de Estados Unidos experimentó su mayor caída desde mediados de 2007, justo antes de la crisis crediticia, la crisis de la banca y el inicio de la Gran Recesión.
¿Se
 repite la historia? Según el viejo dicho, la historia no se repite, 
pero rima. En otras palabras, hay ecos del pasado en el presente. Pero 
¿cuáles son esos ecos en este momento? Hay tres posibilidades.
1) 
Esta caída será similar a la de 1987 y será seguido por una recuperación
 rápida y decisiva y el mercado de valores y la economía de Estados 
Unidos reanudarán su reciente marcha ascendente. La caída será vista 
como un bache en la recuperación de la Larga Depresión de los últimos 
diez años.
2) O podría ser como 2007, cuando la caída de la bolsa 
anunció el comienzo del mayor colapso de la producción capitalista 
mundial desde la década de 1930 y del mayor colapso conocido en el 
sector financiero - para ser seguido por la recuperación económica más 
débil desde 1945.
3) O, finalmente, podría ser como 1937, cuando 
el mercado de valores cayó cuando la Reserva Federal de Estados Unidos 
subió los tipos de interés y el 'New Deal' de la administración 
Roosevelt dejó de invertir para estimular la economía.  La
 Gran Depresión se reanudó y sólo se terminó con la carrera de 
armamentos y la entrada de los EEUU en la Segunda Guerra Mundial en 
1941.
Ya he analizado la relación entre el mercado de valores (capital 
ficticio como lo llamaba Marx) y la economía 'real' del capital 
productivo en un artículo anterior de 2016. .
El
 mismo día de la caída de la bolsa prometía su cargo el nuevo presidente
 de la Fed Jerome Powell, que reemplaza a Janet Yellen. Powell se 
enfrenta ahora a algunos nuevos dilemas.
Marx hizo la observación 
clave que lo que impulsa los precios del mercado de valores es la 
diferencia entre las tasas de interés y la tasa general de ganancia. 
Lo 
que ha mantenido los precios del mercado de valores al alza ha sido el 
muy bajo nivel de los tipos de interés a largo plazo, fijados así 
deliberadamente por los bancos centrales, como la Reserva Federal, de 
todo el mundo, con tasas cero a corto plazo y flexibilización 
cuantitativa (QE, la compra de activos financieros con inyecciones de 
crédito). La brecha entre los rendimientos sobre la inversión en el 
mercado de valores y el coste de los préstamos para invertir en ellos ha
 sido enorme.
Por supuesto, todos los días, los inversores toman 
decisiones 'irracionales', pero, con el tiempo y, en conjunto, las 
decisiones de los inversores de comprar o vender acciones o bonos se 
basa en la rentabilidad que han obtenido (sean intereses o dividendos) y
 los precios de bonos y acciones evolucionan en consecuencia. 
Y esa 
rentabilidad, en última instancia, depende de la diferencia entre la 
rentabilidad del capital invertido en la economía y los costes de 
financiación. Si los precios de las acciones se desvían en relación con 
la rentabilidad del capital en una economía, es inevitable con el tiempo
 que caigan de nuevo. Cuanto más se desvíen, tanto mayor será la 
eventual caída.
Así que hay dos factores clave para juzgar si esta
 caída de la bolsa se parece a  1987, 2007 o 1937: la rentabilidad del 
capital productivo (¿sube o cae?); y el nivel de endeudamiento de la 
industria (¿será demasiado caro su servicio?).
En 1987, la 
rentabilidad del capital aumentaba. Estábamos justo en la mitad del 
período neoliberal de creciente explotación del trabajo, la 
globalización y los nuevos avances tecnológicos, todos los cuales eran 
factores que contrarrestaban la tendencia decreciente de la tasa de 
ganancia. La rentabilidad siguió aumentando hasta 1997. Y las tasas de 
interés, tras las subidas de la Fed, se reducían gracias a la inflación.
En
 2007, la rentabilidad caía (había estado disminuyendo desde finales de 
2005), el mercado inmobiliario estaba comenzando a hundirse y se 
esperaba que la inflación aumentase y por ello, la Fed preveía elevar su
 tasa política, como planifica ahora en 2018. Sin embargo, existen 
diferencias entre 2007 y la actualidad. El sistema bancario no está tan 
expuesto e involucrado en derivados financieros de riesgo.
 Y aunque la 
rentabilidad en la mayoría de las grandes economías está todavía por 
debajo del pico de 2007, las ganancias totales está aumentando. Puede 
ser que los salarios estén empezando a crecer y esto podría reducir las 
ganancias en el futuro. Además, la Fed planea elevar las tasas de 
interés y, por lo tanto, eso también reduce las ganancias a medida que 
aumentan los costes de servicio de la deuda.
Tal vez 1937 se acerque mucho más a la situación actual del capitalismo estadounidense.  He escrito sobre los paralelismos con 1937 antes. La rentabilidad en 1937 se había recuperado de las profundidades de 1932, pero todavía estaba muy por debajo del pico de 1926.
Y
 más preocupante ahora es que la deuda corporativa desde el final de la 
Gran Recesión en 2009 no se ha reducido. Por el contrario, nunca ha sido
 mayor. Basandose en una muestra global de 13.000 entidades, la agencia S & P estima
 que la proporción de sociedades altamente apalancadas - aquellas cuya 
deuda/ganancias excede x5 - se situó en el 37 por ciento en 2017, 
comparado con el 32 por ciento en 2007, antes de la crisis financiera 
global. 
Durante 2011-2017, la deuda corporativa no financiera mundial 
creció en 15 puntos porcentuales hasta el 96 por ciento del PIB.
La
 caída de la bolsa me dice dos cosas. En primer lugar, que la economía 
de Estados Unidos, siendo la economía capitalista más grande y más 
importante, es la que arrastra a las demás. No es Europa, ni Japón, ni 
China donde se desencadenará una nueva crisis mundial, sino los EEUU. En
 segundo lugar, esta vez la recesión no estallará por una crisis 
inmobiliaria o una crisis bancaria, sino por una crisis del sector de 
sociedades no financieras. 
Comenzarán las quiebras y las bancarrotas en 
la medida en que las empresas capitalistas más débiles tengan 
dificultades para cumplir con sus cargas crediticias y se producirá una 
reacción en cadena.
La historia no se repite, pero rima.  La
 masa de ganancias en las principales economías sigue en aumento y las 
tasas de interés, la inflación y los aumentos salariales siguen siendo 
bajos históricamente. Eso debería aliviar el colapso de los precios de capital ficticio (y todavía son altos).  Pero la tendencia de las ganancias, tasas de interés y la inflación podrían cambiar pronto."                  (Michael Roberts 
 
  
  , fuente: Next Recession, en Sin Permiso, 07/02/2018)
 
 
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