"Después de semanas de negociaciones, el Partido Socialdemócrata de
Alemania (SPD) y la coalición formada por la Unión Cristianodemócrata
(CDU) y la Unión Socialcristiana (CSU) de Baviera han llegado a un
acuerdo de gobierno.
Habrá nueva Gran Coalición. Angela Merkel será
canciller por otra legislatura, la cuarta desde que ocupa el cargo desde
2005. Martin Schulz —“nunca entraré en un Gobierno de Angela Merkel”—
se convertirá en ministro de Asuntos Exteriores, cartera siempre
agradecida en Alemania por su prestigio, proyección pública y poco
desgaste.
Los socialdemócratas también llevarán las carteras de
Finanzas, Familia, Justicia y Medio Ambiente. A la CDU le corresponderán
las de Economía, Sanidad, Educación y Agricultura, y a la CSU las de
Interior, Transporte y Desarrollo. (...)
El SPD tiene pocos motivos para celebrar y muchos para preocuparse por la Gran Coalición: una encuesta de INSA para el diario Bild pronosticaba
una nueva caída del partido hasta el 17%, con Alternativa para Alemania
(AfD) pisándole los talones tan solo dos puntos por detrás. La
Izquierda se quedaría en un 11% a la espera de la resolución de sus
conflictos internos, principalmente la propuesta realizada a finales de
diciembre por Oskar Lafontaine de relanzar el partido como movimiento
siguiendo el ejemplo de la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon. (...)
Aunque el foco mediático esté lógicamente puesto en el desgaste de los
socialdemócratas y sus renuncias para impedir la convocatoria de unas
nuevas elecciones —que se celebrarían bajo la amenaza de un más que
probable ascenso de la derecha populista—, el destino del Ministerio del
Interior, cuyas riendas pasarán a estar en manos de los
socialcristianos bávaros, no resulta de menor interés.
El
próximo responsable de Interior será Horst Seehofer, el actual ministro
presidente de Baviera y presidente de la CSU. Se trata este de un
partido conservador con una fuerte impronta regionalista y arraigo en el
land, cuyos resultados en votos han estado históricamente por
encima del 50%.
Bajo la dirección de Seehofer, la CSU ha virado estos
últimos años claramente a la derecha, y desde su despacho en Berlín el
político bávaro podría utilizar su nuevo cargo para ampliar el espacio
de la derecha, normalizar el discurso de la derecha populista e,
incluso, preparar el terreno para futuras coaliciones con AfD siguiendo
el modelo austríaco.
Significativamente, bajo el amparo del Ministerio
del Interior se creará otro, que podría traducirse como de “país”,
“patria” o “nación” (Heimatministerium), y que, a pesar de las bromas y
preocupación que ha generado en las redes sociales, existe desde el año
2013 en Baviera bajo la dirección del Ministerio de Finanzas local.
En
enero, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, fue uno de los
invitados al congreso de la CSU, donde fue presentado por el portavoz
del grupo parlamentario del partido, Alexander Dobrindt, como “nuestro
amigo”.
La participación de Orbán, que como era de esperar levantó
polvareda en el panorama político alemán, fue interpretada por los
medios de comunicación como un lance a Merkel por parte de Seehofer,
partidario de endurecer aún más la política migratoria y de asilo. Por
su política nacional-conservadora, Orbán está bien valorado tanto por el
grueso de los socialcristianos bávaros como por AfD o el movimiento
Pegida.
Igualmente bien recibido por la CSU fue el nuevo Gobierno
austríaco. Las propuestas de la coalición entre conservadores (ÖVP) y
ultraderecha (FPÖ) en Viena de aumentar los controles y reducir las
aportaciones económicas a los refugiados encuentran eco en la vecina
Baviera. “Con Sebastian Kurz tiene Baviera y Alemania un aliado más en
Europa”, declaró al diario Die Welt Dobrindt, que describió al
nuevo gobierno austríaco como una posibilidad de “corregir los errores
del pasado”.
Del nuevo canciller austríaco se valora especialmente su
capacidad de haber alcanzado una coalición con el FPÖ sin apenas haber
sufrido desgaste político en su país e internacionalmente, poniendo fin,
justamente, a un gobierno de gran coalición. Los problemas de la CDU de
Merkel reafirman a la cúpula de la CSU en el rumbo adoptado y la animan
a ampliar las fracturas e intentar buscarle un reemplazo bávaro.
(...) las próximas elecciones en el land de Baviera, que se celebran el
14 de octubre, servirán para ver hasta qué punto el péndulo se inclina a
la derecha. Según la última encuesta disponible, de Civey para el Augsburger Allgemeine Zeitung,
la CSU obtendría un 39% seguida del SPD (14,8%), AfD (13,1%) y Los
Verdes (11,4%).
Si los socialcristianos deciden romper el tabú y llegar a
algún tipo de acuerdo con AfD para garantizar esa “mayoría de
derechas” política y social de la que hablaba Dobrindt, Baviera podría
convertirse en un laboratorio donde poner a prueba el modelo austríaco. " (Ángel Ferrero, El Salto, 08/02/18)
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