"La economía española tiene síntomas
de resfriado, de correr algún riesgo de griparse: repunta la
insolvencia, uno de los principales síntomas previos a la crisis que
asoló su tejido productivo y su mercado laboral en la última década, y
el dinero circulante en metálico se reduce a niveles desconocidos.
Los concursos de acreedores, es
decir, el número de empresas que se declaran insolventes ya sea por
iniciativa propia o por demanda de un acreedor, repuntaron el año pasado
un 2,2% después de tres ejercicios consecutivos de reducción y
alcanzaron los 4.211, con un importante peso de las empresas del sector del comercio, que presentaron 970 insolvencias,
y de la construcción, que alcanzaron las 809, según los datos de
Axesor, la principal entidad española de ráting y monitorización de
sociedades. (...)
El primero de esos sectores, que ya registró 868 concursos en 2016, se encuentra inmerso en una profunda crisis que ha llevado a echar la persiana a más de 100.000 tenderos en una década tras perder más de 27.000 millones de negocios en siete años a manos de medianas y grandes superficies
y del comercio electrónico, mientras el segundo, que generó otras 928
insolvencias el ejercicio anterior, se encuentra en plena fase de
despegue con la recuperación del sector inmobiliario. (...)
El aumento de las declaraciones de insolvencia, la falta de efectividad
de la Ley Concursal para sacar a flote esas sociedades y las normas que
esta establece para liquidarlas a las que no remontan tiene efectos
secundarios tanto para las arcas públicas como para los proveedores, que
acaban por no cobrar el grueso de las cantidades pendientes.
Eso, en el
caso de las empresas privadas, entraña el riesgo de generar cascadas de
falta de liquidez, tal y como comenzó a ocurrir hace una década en
España. (...)
Al aumento de las insolvencias, que llega dos años después de que el Instituto Nacional de Estadística dejara de monitorizar el creciente volumen de letras y efectos de comercio impagados en el país, se le añade otro dato inquietante: la vertiginosa reducción del dinero en metálico que circula en la calle.
Algunos economistas interpretan la reducción del dinero circulante en un sistema como un síntoma de gripado de la economía real, algo no descartable en España, donde la coincidencia de las marcas históricas simultáneas de creación de riqueza y de desigualdad revela
la evidente avería de los circuitos de distribución de la renta.
No
obstante, en el volumen de dinero circulante también influyen, además
del desplome de las rentas, otros factores como el aumento de las
transacciones electrónicas o las reticencias de las familias a sacar
ahorros de sus cuentas.(...)" (Eduardo Bayona, Público, 24/01/18)
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