1.2.18

Prepararse para la próxima recesión en Europa

"Si usted no entiende lo que está pasando con la economía de la eurozona, no es el único. Un día nos dicen que el crecimiento está definitivamente fuera de moda; al otro, que la recuperación ya está en marcha; y al tercero, que el Banco Central Europeo está analizando enviar un cheque a cada ciudadano para estimular la producción y recrear inflación. Pocas veces el panorama económico ha sido tan confuso.

 Por casi una década, el crecimiento anual de la productividad en las economías avanzadas fue cercano al 1%, contra el 2% de antes. (...)

Pasemos ahora al crecimiento actual. En 2015, la producción de la eurozona apenas superó el nivel de 2008, un desempeño deslucido que no es atribuible a la lentitud con que creció la productividad.  (...)

Parte de la explicación está en la desaceleración de las economías emergentes. Pero esos factores externos también valen para el Reino Unido y Suecia, y sin embargo sus tasas de crecimiento están entre 2 y 3%. 

Lo cierto es que a la eurozona le falta empuje interno. A pesar del crecimiento de los ingresos, las familias son renuentes a consumir y construir; y a pesar de un gran aumento de las ganancias corporativas, las empresas no se muestran proclives a asumir riesgos e invertir.
Una causa de tanta prudencia es que el futuro se ve sombrío.(...)

  La prolongación de este malestar mantiene la inflación por debajo de la meta, lo que a su vez provoca un aumento excesivo del tipo de interés real.

Con una economía más frágil de lo que debería, el BCE cruzó un Rubicón tras otro tratando de estimular la inflación. Pero a pesar de todos los intentos, el resultado de la batalla aún es incierto.

De modo que hay que hacer una tercera pregunta: ¿qué podría hacer la eurozona si hubiera un deterioro grave del entorno global, por ejemplo, una suba acelerada de las tasas en Estados Unidos o una recesión declarada en China? (...)

Pero permitir otra recesión después de una recuperación breve y endeble sería visto por los ciudadanos como un fracaso importante de las autoridades, y debilitaría aún más el apoyo al euro.
En este contexto, el BCE está analizando abiertamente cuál sería la respuesta correcta. En una entrevista reciente, su economista principal, Peter Praet, señaló explícitamente que “todos los bancos centrales” pueden imprimir dinero y enviar un cheque a cada uno de los ciudadanos; una opción límite a la que se denominó “arrojar dinero desde el helicóptero”.

 Como las familias se gastarían parte de los ingresos inesperados, la medida estimularía la demanda interna y el nivel de precios. (...)

¿Podría emplearse en cambio una opción explícitamente fiscal? Suponiendo que los gobiernos por separado no quieran aumentar el gasto, la eurozona como entidad conjunta podría endeudarse para financiar políticas de estímulo al crecimiento.

 Una versión mejorada del plan Juncker (el esquema del presidente de la Comisión Europea para invertir 315 000 millones de euros a lo largo de tres años), sobre la base de proyectos preseleccionados, que se activarían llegado el momento, sería una importante protección contra el riesgo de recesión.

Algunos de esos proyectos podrían ser inversiones que ayuden a limitar el calentamiento global o a preparar a los trabajadores para la economía digital. El endeudamiento se realizaría en forma conjunta, y debería tener una fuente de respaldo exclusiva, ya sea mediante un impuesto o un aporte dependiente del PIB, que permita a la eurozona devolver el préstamo.

Sin duda, las dificultades políticas inherentes a este esquema complicarían llegar a un acuerdo. No es seguro que un plan de endeudamiento conjunto de la eurozona genere menos rechazo que una transferencia cuasifiscal orquestada por el BCE.

 Lo que está claro es que la eurozona debe evaluar estas opciones, porque tarde o temprano tal vez deba usar alguna de las dos."             (Jean Pisani-Ferry, a professor at the Hertie School of Governance (Berlin) and Sciences Po (Paris), Project Syndicate, 31/03/16)

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