"Del España va bien, al «Todavía no podemos gastar todo lo que nos
gustaría» que dijo M. Rajoy a los pensionistas. Lo cierto es que la
situación se encamina hacia la pobreza de solemnidad.
«Se retrocede con
seguridad pero se avanza a tientas», decía Benedetti; y aquí estamos tan
atascados, que no es que no se avance, sino que retrocedemos en el
tiempo, hacia la pobreza, que parece irremediable.
¿Cuántas veces
hemos escuchado que la crisis está a punto de terminar? «La recesión ha
quedado atrás», decía el ministro de Guindos (La cara de la caída de Lehman Brothers en España,
elegido ahora vicepresidente del Banco Central Europeo), aunque con
riesgos de que haya una salida en falso.
Lo uno y lo otro a la vez;
malas predicciones y medias verdades, que realmente son mentiras y
falsedades, para consumo de inocentes (CuartoPoder 27 de julio de 2013). Pese a todo, o precisamente por ello, puede que digan la verdad, la suya; ha llegado a su fin porque e el modelo que querían.
Los
que provocaron la crisis, la han gestionado en beneficio propio. Han
conseguido el objetivo que pretendían. Han eliminado el modelo de
bienestar que se estaba construyendo con lucha y esfuerzo a lo largo de
años, por el neoliberalismo económico, el totalitarismo político y la
insolidaridad social.
Menos Estado, más economía, menos democracia, más
opresión y menos derechos. La crisis es también política, social,
cultural y de valores; y la derecha está dando su respuesta a todas
ellas.
El poder económico ha conseguido su modelo con poco
esfuerzo; infundiendo miedo, aislando a los individuos y con corrupción
política e institucional. Posiciones autoritarias, en detrimento de las
instituciones democráticas, secuestradas por las élites.
Han conseguido
todo el poder sin oposición visible, porque quienes tenían que haberse
opuesto a ese modelo, han estado desaparecidos de la escena y sin
combate. Algunos han confundido, ser alternativa a las políticas de la
derecha, con participar en la alternancia en el poder, sin cambiar el
modelo, o practicando seguidismo político.
Cuatro son las preocupaciones de la gente según el último Barómetro del CIS:
el paro, la corrupción y el fraude, los partidos y la política en
general. Nada nuevo; son exactamente las mismas preocupaciones que el
CIS detectó al menos hace dos años.
El 50,7% considera que la situación
económica es «mala o muy mala», el 41,8% que «regular»; sólo el 7% la
considera como «buena o muy buena» y sin esperanza: el 61,3% considera
que dentro de un año estará «igual o peor».
Cuando la Política,
con mayúscula, se hace más necesaria que nunca, para abordar los graves
problemas que nos llevan a la miseria y a la pobreza, los políticos
aparecen como una de los cuatro plagas. En lugar de verse como solución,
se percibe como problema. Un 73,4% de la población cree que la
situación política es «mala o muy mala» y sólo un 3,1% la ve como «buena
o muy buena».
De hecho, el 41,4% de la ciudadanía consideran que la
situación política está peor que hace un año y que dentro de un año
seguirá igual o aún peor lo dice el 71,1%. Poco optimismo y ninguna
confianza en la política, los partidos y sus líderes, que siguen sin dar
una respuesta efectiva a los problemas reales, mientras la pobreza se
extiende como la mala hierba.
La crisis ha sido un golpe de Estado para «distribuir la riqueza hacia arriba»,
según David Harvey. Ha provocado lo que pretendían: una fractura
social; aumentando las desigualdades entre integrados y marginados,
entre quienes lo tienen todo y los que no tienen nada, entre ellos y los
demás.
Un modelo que favorece el individualismo insolidario, frente al
colectivo defensor de derechos. De esta forma, el individuo, aislado del
colectivo, tiene más dificultades para defender sus propios intereses.
Ahora los pensionistas se han despertado y marcan la tensión y la lucha social.
Las convocatorias de la clase trabajadora pensionista son una
invitación a la movilización general y una lección de cómo se hacen las
cosas. (...)
Se percibe que estamos peor que nunca hemos estado, Para la Agència de Qualitat i Avaluació Sanitaries, Aquas, el 29% de los niños y adolescentes en situación de pobreza
pueden acabar con una enfermedad mental. Muchos españoles se están
viendo inmersos en la pobreza y muchos son los que están en riesgo o en
situación de exclusión social.
Más allá de los datos escalofriantes del
paro, el empleo precario está provocando una situación nunca antes
conocida. 4 de cada 10 personas desempleadas no recibe ninguna
prestación (la cobertura es del 59,2%) y la cuantía media es de 827,2 euros. La desigualdad social en España es una tenencia indecente en alza. (...)
Según la Fundación Adecco en su informe Empleo para todas,
más de un 30% de las mujeres en edad laboral están en riesgo de pobreza
o de exclusión, por encontrarse sin empleo, inactivas, con trabajo en
situación irregular o con responsabilidades familiares, agravándose la
situación entre las mujeres mayores de 55 año; de hecho la tasa de paro
aumentó en diez años casi un 290%. El informe revela que el 64% de las
mujeres con discapacidad son inactivas laboralmente y la tasa de
desempleo se sitúa en el 33%. (...)
El neoliberalismo ha llegado con la pretensión de quedarse, con
estilo autoritario, desactivando a las instituciones democráticas. Con
este modelo, no es que hayamos perdido derechos, es que estamos
perdiendo libertades y cuando eso ocurre, se tarda tiempo en
recuperarlas. El neoliberalismo está crecido, con la idea de que su
pensamiento es único y no lo es. Hay que modificar la distribución del
poder y la riqueza. Hay alternativas y son posibles.
El economicismo
se ha convertido en la ideología de nuestro tiempo (dice Josep
Ramoneda, en La izquierda necesaria). Todo es economía y gestión; y la
austeridad diosa de ese despotismo.
Los partidos de izquierdas,
deben liderar la marcha hacia el bienestar.
Es preciso establecer una
fiscalidad justa y equitativa, con un sistema tributario y un gasto
público que redistribuyan la riqueza y combatan las desigualdades,
invirtiendo en los servicios públicos, la protección social y la
promoción del empleo decente, con el fin último de luchar contra la
pobreza y la exclusión, y garantizar la justicia y la cohesión social. (...)" (Víctor Arrogante , Rebelión, 05/03/18)
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