"(...) La desigualdad de género se expresa con especial intensidad en tres
grandes ámbitos en los que diversos factores materializan esa
desigualdad.
Por un lado, el ámbito de las
relaciones personales y familiares entre hombres y mujeres, donde las
diferencias de los roles de género tradicionales inciden negativamente
sobre las mujeres.
En segundo lugar, el ámbito del trabajo, en el que se asigna a la mujer un papel subordinado, segregado y precario.
Y en tercer lugar,
el ámbito del Estado de Bienestar y de las políticas públicas, en las
que se reproducen las desigualdades de género que provienen del mercado
de trabajo y los sesgos de género de nuestras instituciones. (...)
En el contexto español, los factores que se desarrollan en estos tres
ámbitos y que materializan la desigualdad de género, son, a su vez,
causa de ineficiencias económicas y sociales dada la creciente brecha de
formación entre hombres y mujeres. Entre la población adulta en España,
las mujeres tienen un mayor nivel de estudios; y más aún entre la
población joven. (...)
La organización de la sociedad española descansa fundamentalmente sobre
las familias, y dentro de ellas principalmente sobre las mujeres. Sin
embargo, el gasto público de España en “familia e hijos” está a la cola
de la UE: el 1,3% del PIB, la mitad del promedio de gasto europeo. Esta
organización “familista” está indisociablemente unida a bajas tasas de
fecundidad y a la sobreexplotación de la mujer. (...)
Para superar esta situación, EFC defiende cuatro líneas prioritarias de intervención institucional: políticas centradas en la educación; políticas en el mercado de trabajo; políticas de cuidado y dependencia; y políticas institucionales, fiscales y macroeconómicas. (...)
1.- Políticas educativas
Hay estudios que explican que las niñas, a partir de los 5 o 6 años, ya tienen la sensación de pertenecer a un grupo inferior (...)
EFC defiende la necesidad de:
- Reforzar algunos rasgos de la educación tradicional de los varones en las niñas como la asertividad y de la de las niñas en los varones como la empatía.
- Fomentar entre las niñas la vocación por las disciplinas académicas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
- Revisar los materiales didácticos y garantizar que existan ejemplos de mujeres en todos los campos de la creación científica y artística.
- Considerando las potencialidades de la economía digital y del modelo de crecimiento basado en la sociedad de la información y el conocimiento, se deben emprender acciones que potencien en las niñas y mujeres sus comportamientos, actitudes y capacidades en estas materias, especialmente en las etapas iniciales de la formación escolar.
- Urge poner en marcha actuaciones que incluyan actividades con las empresas y centros educativos para combatir la segregación horizontal en el mercado de trabajo, promoviendo la elección entre las niñas y jóvenes de itinerarios formativos científicos y tecnológicos, visibilizando la presencia de mujeres en estos sectores que faciliten la ruptura de estereotipos de género.
2.- Políticas centradas en el mercado de trabajo
Las mujeres españolas tienen, respecto a los hombres,
menores tasas de actividad y de ocupación, mayores tasas de paro, de
temporalidad, de rotación y parcialidad indeseada en los contratos,
además de verse perjudicadas por una fuerte segregación que las orienta
hacia sectores más precarizados, peor retribuidos y con menor
posibilidad de desarrollar una carrera profesional. (...)
EFC propone:
- Establecer políticas que fomenten la flexibilidad en el tiempo de trabajo y la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, no sólo para las mujeres sino también para los hombres. Jornadas interminables a demanda del empleador son incompatibles con la conciliación.
- Adoptar medidas para una mayor meritocracia en los procesos de selección, retención y promoción en el trabajo.
- Fomentar la productividad y la consecución de objetivos frente al presentismo o la antigüedad.
- Publicar el reparto de las remuneraciones por género con total transparencia, de forma inmediata en las mayores empresas para su implantación rápida y progresiva en todas las empresas. Los consumidores tienen derecho a optar por bienes y servicios de empresas más igualitarias y desde el Estado se deben implantar sistemas eficaces de incentivo y seguimiento.
- Avanzar más en la efectividad de la legislación que asegure la eliminación del techo de cristal y lograr la paridad de mujeres en la cúspide del poder de las empresas.
3.- Políticas de cuidado y dependencia
La política no puede dar la espalda a ese otro
trabajo, el trabajo de cuidados no remunerado que iguala en horas al
remunerado, y está aún más desigualmente repartido. (...)
La muy débil fecundidad actual, 1,3 hijos por mujer en
edad fértil, es consecuencia de la situación de precariedad que viven
las mujeres y de la ausencia de una política de apoyo a la conciliación
entre trabajo y familia, dirigida a hombres y mujeres por igual.
Ante esta realidad, apremia:
- Equiparar el gasto en protección social en porcentaje del PIB con la media europea o incluso situarlo por encima, sin que mantener el nivel de inversión previo a la crisis sea suficiente en un país como el nuestro que lleva largos años a la cola de la UE. España debe empeñarse en aumentar y mejorar el gasto público para avanzar hacia una sociedad inclusiva y en igualdad de género.
- Desarrollar escuelas públicas infantiles de calidad de cero a tres años, como pilar central de la estrategia, acompañándolas de un sistema de permisos por nacimiento o adopción que sea igual y obligatorio para madres y padres, remunerado al 100% y no transferible, de forma que la maternidad deje de penalizar laboralmente a las mujeres.
- Desarrollar incentivos directos o indirectos para garantizar avances en corresponsabilidad como son la fiscalidad individual, desgravaciones por permisos de cuidado para los hombres, o medidas educativas a través de un sistema de enseñanza y de programación del ocio y la publicidad que ofrezcan modelos alternativos de masculinidad, más compatibles con el cuidado por parte de los hombres.
- Potenciar sistemas mixtos de cuidados, con apoyo público e institucional, pero que garanticen también el derecho a cuidar y ser cuidados en el entorno familiar, asegurando el poder adquisitivo de las pensiones, potenciando las residencias de mayores y centros de día.
- Avanzar en el diseño de ciudades más amigables para las personas con discapacidades y movilidad reducida, y en el desarrollo de viviendas públicas adaptadas.
- Regular debidamente los sectores del cuidado, para evitar que los trabajos de cuidados sean de baja calidad, estén precarizados y se desarrollen fundamentalmente en el ámbito de la economía informal.
4.- Políticas institucionales, macroeconómicas y fiscales
(...) La tendencia hacia una política deflacionista, y la merma de la
inversión pública que lleva asociada, está incidiendo especialmente
sobre los sectores de la sociedad más desfavorecidos, incluyendo a las
mujeres que dependen en mayor medida, por su nivel de renta y
patrimonio, de unos servicios sociales que están siendo pasto de los
recortes. (...)
Por otro lado, también el sesgo hacia la
mercantilización, la privatización y la individualización del riesgo,
están incidiendo negativamente sobre la igualdad de género: el sector
privado (que no demuestra ser siempre más eficiente que el público y se
mueve por el ánimo de lucro) eleva los costes de los usuarios y acaba
desplazando la carga hacia las familias (ya estamos viendo que algunos
servicios hospitalarios reducen el número de días de hospitalización de
los pacientes en aras de una supuesta mayor “eficiencia”).
En consecuencia, EFC propone:
- Poner en marcha sistemas de incentivos específicos para la contratación de mujeres que contrarresten la tendencia “natural” a priorizar la contratación de hombres en sectores económicos que están masculinizados.
- Auditar los resultados de los procesos privatizadores con modelos que incorporen, además de la evaluación del impacto sobre el bienestar de las personas usuarias, potenciales impactos desiguales de género al trasvasar hacia las familias trabajos no pagados que recaen fundamentalmente sobre las mujeres.
- Embridar el proceso de financiarización especulativa de la economía, reformando leyes como la hipotecaria y promoviendo el alquiler público de viviendas para hogares monoparentales y con menor nivel de renta.
- Facilitar el tránsito del modelo fiscal español hacia un modelo más individualizado teniendo en cuenta que la posibilidad de tributación conjunta supone un desincentivo a la actividad del segundo perceptor de la familia.
- Avanzar en la elaboración de informes solventes sobre el impacto de género en los Presupuestos Generales del Estado, priorizando aquéllas partidas presupuestarias que tengan mayor potencial transformador.
- Mejorar la evaluación de género en las políticas públicas, estableciendo nuevos indicadores económicos del bienestar, para lo que se precisa nuevo material estadístico, siendo urgente que el Instituto Nacional de Estadística realice la demorada Encuesta de Empleo del Tiempo que proporcione datos para medir la importancia, el reparto y la naturaleza del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que realiza la población española.
Por todo ello es necesario el desarrollo de
políticas coherentes en el ámbito educativo, laboral, social y económico
para que el círculo vicioso de la desigualdad de género se convierta en
un círculo virtuoso que permita no solo acabar con la injusticia
histórica que sufren las mujeres sino también avanzar en el bienestar de
toda la ciudadanía. (...)" (Economistas frente a la crisis, 07/03/18)
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