"(...) Como era de esperar, la política ha ido a rastras del escándalo, ha
escenificado la indignación, ha exigido la dimisión de Cifuentes y ha
amenazado con mociones de censura. Pero ahí acaba el asunto, la clase
política, también la nuestra, ni quiere ni sabe ir más allá. A fin de
cuentas, ir más allá supondría empezar a analizar cómo se ejerce el
poder en nuestras democracias, y por qué estas son tan propensas a la
corrupción.
Posteriormente, el escándalo ha terminado afectando a la Universidad Rey
Juan Carlos (URJC), la institución que supuestamente expidió el título,
al parecer con toda clase de irregularidades. El caso de la Rey Juan
Carlos es interesante porque nos acerca a otra perspectiva. De un parte,
muestra algo evidente: esta Universidad ha sido un "chiringuito
universitario" del Partido Popular.
Chiringuito, por supuesto, pagado
con dinero público. Esta Universidad (no obviamente toda la estructura
pero sí un buen número de sus profesores y departamentos) ha promovido,
sin mucho disimulo, un retiro dorado para una buena cantidad de
políticos del partido, ha servido también de espacio de formación de
futuros cuadros y además ha sido la incubadora de algunas consultoras y think tanks populares. (...)
En realidad y por ser claros, la Universidad Rey Juan
Carlos es un caso límite de los mismos esquemas de prebendas y
clientelismo que dominan la universidad española, en algunos casos
vinculados al poder político propiamente dicho (los partidos), y en
otros simplemente como coto particular del poder académico (los
mandarines y cátedros de turno).
La Universidad no es la clase política, y sin embargo
pertenece a esa misma galaxia de la corrupción, que inevitablemente se
forma cuando el poder no es público y cuando el poder no está
convenientemente distribuido "entre muchos".
Pero el caso de la
Universidad no es único. Se podría hablar, desde luego, de todo aquello
que recibe el nombre de "sociedad civil", o de una forma todavía más
evidente, de ese cascarón público lleno de dinámicas
ultrafinanciarizadas que eran las cajas de ahorro. Nótese bien, una
modalidad de banca casi pública, privatizada ya antes de su
privatización, por una particular alianza de élites políticas e
intereses empresariales.
De una forma muy concreta, la "privatización de lo público", que es la
fuente de toda corrupción, se manifiesta en el caso Cifuentes como
ejemplo palpable de la degeneración de una institución pública ya de por
sí muy degradada, la Universidad. (...)
Donde antes existían ciclos de cinco y seis años plenamente públicos y
cursos de doctorado también públicos, ahora hay una inacabable sucesión
de másters, extraordinariamente caros y excluyentes.
El máster, a pesar
de su por lo general mediocre calidad, se ha convertido en el "título
que realmente importa". Y por mucho que estos másters estén promovidos y
gestionados por universidades pagadas con dinero público, no dejan de
ser espacios de negocio privado bastante poco transparentes, y por ende
extremadamente propensos a la "corrupción". (...)
En ningún caso se ha llegado a elevar el tiro lo suficiente como para
plantear lo que sería el mayor alivio para esos estudiantes y familias,
la vuelta a un sistema de estudios superiores plenamente público y
transparente, sujeto al más amplio debate académico y ciudadano. (...)" (Emmanuel Rodríguez, CTXT, 10/04/18)
No hay comentarios:
Publicar un comentario