13.4.18

Lo grave no es Cifuentes... lo peor es que la Universidad Rey Juan Carlos ha sido un "chiringuito universitario" del Partido Popular. Esta Universidad ha promovido un retiro dorado para una buena cantidad de políticos del PP.

"(...) Como era de esperar, la política ha ido a rastras del escándalo, ha escenificado la indignación, ha exigido la dimisión de Cifuentes y ha amenazado con mociones de censura. Pero ahí acaba el asunto, la clase política, también la nuestra, ni quiere ni sabe ir más allá. A fin de cuentas, ir más allá supondría empezar a analizar cómo se ejerce el poder en nuestras democracias, y por qué estas son tan propensas a la corrupción. 

 Posteriormente, el escándalo ha terminado afectando a la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), la institución que supuestamente expidió el título, al parecer con toda clase de irregularidades. El caso de la Rey Juan Carlos es interesante porque nos acerca a otra perspectiva. De un parte, muestra algo evidente: esta Universidad ha sido un "chiringuito universitario" del Partido Popular.

 Chiringuito, por supuesto, pagado con dinero público. Esta Universidad (no obviamente toda la estructura pero sí un buen número de sus profesores y departamentos) ha promovido, sin mucho disimulo, un retiro dorado para una buena cantidad de políticos del partido, ha servido también de espacio de formación de futuros cuadros y además ha sido la incubadora de algunas consultoras y think tanks populares. (...)

En realidad y por ser claros, la Universidad Rey Juan Carlos es un caso límite de los mismos esquemas de prebendas y clientelismo que dominan la universidad española, en algunos casos vinculados al poder político propiamente dicho (los partidos), y en otros simplemente como coto particular del poder académico (los mandarines y cátedros de turno). 

La Universidad no es la clase política, y sin embargo pertenece a esa misma galaxia de la corrupción, que inevitablemente se forma cuando el poder no es público y cuando el poder no está convenientemente distribuido "entre muchos".

 Pero el caso de la Universidad no es único. Se podría hablar, desde luego, de todo aquello que recibe el nombre de "sociedad civil", o de una forma todavía más evidente, de ese cascarón público lleno de dinámicas ultrafinanciarizadas que eran las cajas de ahorro. Nótese bien, una modalidad de banca casi pública, privatizada ya antes de su privatización, por una particular alianza de élites políticas e intereses empresariales.

 De una forma muy concreta, la "privatización de lo público", que es la fuente de toda corrupción, se manifiesta en el caso Cifuentes como ejemplo palpable de la degeneración de una institución pública ya de por sí muy degradada, la Universidad.   (...)

Donde antes existían ciclos de cinco y seis años plenamente públicos y cursos de doctorado también públicos, ahora hay una inacabable sucesión de másters, extraordinariamente caros y excluyentes. 

El máster, a pesar de su por lo general mediocre calidad, se ha convertido en el "título que realmente importa". Y por mucho que estos másters estén promovidos y gestionados por universidades pagadas con dinero público, no dejan de ser espacios de negocio privado bastante poco transparentes, y por ende extremadamente propensos a la "corrupción".   (...)

En ningún caso se ha llegado a elevar el tiro lo suficiente como para plantear lo que sería el mayor alivio para esos estudiantes y familias, la vuelta a un sistema de estudios superiores plenamente público y transparente, sujeto al más amplio debate académico y ciudadano. (...)"              (Emmanuel Rodríguez, CTXT, 10/04/18)

No hay comentarios: