"En los últimos días la derecha brasileña había entrado en un estado
de desesperación. Después de imponer en la agenda política la
posibilidad de la prisión de Lula, descontando una decisión que creían
segura del Supremo Tribunal Federal de Brasil, sus sueños habían
empezado a debilitarse.
Un conteo preliminar de los votos del tribunal
parecía favorecer a Lula, sugiriendo un quiebra del consenso de Curitiba
que se había impuesto hasta ese momento. Un consenso jurídicamente
absurdo por una condena sin crimen ni pruebas.
Configura claramente una persecución política, basada en el lawfare –el
uso unilateral de leyes para la perseguir a adversarios políticos–.
Nadie tiene dudas de que el juez Sergio Moro es un adversario político
feroz de Lula, que le ha negado todo tipo de recursos, que lo trata de
forma racista y discriminatorio, que frecuenta, de forma amigable,
fiestas con dirigentes de los partidos de derecha, ninguno de los cuales
ha sido tan siquiera acusado por el juez y sus colegas.
El clima era de gran expectativa. Una Revista semanal de la derecha
advertía que si Lula recibía el hábeas corpus se terminaba el caso Lava
Jato, confesando que ese operativo anticorrupción dependía de la violación de la Constitución
que dice expresamente que la prisión de un acusado solo se daría una
vez concluidos todos los recursos.
Pasa que el mismo STF, involucrado en
el clima de arbitrariedades que la Lava Jato había impuesto al país,
había decidido, en varios casos, por la prisión antes que se agotaran
todos los recursos. Pero, rompiendo con esa práctica, había anticipado
que, en el caso de Lula, volvería a hacer valer el precepto
constitucional, concediendo el hábeas corpus.
En los días previos a la sesión de ayer los medios habían usado todos
sus recursos para intentar crear un clima de presión sobre el STF,
desde el anuncio de movilizaciones de docenas de personas como si fueran
miles, hasta publicar editoriales exigiendo la prisión de Lula. Quedó
claro que solo por la vía judicial pueden impedir que Lula vuelva a ser presidente de Brasil.
Como elemento nuevo, oficiales de las FF.AA. pasaron a manifestarse
abiertamente en favor de la prisión de Lula. Hasta el mismo comandante
en jefe del Ejercito se sumó al coro, diciendo que la institución no
aceptaría que la Justicia sea tolerante con la corrupción. Esto representa la repolitización de las FF.AA.,
que se han otorgado una amnistía, al final de la dictadura, que
representa precisamente la tolerancia total con todos los crímenes que
los militares han cometido en los 20 años de dictadura.
“Intolerancia
con la corrupción” debería significar la anulación esa amnistía y el
pasar a juzgar a todos los crímenes de la dictadura. Pero ahora es solo
una frase que se sumar a la persecución política de Lula y nada más.
Las reacciones negativas han venido de varios lados, incluso de la
red Globo. En una editorial, ese medio criticó al comandante en jefe de
la Fuerza Aérea y de otros sectores de la opinión pública por aceptar la impunidad respecto a políticos de derecha, como Michel Temer y Aecio Neves, entre otros, mientras que, súbitamente, muestran preocupación por el caso de Lula.
El clima ha vuelto a ser tenso en Brasil y en todo el país, fomentado
por los medios, en particular por la red Globo, que actuó como si se
estuviera en las vísperas del golpe de 1964. Cerró su principal
noticiero con la amenaza del golpista del comandante en jefe del
Ejército – antes de decir lo contrario al día siguiente.
En ese clima el STF se ha vuelto a reunir. El voto de Edson
Fachin -que fue abogado del MST- recibió el apoyo del movimiento para su
nombramiento -en contra del habeas corpus y el de Gilmar Mendes, a
favor-.
Todo trascurrió con normalidad hasta el voto decisivo de la jueza Rosa Weber,
sobre quien habían recaído mas fuertemente las presiones de la derecha.
Incluso del mismo Sergio Moro, que no contento en hablar todo el tempo
fuera – lo cual prohibido por ley – estuvo en un largo programa de
entrevistas en una TV de derecha y centró su discurso en contra de esa
juíza.
El efecto termino siendo decisivo. Ella cambió la posición que había tenido en la sesión anterior.
Votó en contra del habeas corpus, lo cual permitió que la votación
terminara en empate. Con ello la presidenta del STF, Carmen Lucia,
militante en contra de Lula, desempató y así fue rechazado el habeas
corpus a Lula.
Caben todavía recursos y, aún siendo rechazados, como se espera, queda la decisión política en manos de Sergio Moro, de definir si decreta la prisión de Lula.
Lo cual produciría una inmensa conmoción, por ser el único líder
político nacional en Brasil, por tener 40 por ciento de apoyo en las
encuestas con la perspectiva de triunfar en primera vuelta y el enorme
apoyo popular, como lo han confirmado sus Caravanas por todo el país.
Una fantástica farsa jurídica alrededor de un departamento que nunca
fue de Lula, que acaba de ir a subasta, con lo recaudado para la
empresa que es la real propietaria del inmueble. Con ello se generó un
proceso absurdo, sin pruebas, con una condena en base a las
“convicciones” de quienes lo acusan como enemigo político.
Se entraría en un período todavía más turbulento de
la vida política brasileña si Lula fuese preso. De ahí a que, a lo
mejor, no se atrevan, pero mantengan lo que más le importa a la derecha
brasileña: tratar de impedir que Lula sea candidato a la presidencia del
país." (Emir Sader, Público, 05/04/18)
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