"(...) Tengo la impresión de que no nos tomamos demasiado en serio los cambios políticos que se están produciendo en el país.
 Quedan claras, al menos, varias cosas. Primera, que el bipartidismo ha 
terminado. En segundo lugar, que se consolidan cuatro espacios políticos
 en permanente lucha y recomposición. 
Y en tercer lugar, que a pesar de 
los pesares, Unidos Podemos sigue teniendo un suelo electoral que oscila entre el 16 y el 18% del voto.
 Para decirlo pronto y claro: España sigue siendo una excepción en la 
Unión Europea, es decir, la izquierda se consolida como un proyecto 
políticamente viable, arraigado socialmente y capaz de seguir generando,
 no sin dificultades, esperanza en una parte de la población. (...)
 Lo que cada vez más se da en nuestro continente es 
tener que elegir entre dos derechas, entre derechas extremas y extremas 
derechas. Esto se está intentado también en España. Para los poderes 
dominantes, para la trama, lo óptimo sería tener que elegir entre el PP y
 Ciudadanos, entre dos variantes de las mismas políticas y con capacidad
 de polarizar el país consiguiendo que la suma de los dos tenga mayoría 
absoluta en ambas cámaras.
 De hecho, las encuestas ya dan estas mayorías
 y la única elección real sería qué fuerza es la que encabezaría el 
gobierno.
Un dato a tener en cuenta es la desaparición del PSOE como actor político fundamental en el país. (...)
Estamos en una disyuntiva que exige análisis certeros, tomar decisiones 
firmes y claras y definir una estrategia a la altura de los desafíos del
 presente. Unidos Podemos debe resolver algunos dilemas que, de una u 
otra forma, oscurecen su futuro y que lo condenan a indefiniciones que 
no pueden durar demasiado.
 El primero está en el origen de la propia 
formación: ¿se han cerrado las posibilidades de cambiar el país? A mi 
juicio, no. Lo que sí parece claro es que el régimen ha reaccionado con 
presteza, ha limitado la expansión de Unidos Podemos consiguiendo 
demonizarla para una parte significativa de la población. Sin embargo, 
hay un dato nuevo que no estamos valorando suficientemente; me refiero a
 la emergencia del nacionalismo español.  
Ciudadanos es el que ha
 sabido liderar esta reacción y convertirla en un proyecto político que 
he denominado otras veces como “nacional constitucionalista”.Otro elemento está pasando desapercibido: la recomposición conservadora de los aparatos e instituciones del Estado. (...)
El segundo dilema es decidir si Unidos Podemos quiere seguir siendo una fuerza con voluntad de mayoría y de gobierno.
 La metáfora de la bicicleta es pertinente, si dejas de pedalear te 
caes. Una fuerza que tiene en torno a un 20% de apoyo electoral está 
obligada a plantearse en serio la cuestión del gobierno para la 
alternativa. 
No es cierto, como se suele decir, que el peligro que corre
 Unidos Podemos es convertirse en una Izquierda Unida más grande. Si UP 
no es percibida como una fuerza con capacidad de gobierno, puede 
terminar teniendo una resultados muy parecidos a los de IU en sus 
momentos más grises. 
Con frecuencia se olvida que la sensación de un 
cierto fracaso de las elecciones de junio del 2015 no fue tanto porque 
una parte de IU o de Podemos no votara a la coalición sino porque mucha 
gente sintió miedo a que UP pudiera ganar, es decir, buena como fuerza 
de oposición, como catalizador social y hasta como referente moral pero 
con muchas dudas para poder dirigir un país en crisis y con un futuro 
problemático.
La clave sigue siendo la solvencia, UP debe 
de ser percibida como una fuerza con capacidad para dirigir el país, con
 equipos preparados y con habilidad para el manejo de unas instituciones que se han hecho extremadamente complejas.  (...)
 Hablar de programa de gobierno no significa rebajar 
éste, adaptarse sin más a lo existente sino aceptar los riesgos que 
supone gobernar desde una lógica democrática y alternativa al 
neoliberalismo. Programa posible, socialmente viable y técnicamente 
coherente. 
El 10% da mucha más felicidad, permite tener estructuras, 
convivir apaciblemente con los principios y no tener dilemas morales ni 
políticos. Es cierto que uno no elige la correlación de fuerzas, pero 
podemos cambiarla y también ser cambiada por ella. UP está obligada a 
disputar el gobierno y el poder.
El tercer dilema es ¿coalición electoral o nuevo sujeto político?
 En UP corremos siempre el peligro de que los árboles no nos dejen ver 
el bosque y tomemos lo accesorio por lo fundamental. Lo primero que 
debemos de hacer es recuperar la veracidad. Unidos Podemos, la suma de 
todo lo organizado, lo que pone de manifiesto es una enorme debilidad 
orgánica y débiles vínculos con la sociedad. 
La militancia, los cuadros,
 los activistas han ido disminuyendo progresivamente en los últimos 
años. No se crece sino que se decrece. Hay mucho voto, pero poca 
organización y poca presencia activa en la sociedad. Si esta 
contradicción se acentúa, al final se puede acabar perdiendo hasta el 
voto.
Unidos Podemos, actualmente, no es mucho más que un grupo parlamentario.
 Por abajo hay poca cosa organizada. No hay comités conjuntos en las 
provincias, en las ciudades, en los barrios. No se está generando 
asambleas de base conjuntas para debatir y actuar ante los problemas de 
la ciudadanía. Será muy difícil conseguir un buen resultado electoral 
así, conseguir alianzas sociales y políticas desde la base sin 
incorporar a miles de hombres y mujeres que en su momento se movilizaron
 y que hoy han perdido entusiasmo y compromiso político.
La unidad nunca ha sido fácil. Requiere mucha 
paciencia, tenacidad y convicciones. Entre una coalición entre partidos y
 la unidad orgánica entre ellos hay muchas fórmulas intermedias. Lo que 
parece evidente es que la actual forma de relación no se puede mantener 
si queremos ser una alternativa de gobierno. Construir eso que hemos 
venido llamando desde hace años la unidad popular como estrategia 
política de cambio.
El cuarto dilema tiene que ver con la esperanza, con 
la creación de una esperanza concreta que genere ilusión, compromiso. La
 propuesta sería ir a unos “estados generales para la alternativa” con 
tres ideas centrales: construir un programa participado, elaborado 
colectivamente con vocación de mayoría; producir discurso capaz de 
iluminar una propuesta alternativa de país que identifique claramente 
nuestro proyecto y que sea capaz de conseguir adhesiones sociales muy 
amplias; por último, generar dirección, un grupo de mujeres y hombres 
capaces encabezar un proyecto, darle solvencia y convertirse en 
referentes de un proyecto alternativo.
Sé que todo esto es fácil de decir y muy complejo de 
hacer pero hacer política significa hacer posible aquello se considera 
imposible o, al menos, muy difícil de realizar. Hacer política a lo 
grande es algo más que programa o equipos, es crear imaginarios 
sociales, es potenciar sentimientos y crear identidad. 
El “sí se
 puede” es una permanente lucha contra la resignación frente a un día a 
día que nos come, que nos burocratiza y que nos convierte en esclavos de
 las fracciones de turno. El “sí se puede” es organizar proyecto, programa y vínculos sociales amplios."           (Manolo Monereo , El Viejo Topo, 09/05/18) 
 
 
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