8.5.18

Manuel Castells: algo nos sucede en estos momentos. La desconfianza pone en cuestión partidos e instituciones oscureciendo la identidad ciudadana. Sombras ­sobre sombras generan una os­curidad global en donde se mueven estrategias ocultas y poderes fác­ticos. Hemos perdido la brújula para guiarnos hacia la salida. Nuestras categorías in­telectuales están obsoletas. La angustia nos deriva hacia las drogas, legales o no, opiáceas o sintéticas...

"La camanchaca es un término tomado del aymara que el gran sociólogo boliviano Fernando Calderón, actualmente catedrático en Cambridge, utiliza metafóricamente para conceptualizar la situación en América Latina.

 Lo creo relevante para el conjunto del mundo, incluyendo nuestro país y nuestras vidas. La camanchaca, fenómeno natural de los Andes, es una bruma oscura y espesa que todo lo invade, que impide ver, que genera incertidumbre, angustia, ansiedad.

Algo así nos sucede en estos momentos. Lo que era ya no es y lo que puede ser no se vislumbra. La confusión se extiende de lo personal a lo global. Por ejemplo, aunque los gobiernos den por superada la crisis en realidad el empleo que se crea no es el mismo, sobre todo para los jóvenes.

 Su futuro se oscurece. Hay poco empleo estable. El salario medio en España es de 20.000 euros anuales, con mayoría de mileuristas. El 54% entre 18 y 34 años conviven con sus padres por no poder pagar un alquiler.

 No es menos incierto para los viejos porque constantemente les recuerdan que sus pensiones no son sostenibles. Queda la familia, pero está malherida porque los hombres no se acostumbran a que las mujeres ya no se dejan do­minar. Un 40% de los matrimonios ­acaban en divorcio al llegar a la cuarentena. 

Y aunque la religión persiste en el mundo, en nuestro entorno la Iglesia ­católica se tambalea, incapaz de adaptarse a las nuevas generaciones. Como no hay infierno, según sugiere el Papa, no nos queda ni el temor.  (...)

Mientras que nosotros no nos ­fiamos de las instituciones que gobiernan nuestra vida.  (...)

La desconfianza generalizada pone en cuestión no sólo los partidos, sino las propias instituciones oscureciendo la identidad ciudadana.  (...) 

¿Qué somos entonces? ¿Apátridas en ciernes? Porque millones de europeos tampoco se sienten representados por la Unión ­Europea. Los británicos ya se fueron y en Polonia, Hungría, Chequia e incluso en Italia, partidos electoralmente mayoritarios quieren renegociar todo.
Si extendemos la visión más allá de nuestro horizonte seguimos envueltos por la camanchaca. 

Con América Latina dominada por la corrupción que ha carcomido democracias conquistadas a duras penas hasta destruirlas en las mentes de la ­gente, con un presidente tras otro forzados a dimitir, con bandas ­criminales penetrando las instituciones, disolviendo estudiantes en ácido o asesinando impunemente a quienes denuncian su compli­cidad con el Estado, como a la concejala de Río de Janeiro Mireille Franco.

Y entre la niebla se adivina la sombra de una Casa Blanca habitada por un psicópata con un botón nuclear, que dice oponerse a la globalización que él promovió, que arenga a tropas de fieles racistas y xenófobos y que se afana en ocultar la colusión de su campaña con Rusia. 

Aunque la abogada Veselníts­kaya, que participó en la ­reunión de­ ­junio del 2016 en la Trump Tower donde se intercambió infor­mación sobre Hillary Clinton con promesas de fa­vores, acaba de declarar que es informante del Kremlin.

Sombras ­sobre sombras hasta generar una os­curidad global en donde se mueven estrategias ocultas y poderes fác­ticos que operan en las tinieblas.

Y en medio de esta confusión se acelera la revolución tecnológica sin que sepamos cómo ni para que, movida por la dinámica de nuevos mercados y pregonada por encantadores de serpientes. La inteligencia artificial, ahora sí, está penetrando todas las dimensiones de la vida, induciendo una transformación de la producción y el empleo sin que sepamos cómo reemplazar lo que se destruye. El coche autoconducido uberizará a los conductores de Uber como estos hacen con los taxistas.

Nuestra sexualidad está siendo transformada por innovaciones como la que reportó este diario hace poco tiempo de la empresa Abyss de San Diego, que produce muñecas y muñecos dotados de avanzadas capacidades sexuales y emocionales. La síntesis de ingeniería genética y computación ha llegado ya a la frontera de clonar humanos y espera sólo la oportunidad legal. 

Busquen en internet el premiado documental DNA Dreams, de la cineasta Bregtje van der Haak, sobre la empresa china que ya ha almacenado genes de miles de niños seleccionados por su inteligencia, para producir clones con estos genes en el futuro. La penetración de las redes sociales, en las que estamos todos, por multitudes de robots que amplifican y difunden por diseño, falsas informaciones sobre cualquier cosa, está cuestionando la promesa de transparencia y participación que representaba internet.

Y mientras la camanchaca oscurece todo el paisaje de lo humano, hemos perdido cualquier brújula para guiarnos hacia la salida. Nuestras categorías in­telectuales están obsoletas. Mientras no dispongamos de un paradigma cog­nitivo adecuado para el mundo que hemos creado sin ser conscientes, no saldremos de los laberintos de la ca­manchaca donde la angustia nos deriva hacia las drogas, legales o no, opiáceas o sintéticas."                    (Manuel Castells, La Vanguardia, 05/05/18)

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