"Con todo y sus inconmensurables defectos locales/regionales/globales,
a escala geoestratégica, Trump entiende la decadencia de EU –aunque
alardea lo contrario– cuando no pierde de vista que las deletéreas
guerras de Clinton, los Bush y Obama arruinaron a su país con el
aterrador dispendio militar de 7 millones de millones de dólares
(trillones en anglosajón).
No se puede soslayar que el vacío global de EU está siendo ocupado en
forma gradual por Rusia, a nivel militar, y por China, a nivel
geoeconómico.
En forma
paradójica, Europa –protegida por el paraguas nuclear de EU y la OTAN que encabeza– se volvió el competidor comercial, geopolítico y geofinanciero (euro vsdólar) de EU.
La mejor prueba es que Trump desprecia y sojuzga a Europa (incluyendo
a Gran Bretaña) –no se diga, humilla a sus dos valetudinarios vecinos
Canadá y México: otrora
aliadosen el caduco previo (des)orden mundial unipolar– mientras negocia con China en forma más equilibrada y equitativa su déficit comercial y coquetea con el retorno de Rusia al G-8.
Tales serían los tres fractales del caos global: EU/Rusia/China que configuran la nueva tripolaridad del siglo 21.
No faltan quienes agreguen a India –que desplazó a Japón con un PIB de casi el doble, medido por el Poder Adquisitivo (http://hyperurl.co/ga9dp8)– sin contar su arsenal nuclear de 130 ojivas (http://bit.ly/2Jseggu) del que carece el país nipón. India aún no exhibe su vocación geoestratégica que quizá procure más adelante.
Era previsible la fractura del G-7 hoy convertido en un
G-6+1:
El G-7 implosiona en Canadá, mientras el grupo de Shanghái asciende en China(http://bit.ly/2LCoQlO).
Antes de llegar con medio día de retardo a la disfuncional cumbre del
G-7 en Malbaie (Quebec), Trump sacudió sus entrañas cuando formuló la
imperativa presencia de Rusia para regresar al G-8:
Rusia debería estar en esta reunión, ¿Por qué tenemos una reunión sin Rusia?. Trump agregó en forma desafiante e impertinente:
Les guste o no, y puede ser políticamente incorrecto, pero tenemos un mundo que administrar(https://nyti.ms/2sKi5HD).
De facto, Trump sepulta la añeja unipolaridad, a la que se
habían subido en forma confortable los restantes miembros del G-7, y
adopta quizá la tripolaridad con Rusia y China, lo cual dejó
estupefactos a sus aliados
occidentales, con excepción del flamante primer ministro italiano Giuseppe Conte quien en un tuit avaló la sugerencia de Trump:
Rusia debe regresar al G-8. Es en el interés de cada uno(https://reut.rs/2HAfVyO). (...)
Trump llegó medio día tarde a la cumbre, arribó
retrasado 17 minutos al desayuno del día siguiente y se fue medio día
antes de su conclusión cuando volvió a la carga con el reingreso de
Rusia:
el G-8 es un grupo más significativo que el G-7. Culpó a Obama de haber permitido la anexión de Crimea por Rusia y de haber encabezado luego las sanciones y la expulsión de Rusia del G-8 (https://nyti.ms/2sKjgGR).
Si ahora el G-7 se quedó en lo que el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, bautizó como el
G-6+1, con el apoyo de Italia al reingreso de Rusia pues más bien se trataría de un
G-5+2(http://bit.ly/2LDAEUK), si es que no se sale también Japón que mantiene excelentes relaciones con Rusia, lo cual acabaría en un grotesco
G-4+3.
Lo más divertido es que Rusia no desea regresar al G-8, según expresó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov (http://bit.ly/2MdTxPu).
El G-8 nunca existió: fue un engaño de Clinton que le propinó a
Yeltsin que deglutió todos los cuentos texanos, ya que Rusia nunca fue
admitida a sus reuniones financieras, por lo que en su momento la
bauticé de
G-7.5.
Se pulveriza el
G-6+1, mientras su contrincante silencioso, pero efectivo, el Grupo de Shanghái –encabezado por China y Rusia con otros cuaro países centroasiáticos y la reciente incrustación de dos potencias nucleares India y Pakistán (con 140 ojivas nucleares) se consolida en Eurasia con su cumbre número 18 en Qingdao (China), donde el mandarín Xi y el zar Vlady Putin fortalecieron su
asociación estratégica. (...)
Se acabó el pensamiento lineal maniqueo y ahora impera la era de la hipercomplejidad no-lineal. (...)
La cumbre del Grupo de Shanghái fue como de costumbre escamoteada por
Occidente.Pero en la mitad poblacional del planeta su celebración fue seguida con sumo interés.
La sede de la cumbre fue en la provincia de Shandong, lugar de nacimiento del confucianismo, e impulsó el
espíritu de Shangháide
confianza mutua, beneficio mutuo, igualdad, consulta, respeto a la diversidad cultural(http://bit.ly/2sJSWgl).
Se trata de un neoconfucianismo geopolítico/geoeconómico: una
cosmogonía más optimista frente a la decadencia de Occidente que exhibió
sus fracturas y su egoísmo durante la disfuncional cumbre del agónico
G-7 en Quebec, en contraste con la exitosa cumbre del Grupo de Shanghái
donde el primer ministro indio, Narendra Modi, invitó al presidente
vitalicio Xi a visitar India el año entrante (http://bit.ly/2sKiNob).
Llamó poderosamente la atención un articulo de Dmitry Shlapentokh, en el portal oficioso chino Global Times, en el que aduce en forma persuasiva que
la cumbre Trump/Kim exhibe el desvanecimiento del poder de EU(http://bit.ly/2xUoW6s).
A mi juicio, es probable que la cumbre entre Trump y Kim Jong-un en
Singapur no hubiera sido factible sin la facilitación tras bambalinas
del mandarín Xi y del zar Vlady Putin, con la notable ausencia de Europa que se aferra nostálgicamente al caduco orden
occidentaly no asimila la nueva tripolaridad de EU/Rusia/China del siglo 21 que se ejerce en su detrimento." (Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada, 10/06/18)
No hay comentarios:
Publicar un comentario